El dulce placer de la violencia

noviembre 30, 2008

LISTA DE ARTICULOS DEL MES DE NOVIEMBRE DE 2008

-El dulce placer de la violencia
-Contra Carlos Fuentes
-Rufinelli en el paraíso
- A MT le gustan los premios
-Para hacer bien el amor
-Lectura de Los placeres perdidos
-Carta abierta a San Isidro de El General
-Los paraísos de Marco Tulio
-¡Alerta!
-Otro capítulo de Historia de todas las cosas (ver la parte anterior más abajo). Historia del negro simpático, Vladimiro II parte)
-Salvar al planeta
-Primera parte de la historia de Vladimiro, el negro simpático. Capítulo de la novela Historia de todas las cosas
-Se levanta polvo en San Isidro
-Descabezadero: blog destacado
-El negro simpático
-Campaña para promover la nueva edición de la novela Historia de todas las cosas (recién terminada)
-Liriam Marulanda analiza Historia de todas las cosas
-Marco Tulio y los premios
-Breve historia de todas las cosas abre viejas heridas
-Lecturas recientes: Palau, Ruvalcaba, Elmer Mendoza


Pelea a puñetazos
28 de noviembre de 2008
Hoy, después de quizás quince años de mi penúltima pelea a puñetazos, tuve un enfrentamiento con un individuo que confundió el juego rudo con la violencia. Mi anterior enfrentamiento fue con El Huesos, un rabioso tipo que, después me enteré –demasiado tarde, cuando ya tenía fisurada una costilla—era campeón nacional de karate.
Después de trabajar en mi novela este sábado por la tarde salí a la cancha de la Magisterial a relajarme un poco jugando basquet. Hice equipo contra el Bogart y le gané. Luego me tocó contra un gordo grandote. Estábamos jugando rudo y tras una jugada en la que arguye le di un codazo en la cara, me tiró un puñetazo. Lo esquivé y tomé la ofensiva.
Hace muchos años vi una película en la que un boxeador enseñaba que uno debía amagar varias veces con la izquierda y lanzar luego derechazos con toda la fuerza. Eso hice. Retrocedió varios pasos. Lo alcancé y le di un golpe de lleno en la nariz. Retrocedió sorprendido y luego, lleno de furia se abalanzó contra mi cuerpo y me tiró al suelo. Me levanté y lo tomé de la cintura queriendo tirarlo al suelo. No pude. Era demasiado pesado. Quizás cien kilos. Yo peso 95. Me tiró patadas. Luego rodillazos. Me acertó en el muslo que tengo lesionado. Seguimos lanzando puñetazos. Me atinó uno en la oreja. Luego me tiró al suelo y quise esquivarlo. Me levanté. Permanecimos un instante a la distancia, midiéndonos. Yo lo insulté a placer. El también. Me dijo anciano. Le respondí que este anciano de 59 años le iba a romper el hocico. Llegaron los compañeros y detuvieron la pelea. El gordo se retiró a la banca no sin dejar de insultar. Le dije que se levantara a ver cómo le iba en el segundo round con este pobre anciano. No se levantó. Llegó su esposa, embarazada, y con un niño. Detuvo la discusión. Yo seguí jugando pero ya me dolía el muslo.
He de decir que me dio gusto pelear. Acostumbraba a hacerlo de muchacho y tras largo tiempo de no practicar ese emocionante deporte, ya dudaba de mi capacidad. Ahora escribo esto en caliente. Hay quien dice que es vergonzoso que un hombre de mi edad se trence a pelear contra un muchacho. Tendría 25 años. Era voluminoso, buen jugador, y uno de esos tipos que al jugar sienten que nadie puede con ellos. El problema surgió del hecho de que jugando uno contra uno, lo humillé varias veces. Le metí una canasta tras otra. Lo del codazo quizás fuera cierto, pero eso no disculpa su agresión. Soy en general rudo, pero nunca tiro golpes a propósito. Creo no ser malintencionado. Lo mismo me sucede cuando ejerzo la crítica literaria. Como cualquier persona, creo tener la razón.
Al final de la pelea le pregunté a mi amigo Bogart que quién había tenido la culpa. Bogart dijo que yo. De todos modos agregó que ya no le permitirían al gordo volver a jugar en la Magisterial.

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1 comentarios

  1. Buen relato, MT. Es indudable que tu pluma hace ver la pelea casi en vivo.
    A propósito, me ha venido de preparación para ir esta semana a ver "The Wrestler", festejado regreso (dicen) de Mickey "Miren qué cara me puse" Rourke a la buena actuación.

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