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Gracias al gran escultor norteamericano Benjamin Victor que ha aceptado que su estartua en bronce de Betsabé ilustre la portada de mi novela La insaciabilidad
La semana pasada tuve 508 visitantes en mi blog, http://www.mistercolombias.blogspot.com/
Durante esta semana prepararé mi viaje a Colombia, ultimaré detalles de la edición de La insaciabilidad, iré a la presentación de la novela Martillo, de Alejandro Hermosilla Sanchez, iré el martes al noticiero de German Martinez Aceves, suspenderé natación a partir del viernes, avanzaré en la lectura de la biografía de Byron, trabajaré en la Editorial, lavaré los platos por la mañana, haré la siesta, envejeceré un poco y rejuveneceré el doble. Salud!
Reproduzco un breve boletín sobre mis próximas actividades en Colombia.
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Marco Tulio Aguilera Garramuño recibe las llaves de la ciudad de Montería y otros honores en varias ciudades de Colombia
Diario de MarcoTulio octubre 04, 2017
El
mes de septiembre pasado fue uno de los más satisfactorios para Marco Tulio
Aguilera Garramuño, académico de la Dirección Editorial de la Universidad
Veracruzana. Con su obra Relatos,
aventuras y andanzas poco ejemplares y
arriesgadas de la vida de un escritor con varias historias de montaña, selva y
amor o sexo fue declarado finalista del Concurso Nacional de Novela y Cuento
de Colombia.
Viajó a Medellín, donde con
escritores de varios países, celebró en conferencia los 50 años de Cien años de soledad. Allí hizo acuerdos
con las universidades de Antioquia y EAFIT para publicar dos novelas inéditas y
dos antologías de cuentos de su autoría.
El 18 de septiembre
asistió a una comunidad de rehabilitación de adictos en las montañas de
Antioquia, donde compartió sus experiencias como escritor y escuchó comentarios
de los asistentes, que habían leído las obras del autor.
El 20 de septiembre viajó a
Montería, capital departamental en la
Costa Atlántica, donde, invitado por la Alcaldía y el grupo literario El Túnel,
pronunció la conferencia 'Cómo ser escritor sin morirse de hambre', tras lo
cual la Alcaldía de la ciudad le concedió las llaves de la ciudad y lo declaró
por decreto oficial visitante distinguido. Al día siguiente en la Universidad
CECAR pronunció la conferencia 'De Cien
años de soledad a Historia de todas
las cosas'. La Universidad CECAR
declaró también al autor académico honorífico distinguido.
El 25 de septiembre viajó a
Cartagena, donde fue invitado a visitar la casa de García Márquez y el Convento
donde se guardan las cenizas del Premio Nobel Colombiano.
Al día siguiente se reunió con Joce
Daniels, presidente del Parlamento Latinoamericano de escritores, quien le
anunció a Marco Tulio Aguilera que en agosto del 2018, por acuerdo con Antonio
Mora Vélez, canciller del mismo parlamento, se le honraría con El libro de oro
de la literatura latinoamericana, galardón que se le entregaría en Cartagena en
una reunión de 40 escritores de varios países, que presentarían ponencias sobre
las obras de Garramuño.
Finalmente, ya en Bogotá, el 28 de
septiembre, Aguilera Garramuño asistió a una sesión de la Especialización en
Creación Literaria, coordinada por Óscar Pantoja, autor de las biografías
gráficas de Juan Rulfo y García Márquez.
Marco Tulio Aguilera Garramuño es el
académico de mayor antiguedad de la Editorial de la Universidad Veracruzana, en
la que ha laborado por 38 años, desde los tiempos de Sergio Galindo.
Video comentario sobre un libro de cuentos del colombiano David Betancourt
https://youtu.be/MGJ61srDGBo
Tomado del blog de Gustavo Arango
Columna de Vivir en el poblado, Medellín 18 de junio de 2015
La literatura de verdad rara vez aparece en las editoriales comerciales. Allí abundan las campanas pavlovianas, arrastrando multitudes que no quieren que las tomen por incultas. Se dirá: “Mire a Pablo Montoya”. Se responderá: “A Montoya decidieron acogerlo cuando resultó imposible ningunearlo”. Lo cierto es que la literatura y el negocio raras veces congenian. Si uno quisiera encontrar literatura –antes de que el tiempo dé su veredicto– tendría que buscar lejos del mundanal ruido: en las editoriales independientes o universitarias. Pero además de buenos libros se requieren lectores con criterio. De manera que la búsqueda parece la historia de dos agujas tratando de encontrarse en un pajar. No es de extrañar que, cuando se encuentran, las agujas se dediquen a apreciar mutuamente sus méritos. Por eso escribo hoy sobre un autor que hace poco celebró uno de mis libros. Leer el texto completo en Vivir en El Poblado. http://www.elblogdegustavoarango.blogspot.mx/
Columna de Vivir en el poblado, Medellín 18 de junio de 2015
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Gustavo Arango, profesor de la Universidad del Estado de NY (foto: Nadia Celis) |
La literatura de verdad rara vez aparece en las editoriales comerciales. Allí abundan las campanas pavlovianas, arrastrando multitudes que no quieren que las tomen por incultas. Se dirá: “Mire a Pablo Montoya”. Se responderá: “A Montoya decidieron acogerlo cuando resultó imposible ningunearlo”. Lo cierto es que la literatura y el negocio raras veces congenian. Si uno quisiera encontrar literatura –antes de que el tiempo dé su veredicto– tendría que buscar lejos del mundanal ruido: en las editoriales independientes o universitarias. Pero además de buenos libros se requieren lectores con criterio. De manera que la búsqueda parece la historia de dos agujas tratando de encontrarse en un pajar. No es de extrañar que, cuando se encuentran, las agujas se dediquen a apreciar mutuamente sus méritos. Por eso escribo hoy sobre un autor que hace poco celebró uno de mis libros. Leer el texto completo en Vivir en El Poblado. http://www.elblogdegustavoarango.blogspot.mx/
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Con Yoani Sánchez, la bloguera cubana |
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Con Tomás González, autor de tremendas novelas |
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Con Mordzinsky, autor de las mejores fotos de escritores que conozco |
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Para cumplir con las fantasías extravagantes de Mordzinski, corrí vestido en contravía de la maratón de Medellín 2014 |
Conocí a Tatiana Goranski, la escritora
argentina, ex colaboradora de revistas porno, telefonista de hot line, jazzista, cantante, de la forma
menos convencional del mundo. Iba MT entrando al restaurante del hotel Poblado
Constantinopla en Medellín, cuando una mujer escueta, larga, elegante,
vampiresca, vestida de negro y de largo, con un rostro bello y una nariz de
bruja buena, se levantó de una mesa, me salió al paso, me tomó del brazo y me
dijo tú debes venir a la Feria del Libro, tienes toda la facha de escritor -y de verdad iba disfrazado de escritor, con mi saco de gamuza y hasta bufanda-, ven
siéntate conmigo y hablemos de lujuria y otras tonterías divertidas. Me recitó
celéricamente su currículum, yo reciproqué con el mío, y listo, amigos para
siempre, almas gemelas, pronto me regaló
su novela reciente, La cantante de jazz,
yo le di Maeslstrom, que es una especie de
libro-basurero, donde publiqué lo que no cabía en otros libros. Luego llegó
Mordzinski, el fotógrafo de escritores famosos, el que aparece en todos los Hay
Festivals del mundo, quien le dijo ya estás haciendo de las tuyas, Tati, y ella
le plantó un beso y le dijo, mira, este es mi nuevo amigo, escritor colombiano.
Lo conozco, dijo Mordzinki, es el malo de todos los congresos. Yo sonreí y le
dije, Daniel, estadísticamente soy malo; en persona soy la mejor persona del
mundo.
Les ofrezco el primer párrafo del blog de Tatiana. Los invito a leerlo completo... en el link de abajo.
Según una página web cristiana, cerca de ciento cincuenta mil habitantes (contando sólo los de mi país natal) se están masturbando en este preciso momento, lo que genera una baja de la productividad de 3.200 millones de pesos al mes. Sin embargo, eso no nos convierte en la ovejita negra del mundo, alrededor del globo millones y millones de personas le hacen perder dinero a sus gobiernos por deleitarse en esta práctica tan personal que data del principio de los tiempos; para ejercerla, claro, nunca fue condición sine qua non la pornografía, pero hay que decir que ésta supo poner su granito de arena.
Les ofrezco el primer párrafo del blog de Tatiana. Los invito a leerlo completo... en el link de abajo.
Y hoy, una semana más tarde, ya lejos de
Medellín, en mi estudio, papaloteando en internet, encontré el blog de Tatiana,
que es, a fe mía, divertidísimo. Los invito a verlo en http://sexodo.blogspot.mx/
En Medellín la vida es más sabrosa: Adoptado por el Colegio Santa Catalina, Conferencia en la Fiesta del Libro: fotos
Fiesta del Libro y la Cultura septiembre 23, 2014![]() |
En Medellín en La Fiesta del Libro con Octavio Escobar y Ana Cristina Restrepo |
Medellín, 14
de septiembre de 2014. Fui adoptado por el colegio Santa Catalina de Siena: Bienvenido,
escritor, banderines con mi rostro y una frase que en alguna oportunidad
escribí en twitter: Yo soy como soy
porque si no fuera como que soy yo no sería yo. Y estoy contento con ser como
soy. Posters de las portadas de mis
libros y de mi rostro. Discurso del profesor de literatura, discurso mío (lo de
siempre), discurso de otro estudiante, preguntas, aplausos. Un evento
emocionante. Sólo habían leído un libro mío, El pollo que no quiso ser gallo.
Luego me regalaron en una cuca caja roja un vaso en el que estaba impreso
mi rostro y el redundante aforismo: Yo
soy como soy, etc.
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Elmer Mendoza, MT, Triunfo Arciniegas, Estéban y Octavio Escobar |
La conferencia en la feria del libro no fue
gran cosa pero sí la respuesta del escaso público (después vería con envidia
que Volpi -un autor al que casi todos los que conozco consideran mediocre, pero
que ha ganado algún buen premio y que ha tenido importantes cargos en la
diplomacia y en la administración cultural- conseguía un lleno total en una
conferencia que me pareció soberanamente pendeja.
En mi
conferencia, salón con muchas sillas
vacías, varias personas del público hablaron emocionadamente de mis cuentos y
de El amor y la muerte. Lo que descubrí es que todavía hay quien me
lea en Colombia, y que a algunas personas mis obras les han calado el corazón.
Me encontré con varios amigos –Elmer Mendoza,
Juan Diego Mejía, Mempo Giardinelli, Eduardo Antonio Parra, Mario Mendoza-, nos
tomamos fotos y hasta un selfie.
Conocí a dos argentinos: una vampiresca criatura vestida de negro que justo al
entrar al restaurante del hotel, se levantó de una silla, me saludó, tú debes
ser de los que asisten a la Feria, me tomó del brazo, me invitó a sentarme con
ella, me recitó su currículum, me dijo que era cantante de jazz –y procedió a
regalarme su libro, precisamente llamado La
cantante de jazz-, me dijo que había
trabajado en una hot line y muchas
otras cosas, todas emocionantes. Yo
reciproqué su entusiasmo y procedí a recitarle mi currículum. Nos descubrimos
almas gemelas, desaforados a deux, etc. Las edecanes y guías de la Feria, todas
preciosas, me enamoré de todas y ellas a su vez me trataron con cariño.
Invité a Elmer, siempre sonriente, bonachón,
irónico (está traducido a todos los idiomas, y la verdad, tiene a mi juicio
sólo un libro bueno), al argentino Kohan (modesto, callado, dicen que gran escritor: compré un par de
libros suyos para ver si es cierto), a Mordzinski, el más famoso fotógrafo de
los escritores, a hacer un recorrido por Medellín en taxi: vimos una ciudad
deslumbrante de limpia, sin un solo bache, ordenada, con mucha naturaleza exhuberante, cientos, miles de edificios, una
ciudad sorprendente, como no la hay en México… pero al lado del río vimos
también a 3000 indigentes (el dato lo dio el taxista) acostados, sentados,
deambulando, durmiendo. Son los habitantes de la noche, dijo el taxista. De día
duermen y de noche salen a recorrer la ciudad y a buscar comida, a atracar a
los desprevenidos, a pedir limosna. El taxista, todo un personaje elocuente que
tiene una sentencia para todo, nos explicó su propio plan para arreglar ese
problema de Medellín: llevarlos a una especie de reserva que se haría con
alguna de las inmensas fincas decomisadas a los narcotraficantes, hacerles allí
una pequeña ciudad con médicos, psicólogos, trabajadores sociales, irles
reduciendo las dosis de droga, etc.
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Con el famoso perseguidor de escritores: no puede ver uno sin fotografiarlo |
Con ese taxista haría yo buenas migas. Me
contó toda su historia: ha pasado por todo y llegó a ser jardinero y mayordomo
de la finca de un gran capo de la mafia. En las fiestas había tres cosas:
cocaína, armas y mujeres hermosas. Al capo lo mataron.
Medellín fue una fiesta. Bogotá también lo
sería.
Pero saltemos a Bogotá. Fui a Cali invitado
por el Club de Ególatras y por la Gran
Fraternidad Masónica. Ni lo del club ni lo de la fraternidad se realizó.
A cambio de ello vine a la casa de mi hermano Gustavo, un hombre de un metro
95, empresario dueño de una enorme casa con una piscina de dos carriles. En
ella hice competencias de natación
con mi sobrino Camilo, exnadador, de 22
años, con muchos tatuajes. En la primera, de 50 metros, llegamos empatados. En la
segunda, apostamos 40 000 pesos. Me ganó en el toque. Perdí mis 40 000 pesos,
pero luego los recuperé ganándole en los
50 metros a mi hemano Gustavo. Es mucho más joven pero tiene un vientre
poderoso, pesa 120 kilos.
Luego volví a retar a Camilo, en este caso, a
100 metros. Volvió a ganarme. Las competencias fueron filmadas. Espero subirlas
a este blog.
Lo de Bogotá merece capítulo aparte, que no
podré contar ahora porque tras las competencias quedé muy cansado.
Bogotá, 17 de septiembre de 2014. De Bogotá
me traigo una noche memorable con dos lectoras, abogadas las dos, hermosas y
costeñas, una rubia, con ciertos aires monacales, una expresión de frialdad en
la mirada; la otra trigueña, una verdadera ametralladora literaria, que
recitaba nombres de autores y títulos de libros leídos a velocidad de AK47; impresionaba
de ella el juego con sus senos, que velaba y desvelaba sin llegar a extremos,
elevando cada tanto el nivel de una de esas blusas cómplices, de marca (las
dos mujeres muy elegantes, sin entrar a
la madurez, las dos adineradas, las dos solitarias, no por abandono de los
hombres sino por decisión propia). Nos tomamos fotos, nos abrazamos con extremo
cariño, las invité a cenar a las dos tras una de esas presentaciones en las que el autor, MT, estuvo inspirado e
inspirador (no creo que haya mejor público que el de la librería-café-bar
Luvina, situado en un un buen barrio de Bogotá). Sentí que los asistentes me
querían, pocos habían leído mis libros, quizás ni uno de ellos tenía noción
previa de mi existencia. Milagro y Ana
María, las abogadas, se portaron como auténticas mujeres libres, sin urgencias, aunque hay que decirlo,
deslizaban miradas sugerentes, pequeñas insinuaciones, palabras de aprecio que
un macho bragado no podría haber dejado pasar. Pues yo sí las dejé pasar. A mis 66 años aquellas dos atletas del amor
podrían haberme liquidado con facilidad aunque yo hubiera usado de las más
subterfugantes argucias lingüísticas. Pero de todos modos, amigos lectores,
cuántos hervores no se levantaron como explosiones solares en mi imaginación de
adolescente senil. Durante más de dos horas me estuve preguntando: ¿me
atreveré? Pues no me atreví, siento desilusionarlos. Alguna caída que no he
contado me ha hecho prudente. Además, sinceramente, una noche de amor con aquel
par de amazonas (¡costeñas!, imagínense) me habría dejado del todo derrotado, a
menos que ellas tuvieran la samaritana intención de darlo todo a cambio de
nada, o casi nada.
Hermanito, me diría días más tarde mi hermano
el doctor-nadador (su hazaña más reciente fue competir en Hawai de isla a isla
quedando en lugar 28 a nivel mundial: te salvaste, he recibido en urgencias a
muchos casos fatales de viejos imprudentes. Podrás nadar en 38 segundos los 50 metros libres, pero no
hacer felices a dos costeñas sin arriesgar el infarto.
Estuve de acuerdo.
Cierro este capítulo con el recuerdo de una
insinuación muy directa de la trigueña que jugaba a mostrar-ocultar sus senos
(tan naturales, tan libres, tan aéreos, como frescos frutos colgando del árbol
del bien y del mal): cuando le mostré la foto de mi celular en la que se ve al galán
otoñal con el torso desnudo hasta el nacimiento de la serpiente del paraíso y
una toalla púdica cubriendo lo que la decencia oculta, ella dijo: me gustaría
ampliar esa foto para ponerla arriba de mi cama, en el techo y mirarla antes de
dormir.
Pensar que yo a mi edad pueda levantar
pasioncillas en un par de beldades como aquellas es ilusionante pero iluso.
Aunque atleta, debo reconocer las obras del tiempo.
Toda la
escaramuza se desarrolló en un restaurante de lujo, que habría drenado
feamente mi billetera, si las dos criaturas no se hubieran empeñado de manera
bastante insistente y casi implacable en que ellas, y sólo ellas, pagarían. Y
no sólo eso, sino que ellas mismas llamaron el taxi, me llevaron hasta él, apuntaron
el número de la placa, no sin antes cederme un abrazo y un beso, un abrazo
ceñidísimo y un beso en la frontera más dulce.
También tuve una conversación con Isaías Peña
en el Centro Cultural García Márquez ante un público escaso e interesado. Nada
memorable. Lo convencional. Siempre
repito lo mismo y siempre me preguntan lo mismo. Todas mis conferencias son
iguales. Quien asistió a una asistió a todas. Luego tuve una reunión con el
director de la Fondo de Cultura Ecoómica: dejé en sus manos cinco proyectos. Me dijo que respondería
en cuatro o cinco meses. Botellas al mar, bendición y adiós: el promedio de éxitos literarios es bajo con respecto a el promedio de fracasos. Si me han dado 20 premios literarios es porque he perdido 300.
El Colegio Santa Catalina de Siena me adoptó: ya no soy huérfano
Fiesta del Libro y la Cultura septiembre 18, 2014![]() |
Con Ana Cristina Restrepo y Octavio Escobar |
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Paisaje desde mi ventana |
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Con una bella lectora |
Mordzinski sacó muchas fotos, una de ellas bastante curiosa: MT corriendo a contracorriente de la maratón de Medellín, vestido sin atuendo deportivo. (Si me la manda, como prometió, prometo reproducirla en este blog).
Yo, a mi vez, le hice la competencia al fotógrafo famoso con la cámara de mi rústico teléfono Alcatel Idol. He aquí el resultado. Fuimos a un mercado y ahí Mordzinski se dio vuelo.
El el taxi hubo una sesuda discusión en la que tratamos de sacar en claro si conviene al artista ser bueno o corrosivo, como un amigo mío. Hasta Beethoven y Goethe intervinieron en la discusión. Elmer, como buen culichi, se reía de todo.
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Con Mordzinski, el bueno |
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Otra, tras momprar gallinas |
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Mordinzki en acción en el mercado, al fondo Martín Kahan, a quien pronto leeré |
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Elmer, que va a poner una venta de pollos porque dice que la literatura no da |
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Mordzinski disponiendo de Elmer |
El escritor
Aguilera Garramuño en Colombia
Xalapa Press, 8 de septiembre de 2014
El escritor Marco Tulio Aguilera Garramuño
viajará en los próximos días a Colombia,
donde atenderá varios compromisos. En La Fiesta de los Libros, una de las
ferias más importantes de Colombia, que se celebra en Medellín, participará en una conversación pública con
el escritor Octavio Escobar, titulada “Tú que puedes, vuélvete. Dejar el país y
no poder volver”.
También en Medellín participará en una
actividad llamada “Adopte un escritor”, que consiste en la asistencia del autor
a una sesión con estudiantes del colegio Santa Catalina de Sena, quienes se
habrán preparado previamente leyendo las obras del autor.
En Bogotá,
en días subsiguientes, Marco Tulio Aguilera, acompañado por Isaías Peña, Director de la Maestría de
Creación Literaria de la Universidad Central, dará una conferencia panorámica
sobre su obra, con motivo de la celebración del ciclo “Visiones de México en
Colombia”, organizado por el Fondo de Cultura Económica. Tal evento se llevará
a cabo en el Centro Cultural Gabriel García Márquez.
Durante la segunda quincena de septiembre
visitará los Territorios Nacionales de Colombia, donde impartirá varias
conferencias y talleres literarios.
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Las nuevas ventanas vistas desde el jardín de enfrente |
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Vista nocturna de la sala con las nuevas ventanas |
Vacaciones: Cero natación. Básquet cada dos días (los soles están
mortales y mi cuerpo se desacostumbró al básquet).
Leer, casi nada. Arreglos en casa.
Ventanas nuevas.
Pensando en la posibilidad de comprar una
casita de campo en plena montaña (bastante destartalada pero arreglable).
Preparando perezosamente un texto para un
libro sobre mis años en la Editorial del a Universidad Veracruzana.
No me dieron un premio que esperaba en
España.... ¡uuutos!
El 9 de agosto competiré en natación en
Aquabel Veracruz (donde el año pasado fui campeón individual) y no sé si estaré
en forma (pero que me gano mis 4 medallas, me las gano: ya tengo como 50
medallas en tres años de competir contra vejestorios de mi edad y la verdad
sólo hay dos que me pueden ganar en Veracruz: Arturo Moreno Loyo y Vitelio
Ahumada).
Preparando motores para 15 días de
Medellín, Bogotá y Cali. Peso 95 kilos, tengo 66 años y no me arrepiento de
ellos. Mi novela La insaciabilidad sigue en proceso de edición. He pedido que
se aplace hasta enero de 2015.
Y a continuación mi lanzamiento como cantante...
Y a continuación mi lanzamiento como cantante...