Reeditan Cuentos para despues de hacer el amor
mayo 21, 2008Edición 11 de Cuentos para después de hacer el amor
En la siguiente liga se consignan datos sobre las reeediciones de Cuentos para después de hacer el amor, llevadas a cabo por Punto de Lectura México y España. Antes había sido editado por Leega, México; la Oveja Negra y Plaza y Janés, Colombia. En total 11 ediciones, aproximadamente 75 000 ejemplares vendidos.
http://www.uv.mx/universo/242/arte/arte04.htm
Además encontrará una nota sobre el mismo libro escrita por
Beatriz Helena Robledo....
FÁBULAS DE AMOR Y EROS
Cuentos para después de hacer el amor, Marco Tulio Aguilera, Suma de Letras, Punto de Lectura, Madrid, octubre de 2005 (edición mexicana de la misma editorial, 2004.)
Beatriz Helena Robledo.
“Rino, rinoceronte bonachón y solitario que atraviesa una crisis existencial, se encuentra súbitamente arrebatado por una pasión. Lo ha enloquecido una hembra extraordinaria. Es un amor "contra natura", pues la hembra es nada más ni nada menos que de un helicóptero: Laura, HK-335. Enceguecido por la pasión la posee, muere de una infección venérea y ella, al cabo tiempo, da a luz un hermoso rinoceróptero.
Con este cuento comienza el libro Cuentos para después de hacer el amor, de Marco Tulio Aguilera, escritor colombiano residente en México desde hace casi treinta años. Este primer cuento hace pensar en un autor fábulas para mayores. “Contra natura” tiene todos los elementos de una fábula: los personajes: un animal y un mecánico humanizados. Rino es toda una persona: con nostalgia por un amor dejado en Amsterdam, no tiene grandes problemas de conciencia, sufre de una honda existencial, "carece de objetivos vitales, de
planes o por lo menos supraselváticos"; todo esto, antes de estar enamorado perdidamente de Laura. Fábula llena de ironía, del humor y ternura que apela a nuestra imaginación de traviesos.
Cuando pasamos al segundo cuento, “Los saúdes”, el fabulista da paso al poeta. Los saúdes es un canto a la melancolía. En este canto se trata de precisar qué es un saúd, de describir y clasificar un ser tan asombroso, por medio del cual se nos va develando lo intangible de la existencia (el amor auténtico.) Sin exactamente definir qué son los saúdes, después de conocerlos por medio de la mágica pluma de Aguilera, seguirán existiendo en la intuición del lector, ya no podrán dejar de ser pues se manifestarán en cualquier ser de la naturaleza que incite a la nostalgia.
Así, cada uno de los doce cuentos constituyen una creación distinta: unos tiernos, otros desconcertantes, otros cargados de violencia. Honradamente, resulta difícil describir esta obra. Aguilera no sólo es un maestro del lenguaje sino un maestro de la vida. Sus historias, situadas en el espacio simbólico del mundo literario, nos trasforman. No es sólo la habilidad con la cual maneja el lenguaje y “la realidad” de la cual extrae sus historias; hay un conocimiento profundo del eros humano, de la sensibilidad de cada personaje, una percepción cercana a la del poeta-filósofo. La obra está cargada de sabiduría, de refranes populares, de frases llenas de común. Su lectura no es una experiencia intelectual, sino una experiencia vital, cruda, sin tapujos, resultado de una percepción que no tiene miedo a decir las cosas por su nombre.
En estos doce cuentos la experiencia sexual-sensual-erótica es tratada en su plena dimensión de violencia, crueldad, a la muerte y ternura. Y a pesar de la crudeza de
algunos cuentos en ningún momento se hace pornografía. Todos los cuentos adquieren una dimensión simbólica, y quizás por tratar temas tan profundamente humanos como el sexo, la violencia y muerte, es que alcanzan una simbología natural, próxima al mito.
Aquí no hay gratuidad en las imágenes ni en las palabras. A excepción de los dos primeros cuentos, en que el narrador presenta la historia en tercera persona, en las demás el
personaje en primera persona asume su existencia. Nos enfrentamos con él sin mediación de narrador alguno, además desnudo, sin prejuicios, sin maquillaje, sin manipulación
por parte del escritor. Es un encuentro pleno del lector con ese ser, que es a veces un preadolescente descubriendo las primeras experiencias sexuales; a veces una prostituta en rebeldía con el hombre que la destruyó al fragmentarla en tres mujeres más, todas hechas a su imagen y medida. Todos son seres "extraviados por vida", antihéroes derrotados pero entregados en un acto tan pleno como el del amor. La experiencia literaria se vuelve experiencia vital; por eso trasforma.
En “Historia de un orificio”, se trata de un niño edad preadolescente que, sin aclararlo de antemano, nos cuenta cómo vivió la experiencia de descubrir el sexo, lo que en últimas significó un descubrimiento de sí mismo y un cambio radical en su vida. Sin embargo, es la manera como el niño hace vivir al lector su experiencia, la que lo sitúa en el plano de lo vital-literario. El lector vive junto con el niño las primeras dudas, el desconcierto, el miedo a que su madre lo descubra, el suspenso que crea la sucesión de acciones que debe ejecutar para abrir el agujero en la pared, las imágenes surrealistas pero naturales de una imaginación infantil.
Resultaría una tarea infinita e infructuosa adentrarse en cada cuento, pues son cuentos para ser leídos y releídos ojalá después de hacer el amor (el autor tiene otro libro llamado Cuentos para ANTES de hacer el amor, de una calidad semejante; fue publicado también por editorial Leega y luego por Selector en México; también por Plaza y Janés en Colombia; las ediciones mexicanas ya están agotadas.)
Hay unas constantes que van demarcando un estilo: el que cada personaje sea a la vez narrador de su propia historia lo acerca al drama: es el tiempo del presente vivido. La duración no está mediatizada por la palabra ni por la memoria ni por el recuerdo; es presencia viva. Otra constante: hay una continua referencia a la literatura, tanto a los personajes como a los autores. Podemos decir incluso que se nutre en buena medida de la literatura misma.
En las siguientes líneas recuerda a Borges, y con ello logra borrar esa línea que separa la realidad de la ficción.”Dios es grande y entonces son las puertas su vía de escape, su fuga: la de Alicia en el País de las Maravillas, las que dan entrada al mundo ctónico de Lovecraft, las del Paraíso y del Infierno de Milton, de Dante, de Strindberg, los ojos como puertas, el oído como puerta, las puertas de la percepción de Huxley, la puerta clausurada de Cortázar, las puertas de Maxime como obsesión... (“Juan Flemas despierto otra vez”, uno de los cuentos más extraordinarios que haya leído, en el que el protagonista es una especie de castrato maravilloso, que vive en pugna con un mundo que no lo comprende.)
Hay en “Cuentos para después de hacer el amor” un continuo ejercicio de reflexión, ya sea del personaje, ya del autor, lo cual abre espacio a la crítica, a la autocrítica, a la ironía o simplemente a la explicación. Casi todos son personajes muy conscientes de sí mismos, en continua reflexión sobre su propia derrota. De allí la fuerza psíquica que trasmiten.
Un libro que es verdaderamente un garbanzo de a libra: hasta el momento once ediciones en varios países —es extraño que un libro de cuentos pase de la primera edición—. Crítica unánimemente entusiasta de verdaderas autoridades (Edmundo Valadés, Jorge Ruffinelli, José Agustín, Germán Vargas —uno de los siete sabios de Cien años de soedad—, el mismo García Márquez, Juan Domingo Argüelles, Enrique Serna, Efraín Huerta y una lista verdaderamente impresionante de escritores y críticos haber disfrutado de este libro, que fue escogido por la revista Semana de Colombia como uno de los diez libros de cuentos del siglo XX en este país.) La edición española tiene una especie de valor agregado, pues a los cuentos originales del libro publicado en su primera edición se han agregado varios, que sin duda son los mejores de otros libros de Aguilera, ya agotados. Se incluyen cuentos del libro Los grandes y los pequeños amores¸ Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí y del libro Cuentos para ANTES de hacer el amor, textos que han sido premiados en diversos concursos. “Juegos de la imaginación”, por ejemplo, encabeza la antología El cuento erótico mexicano, editada por Selector. “Las tablas crujientes” recibió el Premio Xalapa, Ciudad de las Flores. El hecho de que Cuentos para después de hacer el amor haya alcanzado once ediciones en México, Colombia y España ya es índice de la aceptación de los lectores, que van encontrando en Aguilera un escritor confiable, que siempre será agradable leer. La aceptación crítica también es un buen indicio. Muchos críticos autorizados han celebrado los textos de este libro al que se podría calificar —como lo escribió Germán Vargas —uno de los siete sabios de Cien años de soledad— como “uno de los más regocijantes de la literatura latinoamericana.”
1 comentarios
Me parece sensasional q un escritor-poeta haga cuentos-fábulas d amor.
ResponderEliminarTrataré a toda costa d conseguir algunos d sus libros.
Lei el cuento-fábula del Rino y el Helicoptero y es maravilloso como juega con la pasión d un ser vivo, q se enemora d una maquina...
No tan lejod d la realidad, x q muchos d nosotros estamos perdidamnete eb¿enmorados d nuestras "laptops".