Carta abierta a un gran novelista
julio 10, 2015
Carta abierta a un gran
escritor
Gustavo Arango:
Son las dos de la mañana.
Después de nadar –mi lucha cotidiana por conservar la cordura- dormí tres horas. Me acometió el terror al
insomnio y lo primero que hice fue asomarme a la ventana –está lloviendo, una brisa fresca
limpia el aire de mi estudio en Xalapa- luego
volver a acostarme y tomar tu novela, Morir
en SriLanka. He disfrutado cada
palabra de las 180 páginas que he leído. Me faltan 220 páginas. Ya temo el día
en que se acabe el encantamiento en que me tiene tu novela. En ella encuentro
todos los libros que he leído y todas las películas que he visto. Encuentro toda mi vida: mis
mujeres, mis años en Estados Unidos, mis encuentros con Chiroloco, nuestro Gabo;
encuentro mis desesperaciones, mis esclavitudes. He encontrado argumentos que
escribí en mis pasadas novelas (argumentos idénticos), he encontrado sueños que
he vivido. No me has copiado, estoy seguro, has vivido lo mismo que yo. Qué gran novela, te digo sin
reparo alguno: ahí está Joyce, su truculencia, su poesía, su megalomanía, sus
nimias perversidades y descubrimientos, sus atrevimientos verbales, están
Onetti y Borges, Cervantes y todos los que lo merecen. Es un libro escrito para
mí y para este momento de mi vida. Supongo que tú pagaste la edición: ningún
editor se atrevería hoy a publicar semejante monstruosidad. Casi 500 páginas de
la incoherencia más coherente que se pueda imaginar. No sé si recibirás el
reconocimiento que esta obra de arte merece, pero eso en realidad no importa. Chiroloco tuvo un ojo diestro para
escoger a sus amigos y a sus discípulos. Lástima que Gabo no haya podido leer
tu novela. Me gustaría haber sido el primero en reconocer el tamaño de tu obra.
Con toda mi admiración
Marco Tulio
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