agosto 31, 2008
LAS RAZONES DE MARCO TULIO
Republico este texto, aparecido recientemente en la revista Centenario, que dirige mi amigo e incansable promotor cultural Julio César Martínez. En él doy algunas razones de mis obras. Publico esto para no dejar de alimentar mi blog. He tenido muchas actividades recientemente. Una de ellas, impartir clases en dos facultades de la Universidad Veracruzana.
En términos generales soy una persona excesiva y ambiciosa en todos los aspectos de mi vida. Una persona con grandes ambiciones y con una disciplina enorme. Paradójicamente, soy un hedonista. Privilegio el placer sobre el deber. Por fortuna el deber constituye uno de mis mayores placeres. La vanidad y un deseo casi infantil de gloria y reconocimiento son sin duda un motores grandes de mis actividades. A la edad de 24 años escribí una novela extensa y pretenciosa, que desde el mismo título, ya revelaba el tamaño de mis sueños: Breve historia de todas las cosas. Esta novela fue publicada en 1975 por Ediciones La Flor de Buenos Aires y se le concedió el Premio Nacional de Novela "Aquileo J. Echeverría" en Costa Rica. Por esos días yo era costarricence naturalizado, aunque de nacimiento soy colombiano y en la actualidad sigo siéndolo, a pesar de haber residido 30 años en México, y de tener esposa e hijos mexicanos. Terminé una licenciatura en Filosofía en Colombia y una maestría en Artes en Estados Unidos. La falta de dinero, la ya mencionada vanidad y el deseo de salir adelante lo más pronto posible, me ha llevado a participar en gran cantidad de concursos. Lo digo sin pudor alguno, sabiendo que esto va más en demérito que en encomio de un escritor serio. De ellos he ganado muchos, algunos más importantes que otros. Valoro principalmente el Nacional de Libros de Cuentos San Luis Potosí, el Nacional de Literatura Infantil Juan de la Cabada, el Latinoamericano de Cuento de la revista Plural y el de la Bienal de Novela José Eustasio Rivera. He estado a punto de ganar el Premio Planeta en México y hace un par de años fui el último finalista de Premio Internacional de Novela Alfaguara en España. La novela finalista, El amor y la muerte, fue publicada por Alfaguara en Colombia. Me atrevo a creer que he escrito y publicado libros dignos de ser leídos: Cuentos para después de hacer el amor (clasificado como uno de los libros de cuentos más importantes del siglo pasado en Colombia), Mujeres amadas, Los placeres perdidos. Estoy escribiendo una tetralogía de novelas que he titulado El libro de la vida, de las cuales se han publicado tres en Planeta, Plaza y Janés, Universidad de Puebla y Conaculta. Vivo en la provincia mexicana (en Xalapa) y me he atrevido a ejercer la crítica, el periodismo cultural, sin tapujos. He escrito literatura erótica y no dudo que algunos se hayan dejado llevar por prejuicios, sin siquiera haber leído mis libros. Participo en concursos porque me gusta romper barreras y me gusta, como a Salvador Dalí, el dinero. No defiendo más causa que la de la literatura. Querer comprender algo más allá me parece de una ingenuidad que linda con la idiotez. Por último, me siento feliz viviendo en Xalapa y disfruto de la especie de anonimato que da vivir en provincia. Puedo ir a jugar básquet a la hora que quiera y no tengo detrás a nadie par pedirme autógrafos o conferencias en los clubes de damas ociosas. Pienso que la literatura y la imaginación son más importantes que la vida “real”.
En términos generales soy una persona excesiva y ambiciosa en todos los aspectos de mi vida. Una persona con grandes ambiciones y con una disciplina enorme. Paradójicamente, soy un hedonista. Privilegio el placer sobre el deber. Por fortuna el deber constituye uno de mis mayores placeres. La vanidad y un deseo casi infantil de gloria y reconocimiento son sin duda un motores grandes de mis actividades. A la edad de 24 años escribí una novela extensa y pretenciosa, que desde el mismo título, ya revelaba el tamaño de mis sueños: Breve historia de todas las cosas. Esta novela fue publicada en 1975 por Ediciones La Flor de Buenos Aires y se le concedió el Premio Nacional de Novela "Aquileo J. Echeverría" en Costa Rica. Por esos días yo era costarricence naturalizado, aunque de nacimiento soy colombiano y en la actualidad sigo siéndolo, a pesar de haber residido 30 años en México, y de tener esposa e hijos mexicanos. Terminé una licenciatura en Filosofía en Colombia y una maestría en Artes en Estados Unidos. La falta de dinero, la ya mencionada vanidad y el deseo de salir adelante lo más pronto posible, me ha llevado a participar en gran cantidad de concursos. Lo digo sin pudor alguno, sabiendo que esto va más en demérito que en encomio de un escritor serio. De ellos he ganado muchos, algunos más importantes que otros. Valoro principalmente el Nacional de Libros de Cuentos San Luis Potosí, el Nacional de Literatura Infantil Juan de la Cabada, el Latinoamericano de Cuento de la revista Plural y el de la Bienal de Novela José Eustasio Rivera. He estado a punto de ganar el Premio Planeta en México y hace un par de años fui el último finalista de Premio Internacional de Novela Alfaguara en España. La novela finalista, El amor y la muerte, fue publicada por Alfaguara en Colombia. Me atrevo a creer que he escrito y publicado libros dignos de ser leídos: Cuentos para después de hacer el amor (clasificado como uno de los libros de cuentos más importantes del siglo pasado en Colombia), Mujeres amadas, Los placeres perdidos. Estoy escribiendo una tetralogía de novelas que he titulado El libro de la vida, de las cuales se han publicado tres en Planeta, Plaza y Janés, Universidad de Puebla y Conaculta. Vivo en la provincia mexicana (en Xalapa) y me he atrevido a ejercer la crítica, el periodismo cultural, sin tapujos. He escrito literatura erótica y no dudo que algunos se hayan dejado llevar por prejuicios, sin siquiera haber leído mis libros. Participo en concursos porque me gusta romper barreras y me gusta, como a Salvador Dalí, el dinero. No defiendo más causa que la de la literatura. Querer comprender algo más allá me parece de una ingenuidad que linda con la idiotez. Por último, me siento feliz viviendo en Xalapa y disfruto de la especie de anonimato que da vivir en provincia. Puedo ir a jugar básquet a la hora que quiera y no tengo detrás a nadie par pedirme autógrafos o conferencias en los clubes de damas ociosas. Pienso que la literatura y la imaginación son más importantes que la vida “real”.
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