Dios sí juega a los dados, de Óscar de la Borbolla
enero 07, 2015
Hace muchos años Germán Vargas, uno de los sabios que
aparecen en Cien años de soledad, escribió una frase
memorable y algo excesiva, al referirse a mi libro Cuentos para después de hacer el
amor: “Este es sin duda uno de los
libros más regocijantes de la literatura colombiana”. Me parece que la afirmación
se ajusta con mayor propiedad al libro de cuentos Dios sí juega a los dados
del mexicano Óscar de la Borbolla.
De sus cuentos destaco “Retrato sin misoginia”, auténtica
obra maestra de ingenio. Refiriéndose a una mujer dice:
Era la pura extraordinaria cáscara,
la belleza sin fondo: un delgado antifaz de maquillaje suspendido en el aire,
un poco de vacío vestido a la moda y unas medias de transparente nailon.
Usaba la cabeza como sombrero, sin más función que dar un toque de equilibrio a
los hombros. A veces, el zumbido de la mosca se apoderaba de su pensamiento y,
al entreabrir los labios anchos, carnosos y encendidos, se le salía una sílaba
silbante…
Veo en el trasfondo de este párrafo a Quevedo y a Arreola.
En “El telescopio de
Escher” se escenifica el papel del azar en la vida de los personajes y los
posibles destinos diversos que podrían padecer o disfrutar. (Y aquí vale la
pena destacar lo que hace diferente a
Óscar de la Borbolla de la mayor parte de los escritores mexicanos, en general
versados en asuntos de literatura pero ignaros en física, filosofía, física
cuántica, matemáticas, astronomía y otras ciencias que en general permanecen
ocultas a ellos, mas no a Óscar, cuya curiosidad y erudición le permiten
disertar sobre éstas y otras excentricidades en incontables y
frecuentes foros.
“Páginas de mi diario” es un cuento de realismo fantástico en
el que una bandada de ángeles holgazanes y pasados de peso se instala con gran
naturalidad en un estrecho apartamento en el DF. (Hablando de ángeles célebres
y literarios debo decir que hallo algo que diferencia a Óscar de LA Borbolla García
Márquez: siempre hay en sus textos una arista muy fina de ironía, lo que en
general no se manifiesta en Gabo, que es, en general, solemne).
“El paraguas de Wittgenstein” es un cuento netamente
hipotético: el narrador nos presenta varias opciones de un evento y las
desarrolla: qué pasaría si no hubiera sucedido esto sino lo otro:
1. Como la gente se conoce o no se conoce nunca, pero total, a veces se
enamora, suponte que la lluvia te reúne con una mujer bajo un paraguas.
Escrito a manera de incisos que van desgranando las
consecuencias lógicas divergentes de los diversos sucesos, el cuento va
planteando la posibilidad de lo que han llamado algunas teorías algo
imaginativas, los multiversos: la
existencia simultánea de muchas opciones vitales (o del infinito de opciones de
cada suceso: qué sucedería si la mujer acepta compartir el paraguas; qué
sucedería si no acepta: a dónde llevarían la aceptación o el rechazo).
Sin duda
Óscar debe conocer la philosophie des Als
Ob, la filosofía del “como si” de
Hans Vaihinger, que postula que muchas cosas que suponemos no son como
suponemos.
“La madre del metro” es un jocoso relato en el que el
protagonista disfruta intensamente de lo que la mayoría padece: los
apretujones, los olores, los asaltos,
los encuentros azarosos en los túneles subterráneos de la Ciudad de México.
Aquí asoma lo que ha constituido quizás la clave de la diferencia específica de
Óscar con respecto a los demás escritores mexicanos: la ucronía: el
planteamiento de lo absurdo, lo improbable, de lo particular como algo
perfectamente natural y posible. (Óscar ha desarrollado esta veta en una serie
de textos que ha publicado en muchos periódicos y revistas y que ha coronado en
varios libros).
Me parece que el libro Dios sí juega a los dados es la mejor
puerta de entrada al universo literario de Óscar de la Borbolla, que aporta a
la literatura mexicana una veta diferente, muy rica y digna de ser seguida: la
de un ojo crítico, imaginativo, juguetón, irónico y paradójicamente profundo.
Óscar es más diferencia específica que género próximo: lo que él llamaría un
ucrónico y yo un frenáptero. Óscar es diferente, ve diferente y escribe
diferente.
Dios sí juega a los dados, Grupo Editorial Patria, 5ª. Reimpresión, 2008.
1 comentarios
Interesantísimo punto de vista. Ha sido agradable leer cómo en tan pocas líneas, logró reflejar la sencilla y también profunda temática(s) del señor Óscar, especialmente porque es un tanto difícil encontrar más blogs o críticas sobre su trabajo (si lo comparamos con otros autores, claro)
ResponderEliminarMe ha refrescado leer esto, sobretodo ahora mismo que me he abrumado por mi trabajo; una tesis donde, precisamente, trabajo a Óscar y, en mi forma de verlo, cómo Dios sí juega con los multiversos (o de cómo las posibilidades alteran el espacio y el tiempo)
Gracias por esta entrada~