YA LA TENGO EN MIS MANOS:AGUA CLARA EN EL ALTO AMAZONAS
abril 22, 2010Ya tengo en mis manos el primer ejemplar de mi novela Agua clara en el Alto Amazonas. Me llegó ayer y desde el momento en que lo tuve en mis manos no me he separado de él. Mi primera impresión fue desagradable: la portada descuadrada, los colores opacos, las letras de un color amarillo triste. La foto de la portada, que tomó mi ex alumno Estuardo Garcés Mercado en el río Tuxpan, salió oscura, y sin embargo conserva ese aire de laberinto de agua que se va perdiendo en la espesura, sugiriendo que allá en el fondo de la Amazonia hay algo... algo que hemos perdido. No me he separado del libro: lo he llevado a todas partes y lo he mirado con frecuencia. Ese tipo de obsesión la he tenido con casi todos mis libros cuando los tengo por primera vez en mis manos: duermo con ellos al lado, los miro una y otra vez, los leo de principio a fin y siento como si nunca los hubiera leído, como si el autor fuera otro, cuando en realidad casi podría recitarlos de memoria. Este libro del Amazonas lo he escrito, sin exageración alguna, por lo menos veinte veces y de él tengo por lo menos cinco versiones que me gustan, incluyendo una de 223 páginas (Pienso que tarde o temprano voy a publicar todas las versiones). La versión de la BUAP tiene 125 páginas. Con el mismo tema publiqué en mi libro El imperio de las mujeres un cuento de 15 páginas y una crónica en la revista Crítica, así como en mi libro Maelstrom agujero negro. No tengo la fecha precisa en la que se inició mi interés morboso por el Amazonas (mi esposa ya está aburrida de oírme hablar de lo mismo por años). Sí sé que nació de una larga conversación que tuve con Pedro Botero, cartógrafo de la Amazonia Colombiana. Eso fue en Bogotá en el apartamento de mi hermana Elizabeth. Pedro me invitó a ir a su rancho en Villavicencio y allí seguimos la conversación. Hablamos del Amazonas y de Araracuara. Me contó todo: historias de amor, de muerte, de aventuras en la selva. Luego viajé al Amazonas, leí gran cantidad de libros, escribí una versión que según William Ospina estuvo entre los finalistas en el Concurso de Novela Corta Juan Rulfo de París hace varios años, luego escribí otra versión que recibió Mención Honorífica en el Concurso de Novela Breve Rosario Castellanos en México y luego escribí otra versión que fue finalista el año pasado en el Concurso de Novela Ciudad de Barbastro en España —16 000 euros a la basura, ¡y todo por una equivocación del jurado!, me digo, ja—... lo que no me causó demasiada molestia: he perdido más (175 000 dólares) frente a obras de pésima calidad (hablo, claro, de uno de los grandes traumas de mi vida: haber sido finalista en el Premio Alfaguara y… perderlo), Bueno: hay que decir que en general los escritores se guardan estos fracasos y se dedican a exhibir sus triunfos, como lo hace GGM en Vivir para contarla. Yo no. Soy un bocón. Ese es mi estilo, desagradable para algunos, pero repito: yo soy yo y si fuera diferente yo no sería yo sino otro y la verdad es que estoy contento con ser lo que soy… aunque le caiga mal a unos cuantos. Con mi novela acudí a varias editoriales grandes, entre ellas a Anagrama, y no la quisieron publicar. Finalmente decidí mandarla a la Universidad de Puebla. Y allá la publicaron. Los borradores fueron leídos por el novelista Félix Luis Viera, quien siempre mostró gran entusiasmo; por Joaquín Díez Canedo —mi gran ex jefe, hoy director del Fondo de Cultura Económica—, quien me dijo que no era la gran novela pero que era buena lectura, lo que no es poca cosa, y, además, comentó que el final de la noveleta era demasiado terrible y pesimista. Lo pensé, le di la razón y lo cambié. La nueva versión la leyó dos veces mi compañero de la editorial Silverio Sánchez: la primera en galeras para buscar errores, y la segunda tratando de disfrutar el libro. Me hizo un par de observaciones. Le di la razón y ajusté las tuercas. Otras personas que aprecio leyeron el manuscrito e hicieron útiles comentarios: Lirian Marulanda en Bogotá, Martha Cecilia Cedeño en Barcelona, Peter Broad en Indiana.
Y aquí está el libro. Lo leí ya impreso y me satisfizo: es una novela breve, me atrevo a decir profunda, intensa, pulida en su estilo hasta el último extremo. Me gusta. Ojalá les guste a los lectores. La presentará en la Feria del Libro de Puebla en el aula de la Librería del Complejo Cultural de la BUAP mi gran ex jefe Joaquín Díez-Canedo.
2 comentarios
QUÉ ALEGRÍA VERTE ALEGRE CON TU ALTO AMAZONAS. UN FUERTE ABRAZO AMAZÓNICO, QUE LLEGARON LAS AGUAS CLARAS.
ResponderEliminarisaías
Gracias profeta Isaias
ResponderEliminarSigue en pie la invitacion. Falta que confirmes.
Vamos bien y vieje lo mejor, como dice FHB, gobernador de Veracruz. Espero ver pronto la 3a edicion mexicana de Cuentos para ANTES de hacer el amor y la segunda de Poeticas y obsesiones.