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UNA HERMOSA CARTA

septiembre 21, 2010

En una de las entradas de mi blog apareció el siguiente comentario de quien fuera alumno mío quizás hace diez años. La reproduzco con gran alegría y le pido a quien se firma "Yeah" que me comunique su nombre para colocarlo al pie de su carta.

Profe, he de decirle que con lágrimas en los ojos encontré hoy su blog. Y aún mayor mi felicidad al toparme con esta entrada en especial. Encontré "Los placeres perdidos" en una libreria de Úrsulo Galván hace años, de uso me costo 40 pesos, algo roto, rayado y de una tal Sandra ( muy parecido a mí en ese entonces), y me golpeó la frescura del texto, siempre he sido muy adepto a la lectura, pero su libro en particular hizo que me animara a escribir, a expresarme incluso de manera muy distinta. Honestamente no exagero al decirle que lo que leí en su obra tocó de cierta forma una parte de mi vida.
A cambio y en gratitud silenciosa, a toda persona que conozco le regalo/presto ( lo prestado es primo de lo regalado ) "Cuentos para después de hacer el amor", por mucho mi libro favorito, no exagero al decir que he comprado al menos 15 copias. Agotado en Veracruz, lo busqué en Xalapa y sólo quedaba la edición de Punto de lectura en el Trillas México (aunque venían con errores de imprenta). Ya sólo me quedan 2 ejemplares.
Hace algunos años editaba una revista en el puerto de Veracruz, y en vano intenté contactarle para una entrevista a sabiendas que trabaja en la UV. Bendito facebook que en dos clicks me cierra con broche de oro la semana. Muchas gracias por sus libros.

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1 comentarios

  1. Profe, sólo un par de aclaraciones si me permite: si bien he tenido la fortuna de ser alumno suyo, no ha sido en aula, sino anónimamente a través de sus escritos. Aún soy estudiante de la UV en la Facultad de Comunicación, lástima (y lastima) que ya no tenga cátedras en su agenda universitaria.

    Yeah era el nombre de la revista, mi correo personal es melkicdt@hotmail.com como verá no es de google, requisito de este blog, por lo que me vi obligado a utilizar aquella vieja cuenta de la publicación, olvidando firmar como se debe.

    Atinó en lo de casi 10 años que encontré el libro en la vieja Rueca de Ghandi, tenían una bellísima empleada llamada Joyce ( imagino que todo allí tendría que ver con lo literario). Le supongo esa clarividencia a algún viaje a Catemaco.

    Disculpe si le corto abruptamente, aún tengo mucho de su blog por leer.

    Me alegra que mis palabras le alegren.

    De sobra descubierto fan suyo:

    Melki Castillo Rodríguez.

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