En defensa de Bolaño
enero 27, 2012Stanislaus Bohr, pseudónimo de un impetuoso y joven escritor colombiano sobre quien he escrito en más de una ocasión, rompe en la siguiente carta sus lanzas por Bolaño, en respuesta a mi anterior comentario publicado en este blog y titulado El motor de la envidia. Publico su carta, tan detallada y bien escrita que obviamente buscaba ser publicada en el mismo medio. Al final borré asuntos personales, pero no puedo dejar pasar una especie de afectuosa amenzaza de muerte crítica contra mi Historia de todas las cosas: "¡Ay de tí si no me gusta!" ¡Si supiera mi amigo Bohr que las críticas adversas son las que atesoro con mayor cariño!
Estimado Marco: que a un escritor no le diga mayor cosa la obra de otro escritor no significa que le tenga envidia (al autor). Significa simplemente que no le interesa (su obra), y eso se explica por muchas tendencias y aspectos subjetivos e inquietudes literarias concernientes a la biografía del despreciador y a la época que le tocó vivir. A Bolaño no le interesaba la obra de García Márquez, pero era un provocador. Hugo Hiriart publicó hace poco El arte de perdurar, en que analiza la vigencia de Borges y el eclipse de Alfonso Reyes, pese a que Borges admirara a Reyes. Una de las conclusiones más notables, es que en el ascenso social de Borges se debe en parte a su mala leche y su arte de despreciar la obra ajena. Es decir: a su conducta polémica. Y el silencio de Reyes a la timidez y el excesivo ensimismamiento. Ante lectores del espectáculo, mediatizados, cada vez más atentos a las declaraciones públicas de los escritores en los suplementos, ante la puesta en escena de una vocación, más que de la obra, sólo será famoso el que asuma el rol de chico malo. Lo que es insoslayable si lo que quieres es ser famoso, pero trivial si lo que quieres es escribir una obra estética.
Stanislaus Bohr
0 comentarios