El dinosaurio dicta una conferencia
noviembre 08, 2013
( Escrito durante una conferencia de Vicente Quirarte.Con dedicatoria a Coleridge,
Borges y García Márquez)
El conferencista leyó la primera página de la
conferencia, que me pareció sería la última. No supe si deplorar o agradecer su
parquedad. Vi, no sin agrado, que la primera página se convertía en dos, las
dos en cuatro, las cuatro en ocho. Comencé a incomodarme. El efecto que
causaban la distancia y la simetría de las hojas me impedía calcular las páginas
restantes. El conferencista no colocaba las hojas leídas sobre la mesa sino
tras las que ya había leído. Cuando llegó a la página quince fui consciente del
abuso. Al pasar a la página treinta supe que aquello rebasaba todos los
oprobios. A las doce de la noche barrunté que la conferencia sería infinita. Me
abandoné. Agradecí el consuelo del sueño. Fue una tregua corta y poco piadosa.
Comencé a soñar que la conferencia era un sueño y que no podría escapar.
Afortunadamente desperté. La conferencia seguía. Supe (conjeturé) que la conferencia
seguiría hasta un improbable infinito, que sin embargo en ese momento abusaba de su insoportable evidencia, y que no me podría liberar de ella ni despierto ni dormido.
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