Hace dos años en Bogotá. Mi querido diario año 2012
abril 23, 2014
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La foto es reciente, abril 2014, a mi regreso de Semana Santa: en la Editorial. |
Noticia: Padre y tío violaban a
niña de doce años. Alcalorpolítico, Xalapa, 20 de noviembre de
2012.
Hice una especie de boletín para guiar al
inexperto reportero de cultura de El
Espectador, que me va a hacer una entrevista (entrevista que busqué,
naturalmente). Firmé el boletín con el nombre de Cecilia Moreno Botello,
subdirectora de la editorial que está publicando mis libros desde hace cuatro
años. Sé que soy egoísta, impío, poco solidario, no me importa el
dolor ajeno. Soy un tipo difícil, casi insoportable. El día de mi pasado
cumpleaños nadie me llamó, nadie se acordó de mí.
En casa LL casi me obligó a aceptar un pequeño
pastel con una vela. No hubo invitados. Mi carácter antisocial tal
vez me obligue algún día a salir de mi casa y comenzar a vivir solo,
en un apartamento, viendo avanzar la carcoma de los años y luchando contra ella
tozudamente: básquet hasta que mis rodillas aguanten (tengo condromalasia y me
da pereza explicarla) y natación hasta que escuetamente no pueda manejar mi
propio auto para ir a la piscina.
En Bogotá he sido recibido por los grandes editores
(Planeta, Random House-Mondadori, Alfaguara) con diversos grados de entusiasmo:
desde la cortés y breve recepción de la colombiana que está al frente de
Planeta, pasando por la paciente y atenta atención de la argentina que
dirige Alfaguara, hasta llegar a la entusiasta, bien informada y ostensible
complicidad del director de Random House-Mondadori, que me pareció lo más
cercano a un buen lector, un hombre ilustrado y con don de gentes. Ante todos
ellos hice una exposición de motivos por los cuales es conveniente publicar mis
libros. A cada uno de di un dossier sobre cada obra. Es cuestión de
esperar. Ni optimismo ni pesimismo. Todo, todo me da lo mismo. Lo mío es
escribir. Mi mundo es eminentemente solipsista.
Leo ahora La luz difícil de Tomás González, el bueno, el sobrio,
el triste, en cuyo apartamento en Nueva York pernocté casi un mes hace diez o
doce años.
Tomás: el encanto de la sencillez aplicado a contar
(revivir) una vida sombría: muerte, vejez, enfermedad, parálisis. Tiene gran
éxito en Alemania (dicen) y vive lejos del mundo en Cachipay, tras la
dolorosa muerte de su esposa y de uno de sus hijos.
La novela, la buena novela (para mí) debe tener una
dosis adecuada de prosaiquismo, de elementalidad. He llegado a la página 966 de
este documento que forma parte de lo que estoy llamando Sin máscara frente al espejo.
Un aforismo de mi gurú Maracuyá: El matrimonio es el castigo que se
asigna a los que alguna vez se amaron.
Tendré que hablar algún día de mi
gurú.
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