Hace cuatro años: Pittsburgh, Peter Broad, Santiago Gamboa
agosto 04, 2014
Mi querido diario hace cuatro años. En el avión de AA rumbo a Pittsburgh
con escala en Dallas después de un par de días apresurados terminando lecturas
de la Editorial y exámenes en la Facultad de Danza. Una vez que ha pasado la
batahola de la Feria del Libro Universitario, donde presenté cinco libros, tres
míos y dos ajenos. Los míos ya los he comentado. Agua clara en el Alto
Amazonas fue presentado por Peter Broad, José Luis Martínez El Bueno y
por Rafael Antúnez, que leyó un texto brillante, inteligente. Tenía cierto
temor de que no le gustara el libro o que tuviera reservas para expresar sus
opiniones pues de alguna forma es parte de lo que podría llamarse “el grupo
Pitol”, formado por varios personajes que le acolitan todas sus andanzas a
Pitol. Pitol, que ya está como Gabo, más para quedarse en casa que para andar
en fanfarrias literarias. Antunes es quizás en más prometedor de los escritores
veracruzanos. Pronto publicaremos ern la editorial de la UV un excelente libro,
Mentía mejor usted en París, libro que de alguna manera siento mío, como
siento mío el de Adolfo Guidali y otros libros como Krumville, obras de
ficción que han pasado por mis manos en manuscrito.
En aeropuerto de Dallas un negro nos llevó a pasear en su trenecito y nos hizo recorrer todo el inmenso lugar para colocarnos en la salida del avión de AA justo unos minutos antes. Apenas tuvimos tiempo de comer un barbecue casi de pie y ¡al avión! Las azafatas del avión rumbo a Pitsburghs son viejas, de más de 60 años y trabajan con eficiencia y mal humor. Ya pasaron los años en que las aeromozas eran jóvenes y guapas. Tras 17 horas de viaje todavía seguimos con ánimo. Yo no he podido dormir y he leído páginas de El amante de Janis Joplin de Elmer Mendoza, que según algunas personas es tan parecido a mí que parece mi doble. Literatura simple, directa, violadora de todas las reglas. Al final no me gustó el libro. A la bajada de las escaleras, tras recoger las maletas en Pittsburgh nos espera Peter Broad quien nos llevara en un viaje de dos horas a Indiana Pennsylvania al hotel Quality Inn. "L" no ha podido leer. Se entretiene en hacer huequitos y figuras con un popote puntudo en un vaso de unicel. Ya no dan comida en los vuelos, apenas café o jugo: ya no aceptan efectivo, solo tarjetas de crédito ¡para pagar galletas! Durante el examen de mi clase de lectura y redacción el día previo les dije: “Hijas mías, escriban, eso es todo: cuenten una noche de amor, cuenten recuerdos de infancia, hagan una crónica del curso de lectura y redacción que les está dando este loco que soy yo”. Y mientras ellas escribían sus exámenes y yo saqué mi lap top Toshiba y le di la última revisada a mi conferencia: Eros y Amor, los dos dioses que dominan al ser humano; inventé ahí mismo a otro dios griego, el dios Pornos. Con estos tres dioses reorganicé mi conferencia. A ver qué tal sale. A ver si los gringos se tragan la existencia de ese nuevo dios: Pornos. Ya es la cuarta vez que vengo a este congreso. Y la segunda en la que soy el keyspeaker es decir, orador inaugural. En la pasada ocasión di una conferencia que llamé "La mecánica del cuento erótico". Recuerdo que unas feministas se enojaron y no quisieron jugar billar conmigo: entre ellas se entendían. Ya hemos comenzado a bajar. Las azafatas no se saben los nombres de las ciudades sobre las que pasamos.
Y tras 24 horas de viaje, tres horas antes de mi conferencia, tras haber dormido cuatro horas, tras desayunar unos waffles espantosos, estamos descansando. Yo, como habitualmente sucede antes de mis conferencias, no puedo dormir y escribo estas mafufadas. (Antes de recibir el Premio San Luis Potosí hace varios años, y sin haber dormido ni un momento, tuve que pedir ayuda de amor a LL para relajarme: y sin embargo no pude dormir). El paisaje que veo a través de la gran ventana es bellísimo: cielo muy claro, árboles en otoño, autos que pasan raudos por una autopista.
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