La Sociedad Juliette, novela de Sasha Grey

febrero 13, 2015


Esta no es una nota apresurada debido a trabajos urgentes. Hay mucho que hablar sobre el tema. Espero hacerlo más adelante.

La Sociedad Juliette, novela escrita por Sasha Grey, es en principio un  texto interesante, inquietante y que suscita diversas reacciones contradictorias —curiosidad, morbo, desconfianza, simpatías y antipatías radicales, descalificaciones sumarias y aclamaciones de sus fans  o adictos— aun antes de su lectura: se trata de una “obra de ficción” escrita por la más famosa actriz contemporánea de cine para adultos —eufemismo obvio de una palabra más dura y más certera: pornografía.
Que la novela es claramente autobiográfica no lo oculta la autora y no podría ocultarlo: su vida más íntima se ha desarrollado a la  luz pública no sólo en más de 200 películas —calificadas por algunos frecuentadores de tales películas como “las más cochinas” que se hayan filmado— sino que se ha hecho conocer en entrevistas en todos los medios en las que ha revelado sus secretos de la forma más abierta, alguien diría “descarada”.
Y en verdad que resultan atroces las escenas en las que ha participado esta mujer de rostro auténticamente virginal (es o parece  hermosa, fresca, simpática, retadora, tanto en sus películas como en las entrevistas que ha dado). Su mirada es de femme fatale, se asemeja a una Greta Garbo sin inhibiciones. Las escenas en las que ha participado llegan a ser chocantes: felaciones inverosímiles a hombres con dotes descomunales, sometimiento de Sasha a émbolos y taladros mecánicos y eléctricos,  poses gimnásticas dignas de circo, humillaciones, violaciones tumultuarias, golpes, todo lo imaginable se encuentra en sus películas. Si bien algunas francamente excesivas,  otras con dosis disfrutables de poesía e incluso filosofía.
Una característica de Sasha Grey es precisamente el hecho de que según ha dicho entró en la industria del porno muy consciente de lo que hacía y de hacia dónde iba: a los 23 años declaró solemnemente que abandonaba el cine para adultos y que se ocuparía de otros  intereses: la música,  el cine serio o artístico y la literatura.
Su primer producto como escritora es  La Sociedad Juliette. Vamos a la “novela”. Como novela fracasa, tiene escaso valor literario, un estilo pobre y a veces ingenuo o tonto (la traducción no le ayuda nada: la repetición constante de las palabras “polla, lefa, semen”  resulta cansina y hasta ofensiva. Rebaja a nivel orgánico toda relación. Aunque la narradora-personaje quiere equilibrar el relato —básicamente trata de la entrada de una joven con fuertes pulsiones sexuales (Mi coño es como un gato que está hambriento a todas horas. Mi coño está hambriento a todas horas y no puedo dejar de darle de comer) a un  mundo subterráneo de cultores del placer. La mención constante a películas (Belle de jour, El último tango en París, Eyes wide shut) sirve para crear el personaje y el ambiente: Catherine-Sasha es estudiante de cine en una universidad; está enamorada “románticamente” de su novio Jack, pero entra en un espiral de investigaciones sexuales que la llevan a un submundo de desafueros sexuales y crímenes.
En la novela se repiten escenas cruciales de las películas clásicas: la entrada a un círculo secreto y selecto de adoradores del sexo (Eyes wide shut); la escena de sodomía con mantequilla entre Marlon Brando y María Schnieder (El último tango en París) y se mencionan películas de Buñuel, Godard y otros célebres directores.
La novela tiene dos caras: la parte social o  inocente (amor con Jack, los estudios universitarios) y la parte perversa (la entrada al mundo de los adoradores del sexo). Hay un artificioso intento de conciliar estos dos mundos.
Comparada con la vida de Sasha y con sus películas, la novela que tiene por protagonista a Catherine  resulta pálida. Además es muy poco original.  No dudo que si la actriz, ahora escritora, escribiera sus memorias, resultarían muchísimo  más interesantes, incluso a nivel  testimonial.
A mí particularmente me simpatiza Sasha Grey. La conocí en Guadalajara. Intercambiamos unas palabras. En este blog está el relato del encuentro. Búsquenlo. Es una persona muy agradable y, como dije, hermosa, además tiene unos aires de serenidad y superioridad que impresionan (por lo menos a mí me impresionó). Ahora se dedica a la música, a promover la lectura entre los niños y a escribir. Si San Agustín llegó a santo, no sé por qué ella no puede llegar a ser, por lo menos una buena actriz seria y tal vez una buena escritora. Es joven, atrevida y está ávida de estudiar y de vivir.

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