Michael Houellebecq en la novela Sumisión plantea la posibilidad de que Francia llegue a ser un estado islámico. Dos vertientes narrativas dominan la obra: por una parte la vida personal del protagonista,  Francois, un erudito académico, que va viendo disminuidas sus oportunidades de lograr una vida sexual y personal plena, y por otra la evolución de la política francesa, que podría ir variando sus tendencias hacia el islamismo.  

Es una obra eminentemente francesa, que quizás podría tener poco de interés para el lector convencional, puesto que maneja una serie de nombres y claves que sólo entenderán los franceses, pero que a la luz de la evolución de los acontecimientos mundiales (la inmigración casi indiscriminada de africanos, orientales y de todas las partes del mundo a Francia y Europa; el enfrentamiento entre las religiones dominantes —el cristianismo y el mahometismo-; el catastrófico resultado de un capitalismo salvaje que ha ido destruyendo la naturaleza) tiende a universalizarse, hasta hacer pensar de que los vuelcos de la política francesa podrían ser un avance hacia transformaciones radicales del mundo. 

Francois pierde su trabajo en una universidad de París que ha sido comprada por un gobierno árabe y ve que su mundo se derrumba, lo que lo lleva a hacer un periplo en busca de paz espiritual.  Tras su reclusión en un monasterio, decide regresar a Paris, donde termina por aceptar la situación y plegarse al nuevo establishment.

 El final de la novela plantea la aceptación del gobierno islámico sobre Francia y la aceptación de tal situación por parte del académico, cuyo rumbo de vida se encamina por una parte hacia el triunfo académico y por otra hace la gradual decadencia del académico. 

Lo que encuentra Francois al salir de su reclusión en el monasterio y regresar a París es un mundo donde las mujeres andan con atuendos recatados, usan burkas, se someten a los dictados de una cultura patriarcal extremista; los hombres tienen cinco mujeres, las mujeres viven recluidas, sin derechos. aceptan que no hay más dios que Alá. Sin embargo Francois no ve esa situación de manera pesimista, sino que trata de comprender y adaptarse a la nueva lógica de vida.

Un asunto que se repite en todas las novelas de este autor es la descripción detallada de los actos sexuales   que ha disfrutado en los que las mujeres aceptan de rodillas ser usadas por el protagonista. El desenlace de la vida amorosa de Francois es previsible: la soledad y la condena a que de las relaciones con las mujeres sólo le queda la nostalgia.

La impotencia domina los dos líneas narrativas de la novela: Francia se ve sometida al poder islámico  y Francis a la pérdida de su potencia sexual y al debilitamiento de cualquier interés Vital.

La filiación autobiográfica de la novela es evidente, como lo fue en todas sus anteriores novelas. El hecho de que Francois es un Houellebecq levemente maquillado es claro.

Con ésta ya son cinco las novelas de Houellebecq que he leído y comentado: Las partículas elementales, La posibilidad de una isla, Plataforma, Serotonina y Aniquilación.