GARRAMUÑO

Con Joaquín Diez-Canedo, mi editor favorito de toda la vida

Ya estoy en mi oficina de la Editorial de la Universidad Veracruzana cumpliendo con mi horario normal, por lo que, como ya les había comentado, he debido retirarme de mis sesiones habituales de basquetbol, tres días a la semana, de 3 pm a 5 pm.
   Continuaré con mis entrenamientos de natación tres veces a la semana y el próximo sábado competiré en Veracruz, en el Torneo Máster Nacional. Competiré en cuatro distancias en pecho, dorso y estilo libre y espero ligar dos o tres medallas, aunque, la verdad, no tengo el entrenamiento que tenía hace dos años, cuando recibí seis, hazaña que no creo posible repetir... por lo menos en esta vida... Pues, ya saben, estoy algo pasadito de mis mejores años.
   Este fin de año asistiré a la Feria del Libro de Saltillo y posiblemente vaya a la Semana Cultural de Querétaro.
    Y muy seguramente pasaré varios días en Guadalajara, asistiendo a la Feria del Libro, dispuesto a negociar personalmente los derechos de mis libros. Dos veces he tenido representantes y en las dos ocasiones he terminado mis relaciones con las agencias. Dos veces estuve con Balcells, quien me consiguió un par de buenos negocios. Y las dos veces terminaron las relaciones por mi personalidad exigente y apresurada.
    De modo que ahora navego solo.
    Sigo esperando la edición 13 de Cuentos para después de hacer el amor en Editorial JUS. Posiblemente salga en el 2014.        
   Sigo esperando la lectura final de la novela La insaciabilidad. Y sigo esperando noticias de El sentido de la melancolía.
    Sin máscara frente al espejo, novela bastante compleja y larga, descansará un rato hasta que tome aire y me lance a la corrección final.
    Mi nuevo libro de cuentos infantiles, El rinoceronte enamorado, lleva más de un año esperando en Alfaguara una definición.
   Estoy muy bien de salud, peso 92 kilos, tengo 64 años y no me arrepiento de ello: mi tiempo en 100 metros libres natación es de un minuto 35 segundos.