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LA DULCE ESPERA

febrero 07, 2009


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Mientras espero los resultados de los primeros pasos de mi nueva novela Historia de todas las cosas en España e Italia --uno no sabe lo que va a pasar con una novela hasta que lo atropellan los sucesos: la publicación; el éxito o fracaso ante la crítica y los lectores; la absoluta indiferencia, la simpatía piadosa de algunos amigos que aventuran tímidos elogios o reparos solapados; la súbita exposición en los medios de prensa de todo el mundo-- me dedico a otros asuntos, que en general me agradan: leer manuscritos de la Editorial de la Universidad Veracruzana, donde trabajo con entera felicidad desde hace casi 30 años; escribir alguna reseña o un ensayo (lo que generalmente hago por gusto --en este momento estoy a punto de culminar un largo texto sobre Ursúa, la extraordinaria novela del colombiano William Ospina)... Preparar el taller de cuento erótico que voy a coordinar en la Sociedad General de Escritores de México en Puebla... El básquet está suspendido debido al mal tiempo que impera en la Ciudad de Xalapa. Psicológicamente me estoy preparando para la carrera de 5000 metros plandos organizada por el FESAPAUV, c'est a dire, mi sindicato. Pensaba reducir mis exigencias y participar solamente en la de 3000 metros, pero Raúl Arias Lovillo, mi estimado rector, me disuadió. Ya cuando esté en Puebla comenzaré a entrenar...con tiento, pues desde hace cinco años tengo en las rodillas una enfermedad degenerativa que se adorna con el elegante nombre de "condomalasia"... Claro que la enfermedad de mi amigo el poeta Ramón Rodríguez tiene mayor prosapia: la suya se llama artrosis sinovial húmeda. A otro asunto: en casa ha caído la plaga de la varicela: ya se desplomó mi hijo menor y se levantó triunfante; ahora están en el hoyo mi hijo mayor y, como una auténtica mini walkiria, mi nieta Mariann, que está sortenado con alegría la enfermedad, la que incluso se le ha convertido en motivo de orgullo: ahora se siente feliz de parecer una aristocrática dálmata, con tantas manchas de violeta que le hemos puesto sobre las costras. Mi querida wife hasta el momento no se ha contagiado, a pesar de que ha atendido a los enfermos sin reserva alguna... "Si me he de enfermar, me enfermo y luego me curo, simple". Eso dice. Yo sí me he cuidado y espanto a Mariann cada vez que me persigue por la casa fingiendo ser un monsturo dálmata: sería fatal que la enfermedad me tumbara durante quince días, cuando tengo tantos compromisos pendientes. Después del taller de cuento erótico en Puebla voy a iniciar un taller de novela en Xalapa. En abril más o menos espero movimientos de mi inédito en España o Italia, luego vendrá la Feria de Guadalajara en la que presentaré la nueva edición de Mujeres amadas y la primera edición de El hoyo negro... Eso sin contar con los compromisos que implicarán mis clases de en la Facultad de Teatro dela U Veracruzana y los propios de la publicación de El imperio de las mujeres. Cuentos EN LUGAR de hacer el amor... Libro que espero ver publicado como si no estuviera en trance de serlo: mi editor no se comunica conmigo y no sé nada sino por medios laterales y paralelos... Sigo rezando dos Ave Marías diarias cada vez que me siento feliz de vivir. Mi blog sigue siendo leído por diez personas. No necesito más.

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3 comentarios

  1. Bueno, ahora 11. Conmigo. Vengo de visitar a Isaías y me encuentro con tu blog. Volveré muchas veces.
    Un saludo,
    Martha

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  2. Gracias, Martha. Te anoto con la lectora número 11. Saludos al profeta Isaías...Peña.

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  3. Querido MT.
    Me alegra que vayan a reeditar "Mujeres amadas", como bien sabes, para mí una de tus mejores obras.
    Un abrazo:
    Félix Luis Viera

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