FELIX LUIS VIERA COMENTA OBSESIONES DE MT
abril 24, 2010JUEVES 6 DE MARZO DE 2008
Etiquetas: Hojarasca Literaria
Publicado en el blog Fusión Literaria
Poéticas y obsesiones, de Marco Tulio Aguilera Garramuño
Por Félix Luis Viera (*)
Días después de que yo arribara a México, en el ya lejano mayo de 1995, tuve la suerte de toparme con algunas de las obras de Marco Tulio Aguilera Garramuño. Entonces afirmé, y hoy lo sostengo, que este autor nacido en Colombia (1949), nacionalizado mexicano (error. querido Felix: no me he nacionalizado y no me voy a nacionalizar --nota de MT) y residente en Xalapa –lejos de las capillas “defeñas”–, es uno narradores de más poderío de la literatura mexicana contemporánea. Varios son los libros que pueden refrendar lo anterior: Mujeres amadas, Los placeres perdidos, Las noches de ventura o El amor y la muerte, novelas; y los libros de cuento: Cuentos para antes de hacer el amor, o Cuentos para después de hacer el amor. Conocido en un amplio sector del mundo literario de América Latina, ganador de importantes premios, rebelde, iconoclasta más bien, obseso –como debe ser– en cuanto a la creación literaria, fascinado por el sexo en cuanto elemento fundador de la vida, según consta en muchas de sus obras, Aguilera Garramuño, en mi opinión, no goza, en cuanto a público lector, al menos en México, de todo el reconocimiento que debiera.
Mas, Aguilera Garramuño no sólo se ocupa de sus ficciones, también, o quizá a la par, es un estudioso del “oficio de escribir”, un verdadero maestro para los jóvenes que intentan tomar el intrincado y siempre mal pagado oficio de escritor. De esto pueden dar fe quienes han recibido sus clases, sus consejos, tanto mediante la impartición de sus talleres literarios –aun por medio de internet– o recibidos de voz propia del escritor.
De lo anterior, básicamente, se trata Poéticas y obsesiones, presentado en la recién finalizada Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. Algunas de las piezas del libro que nos ocupa, que el autor tomó de conferencias dictadas en diversos países, son en realidad propuestas lúcidas, hondas, del oficio de narrador, que todo autor principiante, y aun los no principiantes, debieran tomar para sí. Destaco los textos: “La creación del cuento”, “El pájaro que cruza el cielo del cuento”, “¿De dónde salen los cuentos?”, meridianos en su expresión y, más aún, “limpios” en su expresión; alejados, por tanto, de la pedantería de otros de igual corte que suelen dar a la luz los escritores, si bien el estilo de MTAG, incisivo, se halla presente. “La novela: seda entre las manos”, “Mi reino por un caballo: El arte de la novela”, referidos a lo que llaman el género mayor, asume las mismas posturas de los textos anteriores, si bien aquí, considero, la carga reflexiva, para bien, supera a otros aspectos. En “El gran modelo (notas sobre el erotismo y la literatura)”, hallamos variadas reflexiones sobre lo anunciado en el título, pero todo tamizado con observaciones que van desde la pérdida de la inocencia de muchos escritores de obras de largo aliento, hasta el desbarranque del exotismo de la literatura latinoamericana en cuanto al lector lejano de estas tierras.
Poéticas y obsesiones cierra con “Encuentros con García Márquez”. Este capítulo se enriquece, principalmente, por la variedad de locaciones de estos encuentros y los cruces de punto de vista entre los dos colombianos (bueno, Aguilera Garramuño de nacimiento, y de corazón, agregaríamos). “La literatura colombiana sigue existiendo no sólo gracias, sino a pesar de García Márquez”, escribiría Marco Tulio en agosto de 1974, cuando tenía 25 años de edad, en la revista colombiana Arcos.
Bien, nada más que decir. Sólo que ya el libro se encuentra a la venta y quien lo capture, tendrá una buena pieza para informarse, formarse, “pensarse”.
Editorial Universidad Veracruzana
Colección Biblioteca
Precio: 140 pesos.
(*) Félix Luis Viera: Santa Clara, Cuba, 19 de agosto de 1945. Poeta, cuentista y novelista. Ha publicado los poemarios Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia (1976, Ediciones Unión, Cuba. Premio David de Poesía de la UNEAC), Prefiero los que cantan (1988, Ediciones Unión, Cuba), Cada día muero 24 horas (1990, Editorial Letras Cubanas), Y me han dolido los cuchillos (1991, Editorial Capiro, Cuba) y Poemas de amor y de olvido (1994, Editorial Capiro, Cuba); los libros de cuentos Las llamas en el cielo (1983, Ediciones Unión, Cuba), En el nombre del hijo (Premio de la Crítica 1983. Editorial Letras Cubanas. Reedición 1986) y Precio del amor (1990, Editorial Letras Cubanas); las novelas Con tu vestido blanco (Premio Nacional de Novela de la UNEAC 1987 y Premio de la Crítica 1988. Ediciones Unión, Cuba), Serás comunista, pero te quiero (1995, Ediciones Unión, Cuba), Un ciervo herido (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2003) y la noveleta Inglaterra Hernández (Ediciones Universidad Veracruzana, 1997. Reediciones 2003 y 2005). Reside actualmente en México, D.F.
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Poéticas y obsesiones, de Marco Tulio Aguilera Garramuño
Por Félix Luis Viera (*)
Días después de que yo arribara a México, en el ya lejano mayo de 1995, tuve la suerte de toparme con algunas de las obras de Marco Tulio Aguilera Garramuño. Entonces afirmé, y hoy lo sostengo, que este autor nacido en Colombia (1949), nacionalizado mexicano (error. querido Felix: no me he nacionalizado y no me voy a nacionalizar --nota de MT) y residente en Xalapa –lejos de las capillas “defeñas”–, es uno narradores de más poderío de la literatura mexicana contemporánea. Varios son los libros que pueden refrendar lo anterior: Mujeres amadas, Los placeres perdidos, Las noches de ventura o El amor y la muerte, novelas; y los libros de cuento: Cuentos para antes de hacer el amor, o Cuentos para después de hacer el amor. Conocido en un amplio sector del mundo literario de América Latina, ganador de importantes premios, rebelde, iconoclasta más bien, obseso –como debe ser– en cuanto a la creación literaria, fascinado por el sexo en cuanto elemento fundador de la vida, según consta en muchas de sus obras, Aguilera Garramuño, en mi opinión, no goza, en cuanto a público lector, al menos en México, de todo el reconocimiento que debiera.
Mas, Aguilera Garramuño no sólo se ocupa de sus ficciones, también, o quizá a la par, es un estudioso del “oficio de escribir”, un verdadero maestro para los jóvenes que intentan tomar el intrincado y siempre mal pagado oficio de escritor. De esto pueden dar fe quienes han recibido sus clases, sus consejos, tanto mediante la impartición de sus talleres literarios –aun por medio de internet– o recibidos de voz propia del escritor.
De lo anterior, básicamente, se trata Poéticas y obsesiones, presentado en la recién finalizada Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. Algunas de las piezas del libro que nos ocupa, que el autor tomó de conferencias dictadas en diversos países, son en realidad propuestas lúcidas, hondas, del oficio de narrador, que todo autor principiante, y aun los no principiantes, debieran tomar para sí. Destaco los textos: “La creación del cuento”, “El pájaro que cruza el cielo del cuento”, “¿De dónde salen los cuentos?”, meridianos en su expresión y, más aún, “limpios” en su expresión; alejados, por tanto, de la pedantería de otros de igual corte que suelen dar a la luz los escritores, si bien el estilo de MTAG, incisivo, se halla presente. “La novela: seda entre las manos”, “Mi reino por un caballo: El arte de la novela”, referidos a lo que llaman el género mayor, asume las mismas posturas de los textos anteriores, si bien aquí, considero, la carga reflexiva, para bien, supera a otros aspectos. En “El gran modelo (notas sobre el erotismo y la literatura)”, hallamos variadas reflexiones sobre lo anunciado en el título, pero todo tamizado con observaciones que van desde la pérdida de la inocencia de muchos escritores de obras de largo aliento, hasta el desbarranque del exotismo de la literatura latinoamericana en cuanto al lector lejano de estas tierras.
Poéticas y obsesiones cierra con “Encuentros con García Márquez”. Este capítulo se enriquece, principalmente, por la variedad de locaciones de estos encuentros y los cruces de punto de vista entre los dos colombianos (bueno, Aguilera Garramuño de nacimiento, y de corazón, agregaríamos). “La literatura colombiana sigue existiendo no sólo gracias, sino a pesar de García Márquez”, escribiría Marco Tulio en agosto de 1974, cuando tenía 25 años de edad, en la revista colombiana Arcos.
Bien, nada más que decir. Sólo que ya el libro se encuentra a la venta y quien lo capture, tendrá una buena pieza para informarse, formarse, “pensarse”.
Editorial Universidad Veracruzana
Colección Biblioteca
Precio: 140 pesos.
(*) Félix Luis Viera: Santa Clara, Cuba, 19 de agosto de 1945. Poeta, cuentista y novelista. Ha publicado los poemarios Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia (1976, Ediciones Unión, Cuba. Premio David de Poesía de la UNEAC), Prefiero los que cantan (1988, Ediciones Unión, Cuba), Cada día muero 24 horas (1990, Editorial Letras Cubanas), Y me han dolido los cuchillos (1991, Editorial Capiro, Cuba) y Poemas de amor y de olvido (1994, Editorial Capiro, Cuba); los libros de cuentos Las llamas en el cielo (1983, Ediciones Unión, Cuba), En el nombre del hijo (Premio de la Crítica 1983. Editorial Letras Cubanas. Reedición 1986) y Precio del amor (1990, Editorial Letras Cubanas); las novelas Con tu vestido blanco (Premio Nacional de Novela de la UNEAC 1987 y Premio de la Crítica 1988. Ediciones Unión, Cuba), Serás comunista, pero te quiero (1995, Ediciones Unión, Cuba), Un ciervo herido (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2003) y la noveleta Inglaterra Hernández (Ediciones Universidad Veracruzana, 1997. Reediciones 2003 y 2005). Reside actualmente en México, D.F.
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