FERNANDO DENIS, AFECCIONES DE MI CORAZÓN Y MI MEMORIA EXTERIOR (EL BLOG)

abril 03, 2012

El poeta Denis
Se comunica el poeta Fernando Denis, el mejor poeta vivo de Colombia, de alguna parte de la república mexicana y me dice que se está muriendo: dice que no sea hijueputa, que llame a su mujer, que está en Colombia, dice que tiene miedo, que está vomitando sangre. A Denis lo conozco porque me estuvo siguiendo a todas partes en la Feria del Libro en Bogotá hace muchos años: es todo un personaje, bajo de estatura, buen poeta, latoso a morir y famoso por lo sablista. Su leyenda dice que durante muchos años vivió como mendigo y desechable en las calles de Bogotá. Intento comunicarme con su mujer. Nadie responde. Fernando sigue insultándome por medio de facebook. Le digo que deje de joder, que busque ayuda médica, que nadie se muere por vomitar sangre. Luego me desconecto del Facebook. Pienso que a medida que me voy haciendo viejo me voy volviendo menos egoísta. Aunque paso la mayor parte del día y de la noche aislado, arriba en mi estudio, también bajo con frecuencia cada vez que se me requiere. Nadie me llama a casa. Casi nadie al celular, a menos que sea a invitarme a algún evento literario, para los que me presto con facilidad, especialmente si hay dinero de por medio. Fui con el cardiólogo (ex compañero del básquet, Burgueño): Estás como una quinceañera, me dijo después del electrocardiograma y de tomarme la presión, unos seis kilos de sobre peso, pero como quinceañera, dijo ante el refunfuñar de LL, que no pudo evitar darle las quejas: no me cuido, exagero el ejercicio, hago locuras como nadar kilómetros y kilómetros mar adentro compitiendo con triatlonistas profesionales, descuido la dieta, fumo (uno a diario, protesté; omití mencionar la Coca-Cola). La comunicación de Fernando Denis me lleva a buscarlo en mi memoria exterior (es decir, en mi blog). Escribo el nombre, “Fernando Denis” en el buscador y esto es lo que me sale:   En la Feria del Libro de Bogotá conocí a un par de personajes estrambóticos, de ésos que sólo se hallan en un país en crisis desde hace cincuenta años. Colombia lleva 50 años de violencia,  desde que mataron a Jorge Eliécer Gaitán en 1948, un año antes de que yo naciera. Ese 9 de abril se incubó el huevo de la serpiente y nadie ha logrado matarla. Mil iniciativas de paz no han llevado a ninguna parte.   Pero regresemos a los personajes estrambóticos. El primero de ellos, un chicanerito, que afirma ha sido traductor de Walcott, Chesterton, Browning,  Elliot, Rosseti, Swinburne y que, ah, desgracia, tiene todos los dientes cariados, los zapatos rotos y la ropa sucia. Se llama José Luis González San Juan y se firma Fernando Denis.  Quiso venderme un libro y le dije que todavía no me habían pagado mis conferencias. Finalmente cedió: me llevó al stand  de libros del Tolima (él es de Magdalena) y me regaló un ejemplar de su "poemario". Allí me presentó como su hallazgo. Los escritores tolimenses pidieron tomarse fotos conmigo y los complací. Al negrito lo tomé de la cintura y lo alcé a mi nivel, para que saliera en la foto de mi misma estatura. La mayoría de los escritores colombianos hacen a un lado al pequeño poeta Denis como personaje molesto y la verdad es algo pegajoso, me siguió durante varias horas hasta que recurrí al expediente de sentarme a escuchar la conferencia más aburridora que pude encontrar. Sólo así lo derroté, pero a costa de perder casi una hora. Luego, ya a solas, leí algunos de sus poemas y descubrí que son bastante buenos. También me enteré que el poeta Denis duerme en las calles, ejerce la mendicidad y de vez en cuando mete las manos en bolsas ajenas. Lo que consigue le alcanza para dos cosas: comer y comprar libros. El otro personaje extravagante es un individuo que publica un periódico de 32 páginas en La Higuera, un pueblo cercano a la frontera con Venezuela. El periodista dice de su pueblo: "Es el más peligroso de Colombia: allí tenemos FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), paramilitares de todo tipo, ELN (Ejército de Liberación Nacional) y ejército. Todos se disputan el territorio, todos cobran peaje, todos cobran por dar protección, es decir, vacuna. 
Es un pueblo al que la violencia ha secado y los pocos que quedamos por allá vivimos una especie de suicidio anunciado, feliz, con mucho aguardiente. La Higuera es como un pueblo del lejano oeste: la gente llega a las cantinas y pone las pistolas sobre la mesa y grita, ¡aguardiente!; se levanta otro matón de una mesa y le dice hijueputa, por qué gritas, ¿no conoces la decencia? Y pum, en la frente: vuelve a sentarse, sigue bebiendo y todos tan tranquilos. Si la policía se atreve a venir,  llega suficientemente tarde, hace dos preguntas y se va. Se asoma la Cruz Roja, saca el cadáver y todos en paz". El periodista se frota las manos y concluye: "Es la felicidad que da la paz de la guerra".  Todo lo anterior lo contaba el hombre con alegría, con serenidad medio loca.  "Yo entrego todos los años diez premios en mi periódico, se llaman Los Higuerones de Bronce. Son placas de bronce con los nombres de todos los ganadores". ¿Ganadores de qué?, pregunto. "Pues ganadores de premios que yo me invento: Premio al hombre más simpático de Colombia, al intelectual menos  aburridor, a la reina de belleza más fea del Concurso Nacional de Colombia, al escritor más pendejo, al gobernador más ignorante,  al asesino más ingenioso". Los que estamos en torno a él lo miramos con escepticismo. ¿Nos está mamando gallo? No, dice, no estoy mamando gallo, lo puede decir Isaías Peña, que ya fue nominado para un premio, pero no quiso ir a La Higuera por miedo. Es cierto, al Higuerón me invitaron a ir por mi premio, que era al Crítico Literario Más Fotogénico, pero no fui porque tenía un compromiso. Bueno, dice el hombre, pero no venía a hablar de eso sino de Luis Eduardo Andrade. ¿No han oído hablar de Luis Eduardo Andrade? Es el casi seguro ganador del próximo Premio Nobel del Física,  aquí tengo su libro, yo soy su representante.  Nos enseña un libro de color rojo oxido con el siguiente título: Ellos Kepler Newton Einstein y otros Nos mintieron...  El autor --dice su representante-, gran filósofo y científico, inventó o descubrió una sustancia que conforma a todo el universo y que refuta todas las teorías sobre el átomo, se ríe de los protones, neutrones, leptones, neutrinos. Esa sustancia universal se llama...la sustancia Andrade. Hay que completar el inventario de Amóribus

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