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Mi querido diario. Junio 14, 2013

junio 16, 2013

El doc, Herrera, MT, Mariano, Víctor
Hace ya bastantes días, quizá meses, que no escribo Mi querido diario. He ocupado la mayor parte de mi tiempo en terminar mi novela Sin máscara frente al espejo, que ha sufrido un severo recorte: de las 1500 páginas que tenía en enero, ahora sólo le quedan 560. Me parece que la novela ya está terminada, pero me sucede que habitualmente termino mis trabajos cinco o seis veces. Sólo la inminencia de su publicación frena mi ansia de seguir corrigiendo. Pienso dejar tranquila esa novela tres o cuatro meses y después veré qué hago con ella.
En julio 31 cumpliré año y medio de estar en casa dedicado exclusivamente a escribir (también a nadar, jugar básquet y hacer alguna escapatoria que Borges llamaría "turismo literario" --congresos, conferencias, juradurías de concursos: farándula, pues).
En este año y medio he terminado tres novelas de 500 páginas, todas trabajadas con seriedad: La insaciabilidad y El sentido de la melancolía, además de la ya mencionada, Sin máscara...  Alguien podrá pensar que lo mío es grafomanía y que el resultado debe ser obligatoriamente deleznable, mediocre o por lo menos apresurado. Jurarles que no es así sería ocioso, de modo que lo que les pido es paciencia, una paciencia de años o quizás lustros. Las novelas irán saliendo a su debido tiempo... espero.
¿La natación? He bajado el ritmo. Por lo pronto no pienso competir sino hasta agosto, en la misma competencia en Veracruz donde gané siete medallas en categoría máster el año pasado o antepasado. Sigo yendo al básquet a mis 64 años cuatro veces a la semana a jugar hora y media con la banda de la Magisterial, integrada por personas de 18 a 64 años: yo soy el más viejo y el más broncudo.
El 31 de julio regresaré a mi trabajo habitual en la Editorial de la Universidad Veracruzana, lo que me alegra, aunque habrá quien se moleste por mi regreso.
El miércoles dictaré una conferencia sobre Sin máscara frente al espejo en el Encuentro de Escritores Hispanoamericanos en Tlanepantla. Leeré un par de páginas y hablaré sobre esa novela en la que trato de exponer los esplendores y miserias de la vida de un escritor, sin excluir lo mejor, lo peor, lo sórdido, el éxito, el fracaso, las debilidades y abyecciones, los compadrazgos, las trampas, la mala leche, todo. En el viaje de ida y regreso de Xalapa al DF leeré La invención del amor, Premio Alfaguara 2013 (desde que perdí ese premio en el 2001 frente a una pésima novela de Poniatowska, he agarrado la malhadada costumbre de leer los premios Alfaguara con el ánimo artero de ver cuán malos son --sólo en un caso me ha gustado una de las novelas premiadas: El diablo guardián).
He bajado de peso desde los 105 kilos que tenía cuando regresé de España en diciembre de 2011, hasta los 93 que tengo ahora. ¿Planes? Ir a la Feria del Libro de Saltillo en septiembre, a la de Guadalajara en noviembre-diciembre y a la de Monterrey (quizás) en marzo 2014. Turismo literario: ya trabajé suficiente.

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