Juan Domingo Argüelles y su pasión
octubre 01, 2013
Juan Domingo Argüelles no sólo es uno de los
poetas más dicientes de México, sino que tiene altas virtudes, no tan
frecuentes en el mundo de las letras: es un excelente amigo y sabe reconocer el
trabajo y el talento de los demás, sin escatimar adjetivos, cuando los
considera necesario. Hace, además, labor humilde, de difusión, de periodismo
cultural, porque considera que el jardín de la letras debe florecer, que es un
mundo que merece cultivarse, lejos de las camarillas, de las envidias malsanas.
Como poeta ha trabajado sus obra verso a verso, con paciencia y amor. Ha ganado
varios premios de los más importantes a pulso y aunque los premios muchas veces
no tienen relación con la calidad de las
obras, por lo menos hacen felices a algunos poetas y a sus familias, lo que no
es poca ganancia.
Dentro
del mundo de la difusión de la cultura., Juan Domingo, a lo largo de muchos
años, ha hecho reseñas —pocas cosas tan útiles al mundo como un reseñista
honrado y buen lector—, ha entrevistado
novelistas, cuentistas, poetas y críticos, sin tratar de entablar diálogo,
simplemente motivando las confesiones, lo que es una forma sencilla de divulgar
las ideas de los demás, sin tratar de mostarse inteligente, brillante, culto.
Ha sido, pues, instrumento voluntario de los demás y ha servido con ello a la
literatura, sin intentar servirse de ella. Para ganar su dinero ha trabajado
también en el campo de la cultura y lo ha hecho con honestidad, lo que le ha
valido el respeto de muchos.
Ediciones
Castillo, de Monterrey, publicó recientemente, bajo el título de Literatura
hablada, un libro de Juan Domingo, que incluye veinte entrevistas, entre
las que destacan las hechas a Alí Chumacero (“He dicho cuanto tenía que
decir”), Emilio Carballido (“La gente lee mucho en los medios de transporte.
Los libros gruesos duran para muchos viajes”), Enriqueta Ochoa (“La felicidad
es estar cerca de la naturaleza”), Emmanuel Carballo (“Yo he sido siempre un
francotirador bienintencionado que dice lo que mucha gente no se atreve a por
temor a sufrir”), Eduardo Lizalde (“Sólo el canalla o el idiota pueden ser
absolutamente felices, porque son irresponsables”), Sergio Pitol, Vicente
Leñero, Carlos Monsiváis, Felipe Garrido, Hernán Lara Zavala, Luis Arturo Ramos
y Efraín Bartolomé, entre los mexicanos. También incluye entrevistas a Alvaro
Mutis y Hernán Lavín Cerda.
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