Garramuño en la Feria del Libro de Arteaga, Coahuila
septiembre 30, 2013
Marco Tulio Aguilera
comparte su relación con García Márquez
EL ZOCALO,
SALTILLO
Saltillo,
21 de septiembre 2013.- Con la intención de delinear un panorama del mundo de los creadores
literarios, Marco Tulio Aguilera estuvo arribó la tarde del pasado jueves a la
FILA 2013, donde ofreció la charla “Esplendores y Miserias de la vida un
Escritor Latinoamericano”.
“Quise hablar de mi experiencia para que los jóvenes tengan una idea clara de lo que implica ser escritor. Quise contar anécdotas chistosas y sórdidas, de mi relación con García Márquez que ha sido muy estrecha, de los éxitos, mis viajes”, explica el autor de “La Breve Historia de Todas las Cosas”.
Justificada su presencia en la FILA por partida doble (sin proponérselo), pues Veracruz (donde radica) y Colombia (donde nació) son los invitados especiales, Aguilera opina que “los muchachos tienen unas ideas románticas respecto la vida de un escritor, creen que vive muy bien, que todo el mundo lo quiere y lo que quería es poner las cosas en su justa dimensión”.
Previo a su intervención, el también ensayista y periodista argumenta que el no tener los reflectores encima se debe a que nunca ha vivido en una urbe, si no “en la periferia” por lo que no ha tenido acceso a la gran publicidad, pero apunta que, sin embargo, la crítica ha sido muy favorable con él.
Respecto a al reedición de su novela “Historia de Todas las Cosas” (Educación y Cultura, 2012) afirma que “en menos de un año se han escrito 60 artículos tremendamente elogiosos al punto de decir que esta novela va a ser un clásico en menos de cinco años”.
El autor evoca cuando en 1975, este trabajo fue equiparado con “Cien Años de Soledad”, lo que provocó la burla de muchos.
“A la gente le dio risa pero incluso el mismo García Márquez salió a defender la novela; me llamó y me dijo que le gustaba mucho, pero que nunca me iba a ayudar porque me iba a perjudicar”, asegura, “y eso ha hecho a lo largo de toda su vida, ha leído todos mis libros, los colecciona, los tiene aparte, pero jamás ha hablado de mí”.
Aguilera dice estar de acuerdo con la decisión del Nobel colombiano, pues considera que “cuando un escritor tiene éxito comienza a apendejarse, porque empieza a ceder a un montón de presiones, se vuelve adicto a la publicidad, a la prisa por publicar un nuevo libro, ya no madura sus textos”.
“Quise hablar de mi experiencia para que los jóvenes tengan una idea clara de lo que implica ser escritor. Quise contar anécdotas chistosas y sórdidas, de mi relación con García Márquez que ha sido muy estrecha, de los éxitos, mis viajes”, explica el autor de “La Breve Historia de Todas las Cosas”.
Justificada su presencia en la FILA por partida doble (sin proponérselo), pues Veracruz (donde radica) y Colombia (donde nació) son los invitados especiales, Aguilera opina que “los muchachos tienen unas ideas románticas respecto la vida de un escritor, creen que vive muy bien, que todo el mundo lo quiere y lo que quería es poner las cosas en su justa dimensión”.
Previo a su intervención, el también ensayista y periodista argumenta que el no tener los reflectores encima se debe a que nunca ha vivido en una urbe, si no “en la periferia” por lo que no ha tenido acceso a la gran publicidad, pero apunta que, sin embargo, la crítica ha sido muy favorable con él.
Respecto a al reedición de su novela “Historia de Todas las Cosas” (Educación y Cultura, 2012) afirma que “en menos de un año se han escrito 60 artículos tremendamente elogiosos al punto de decir que esta novela va a ser un clásico en menos de cinco años”.
El autor evoca cuando en 1975, este trabajo fue equiparado con “Cien Años de Soledad”, lo que provocó la burla de muchos.
“A la gente le dio risa pero incluso el mismo García Márquez salió a defender la novela; me llamó y me dijo que le gustaba mucho, pero que nunca me iba a ayudar porque me iba a perjudicar”, asegura, “y eso ha hecho a lo largo de toda su vida, ha leído todos mis libros, los colecciona, los tiene aparte, pero jamás ha hablado de mí”.
Aguilera dice estar de acuerdo con la decisión del Nobel colombiano, pues considera que “cuando un escritor tiene éxito comienza a apendejarse, porque empieza a ceder a un montón de presiones, se vuelve adicto a la publicidad, a la prisa por publicar un nuevo libro, ya no madura sus textos”.
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