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La misa ha terminado, novela de Gardeazábal: chisme, mala literatura, crónica maniquea, escándalo mediático

febrero 18, 2014

La misa ha terminado, novela de Gustavo Álvarez Gardeazábal: pocos libros en la historia de la literatura colombiana han sido recibidos con un estruendo semejante: fiestas, saltimbanquis, el autor del brazo de alcaldes  y ministros caminando en paseo triunfal por Cartagena, reseñas ditirámbicas y abundantes en todos los medios, un tiraje que a los 15 días ha llegado a los 20 000 ejemplares y que en un par de meses podría llegar a 50 000...
Pero he de decir que como novela la obra es  (me parece) floja (personajes sin caracterización sólida, estilo pobre y lleno de lugares comunes, abundancia de escenas vulgares tratadas con vulgaridad extrema, sin poesía alguna).
Como novela no funciona, como crónica de la degeneración de la iglesia es pobre y  exagerada por maniquea. Como chisme quizás funcione para las personas que puedan adivinar bajo los personajes qué persona se esconde.
El gran éxito estriba, supongo, en la popularidad grandísima que tiene el autor, Gardeazábal, en los medios políticos colombianos y el gran alcance que en la actualidad tiene con el programa La luciérnaga, que, me consta, es escuchado por toda Colombia.
Hago constar para quienes no estén informados, que Gardeazábal no sólo NO es mi enemigo, sino que es uno de mis mejores amigos, y además fue mi primer maestro, por lo que yo estoy haciendo este comentario con buena leche, como una especie de servicio social.
Hay varios aspectos positvos de la "novela", que espero comentar después.
El siguiente es un resumen copiado de una de las 30 o 40 reseñas convencionales y acríticas que he leído sobre la novela:
“La misa ha terminado narra la historia de Martín Ramírez, un joven que sin vocación religiosa ingresa al seminario, donde encuentra el escenario perfecto para vivir su homosexualidad a plenitud junto a Rogelio, otro muchacho que sigue sus pasos e ingresa a la iglesia solo para estar con él. En paralelo transcurren otras dos vidas: la de Casimiro Rangel, un campesino pobre que se hace cura y gracias a sus habilidades sexuales y a su facilidad para acostarse con sus superiores llega a ser cardenal; y la de Antonio Viazzo, un homofóbico sacerdote argentino que asciende al interior de la iglesia y libra una batalla contra los curas pecadores. Desde luego, el escenario principal de la novela, como en todas las de Gardeazábal, es Tuluá y su zona de influencia, y así como en su vida real ha hecho de su tierra provinciana un sitio de peregrinación al que a diario llegan personalidades de la vida nacional en busca de su consejo, en la fantasía de su libro el escritor logra que el Papa Benedicto XVI visite la basílica del Señor de los Milagros en Buga. La misa ha terminado tiene mucho de la esencia del escritor tulueño, pues además de ratificar en la obra su posición frente a los credos y de desafiar la ira santa de los fanáticos que no entienden que los sacerdotes son hombres con las mismas debilidades de los demás mortales, cada personaje tiene algo suyo, allí están el Gardeazábal joven, el Gardeazábal viejo, el Gardeazábal demente, el cuerdo y, sobre todo, el Gardeazábal que más disfruta ser, el irreverente. Al final de la novela, al igual que en la fe católica, como en el sacrificio de Cristo que se celebra en cada misa, la muerte purifica el pecado”.
Pido disculpas al autor de la reseña por usarla. Me ahorra mucho trabajo.
La novela se deja leer bien, sin embargo la cantidad de incorrecciones, las faltas de concordancia, las frases hechas, los adjetivos estrambóticos, los razonamientos elementales de narrador, autor y personajes, hacen que la obra decaiga. Haría una lista de errores para demostrar mis afirmaciones, pero me parece que es ocioso.
Como obra final (así la ofrece Gardeazábal) de un autor que fue de los más prestigiosos de Colombia (y sigue siendo) no me parece que la novela vaya a tener trascendencia alguna. El planteamiento de fondo es válido (el celibato es culpable de la mayoría de los crímenes que han acompañado a la historia del cristianismo).
La novela termina siendo una historia de amor entre homosexuales, que podría haber alcanzado gran nivel, si no estuviera plagada de excerencias excrementicias que la hacen aborrecible (podría haber sido una nueva Muerte en Venecia, que cantara las alabanzas del amor entre hombres, si no hubiera sido escrita con pluma de loca viciosa, de una de esas locas que no pueden ver un baño de hombres sin sentir que se les hace la boca agua). Suena mal esto que digo, pero lo digo de corazón.
Y Gustavo sabe que lo quiero mucho, pero también sabe que entre mis debilidades no esta ni la homosexualidad, ni la capacidad de decir mentiras para halagar a escritores, aunque éstos sean mis mejores amigos.
Y tras recibir la abrumadora avalancha de elogios que ha recibido Gustavo en las semanas recientes y los festejos multitudinarios de tanta gente, no creo que esta breve nota le llegue a molestar. En esta novela ha dicho lo que ha querido y de la forma que quiso. Y esto es muy peligroso en Colombia, país plagado de sectarios.

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1 comentarios

  1. Artículo incluido (eneteceado) en: La misa ha terminado. Gustavo Álvarez Gardeazábal. Desarrollos. Comentarios. Crítica. NTC ... compilación:
    http://ntc-narrativa.blogspot.com/2014_01_30_archive.html

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