San Isidro de El General en los tiempos de Garramuño
febrero 25, 2014
Luis Enrique Arce Navarro
EL TIEMPO DE MARCO TULIO AGUILERA GARRAMUÑO EN SAN ISIDRO DE EL GENERAL DÉCADA DE LOS AÑOS CINCUENTA (PRIMERA PARTE)
Texto del libro de Luis Enrique Arce en el que recupera el pasado de San Isidro, la llegada de MT a la ciudad, la publicación de Breve historia de todas las cosas y otros sucesos.
Cerca de diez años antes de la llegada de Marco Tulio Aguilera a San Isidro de El General, se establece oficialmente ciudad el 7 de agosto de 1954 mediante el decreto número 40, publicado en La Gaceta N° 178 del 10 de agosto de 1954. Anterior a este nombre se llamó ciudad Ureña en honor a la familia Ureña de Santa María de Dota, grupo familiar que prestó servicios y numeroso apoyo a la cantonalización de Pérez Zeledón. Casi junto a esta fecha (19 de agosto, 1954) se erige la Diócesis San Isidro Labrador. A este tiempo (1954), en San Isidro de El General (según INEC) habitan 11 956 personas, de las cuales 6032 son varones y 5924 son mujeres. En esta década inicia funciones en forma rudimentaria el Hospital San Isidro (1950); se crea el Liceo Unesco (1953); se fundan dos emisoras: La voz del General (1955) y Radio Sinaí (1957). Se definen los primeros catorce cuadrantes en el centro de la ciudad. En 1951 se celebra un plebiscito mediante el cual los habitantes del distrito San Pedro se unen al cantón Pérez Zeledón, con lo cual deja de pertenecer a Buenos Aires. Esta decisión de los sampedranos aumenta el territorio cantonal de 1281,81 km2 a 1905,5 km2; del mismo modo aumenta la cantidad de habitantes de Pérez Zeledón. DÉCADA DE LOS AÑOS SESENTA Aguilera Garramuño se asienta en San Isidro de El General en 1964 con 15 años de edad, tiempo aquel de las grandes erupciones del Volcán Irazú que inician a mediados de 1963. A su arribo, San Isidro de El General, según el censo de 1963, contaba con 25 831 personas, de las cuales 12 014 eran varones y 11 817 mujeres. Tomemos en cuenta que el territorio isidreño es fraccionado geográficamente (en el primer quinquenio de los años ochenta) en cuatro distritos (Páramo, Río Nuevo, Barú y San Isidro de El General). Esta ciudad rural se alumbra, en ese entonces, con el fluido eléctrico que brinda la empresa Peña & Saborío, cuyo servicio lo ofrece a las catorce cuadras centrales, y a algunos ligeros ramales en el barrio El Prado, Liceo Unesco, La Tormenta, barrio Hospital, entre otros sitios a corta distancia del parque principal cuyo alrededor se pavimenta a mediados del primer quinquenio. De igual forma, se pavimenta el cuadrante de la catedral. Son sitios por donde ya circulan el Poeta Gordo, Denario Treviño, Óscar Lopera, Benito von Chúber, esa prostituta doña Musoc que en esta Breve e Historia de todas las cosas cruza el parque con el gigantesco abdomen, cabeza piojosa y semicalva; las Fernández, el Maestro y Poeta Rural Pensionado, no tomado en cuenta como personaje. Tampoco extraña que lo hiciera Jorge Debravo, poeta que trabajó para la CCSS en San Isidro de El General en 1963 y 1964. Por ahí el padre Coto, quizás observando el monumento catedralicio, que bajo su responsabilidad queda la construcción, se inicia en la administración parroquial del padre Manuel Quirós en la década de los años cincuenta. El Liceo Nocturno inicia en 1962. Este año la Escuela Doce de Marzo de 1948 se biparte y da origen a la Escuela Central (hoy día Escuela Pedro Pérez Zeledón) que llega a ocupar el edificio (costado sur del parque) donde funciona años atrás el Liceo Unesco y, antes de este, la Escuela Mixta de Ureña, luego (1968) la Escuela Normal donde estudia docencia Aguilera Garramuño. Al norte del parque funcionan dos cines: el cine Fallas administrado por Víctor Fallas Ceciliano y el Paulina de Paulina Ceciliano Mora. A dos cuadras noroeste del mismo parque funciona el cine Arelys de Carlos Rojas. O sea, tres cines en menos de tres cuadrantes. En ese núcleo principal del territorio isidreño hay varios salones de baile como la Terraza y el Kentuky y los prostíbulos El Bar Tico, El As Rojo y algunos hoteles que auxilian a los prostíbulos en los “lances” furtivos. A finales de esta década se intensifica la pavimentación de la Carretera Interamericana, proyecto que trabaja la Compañía BTA. Ahí labora (por corto tiempo) Marco Tulio Aguilera, ¿después o antes de su renuncia como docente en la escuela Pueblo Nuevo de Pilas del cantón de Buenos Aires? Es cuando la ciudad se convierte en un sitio de forasteros que dejan sus huellas genéticas en los úteros de algunas mujeres (no en todas) solteras, viudas o casadas, que tratan de cazar maridos o bien sufragar el alto costo de vida para una persona madre con hijos menores de edad. Léase en Breve e Historia de todas las cosas, de cómo la Musoc echa de su casa al Paticorvo Palomo, hijo bastardo de Robustiano (el policía), y lo hace no tanto por vagancia de quien es apenas un niño de nueve años, sino por la pobreza que azota a esa familia. Es la pobreza la que la lleva a la práctica de la prostitución. DÉCADA DE LOS AÑOS SETENTA Para el año 1970, Marco Tulio tiene 21 años, edad de juventud que ingresa al sosiego natural que propician los años. De Costa Rica Aguilera Garramuño regresó a Colombia a estudiar en la Universidad del Valle en Cali. Allí cursó la carrera de Filosofía, mientras se dedicaba al atletismo como corredor de fondo, igualmente a su carrera de escritor. Es 1970, un año de prueba importante para los intereses económicos del cantón. La transnacional ALCOA, que la década anterior experimenta y perfora el subsuelo en la búsqueda de bauxita, pretende concesionar con el gobierno la explotación de este mineral. En abril de ese año se armó el pueblo contra tales intenciones, hubo una huelga nacional y tensa. Los estudiantes (universitarios y de secundaria) de todo el país, se tiraron a las calles en defensa del cantón de Pérez Zeledón. Con la muestra de incompetencia total, el gobierno desiste de tal concesión y ALCOA se retira del país. Mientras Marco Tulio (en Cali) escribe cuarenta páginas diarias de Breve historia de todas las cosas, en San Isidro de El General, Óscar López Morales funge como regidor y de ahí pasa al cargo de Ejecutivo Municipal, puesto que es novedad en el Código Municipal, reciente en práctica. López Morales lleva a cabo sus funciones en el nuevo edificio denominado “Palacio Municipal”, infraestructura construida en el sitio donde sucedió el incendio (junio de 1960) que se conoce como “La quema de la Alcaldía”, siniestro que devora la cuadra completa del costado sur de la catedral. Es quizás esta década la de mayor auge e inspiración por el trabajo comunal: las asociaciones de desarrollo integral trabajan ad honórem, con gran entusiasmo y logro de metas en obra gris, plazas de deportes, salones comunales, promoción social y cultural, construcción de puentes, aulas. El cantón se entusiasma con sus alcances. El pueblo, identificado, participa de los logros y se viven notables momentos que dieron pie para probar que este era el cantón de mayor desarrollo en América Latina. ¿Espejismo o realidad? En 1973, la Escuela Normal desaparece, se da espacio a la creación y funcionamiento de la Escuela de Educación de la Universidad Nacional. A este tiempo, posiblemente Marco Tulio se encuentra puliendo su novela para entregarla a publicar a Edición de la Flor, en Argentina. En julio de 1974 sale la primera edición de 270 páginas. Termina esta década con importantes resultados, tales como la finalización de la pavimentación de la Carretera Interamericana. Entra en funcionamiento el Hospital Escalante Pradilla, en agosto de 1977. Se crea (noviembre de 1978) el Taller Literario Pablo Neruda, se fortalece el cooperativismo liderado por las cooperativas (Alianza y Coopeagri) de creación en la década de años sesenta, además funcionan cuatro bancos estatales: Banco de Costa Rica, Banco Nacional de Costa Rica, Banco Popular y Banco Crédito Agrícola de Cartago. Cierra esta década con el anormal acontecimiento, denominado “bonanza cafetalera”, tiempo de adquirir carro, estrenar casa, endeudarse sin preocupaciones y otros asuntos de consumo que en la posterior década se muestran como ¿disfraces estatales para simular riqueza? ¿Bonanza falsa o ardid politiquero del gobierno (1974-1978) de Daniel Oduber Quirós? Queda tiempo para considerarlo.
EL TIEMPO DE MARCO TULIO AGUILERA GARRAMUÑO EN SAN ISIDRO DE EL GENERAL DÉCADA DE LOS AÑOS CINCUENTA (PRIMERA PARTE)
Texto del libro de Luis Enrique Arce en el que recupera el pasado de San Isidro, la llegada de MT a la ciudad, la publicación de Breve historia de todas las cosas y otros sucesos.
Cerca de diez años antes de la llegada de Marco Tulio Aguilera a San Isidro de El General, se establece oficialmente ciudad el 7 de agosto de 1954 mediante el decreto número 40, publicado en La Gaceta N° 178 del 10 de agosto de 1954. Anterior a este nombre se llamó ciudad Ureña en honor a la familia Ureña de Santa María de Dota, grupo familiar que prestó servicios y numeroso apoyo a la cantonalización de Pérez Zeledón. Casi junto a esta fecha (19 de agosto, 1954) se erige la Diócesis San Isidro Labrador. A este tiempo (1954), en San Isidro de El General (según INEC) habitan 11 956 personas, de las cuales 6032 son varones y 5924 son mujeres. En esta década inicia funciones en forma rudimentaria el Hospital San Isidro (1950); se crea el Liceo Unesco (1953); se fundan dos emisoras: La voz del General (1955) y Radio Sinaí (1957). Se definen los primeros catorce cuadrantes en el centro de la ciudad. En 1951 se celebra un plebiscito mediante el cual los habitantes del distrito San Pedro se unen al cantón Pérez Zeledón, con lo cual deja de pertenecer a Buenos Aires. Esta decisión de los sampedranos aumenta el territorio cantonal de 1281,81 km2 a 1905,5 km2; del mismo modo aumenta la cantidad de habitantes de Pérez Zeledón. DÉCADA DE LOS AÑOS SESENTA Aguilera Garramuño se asienta en San Isidro de El General en 1964 con 15 años de edad, tiempo aquel de las grandes erupciones del Volcán Irazú que inician a mediados de 1963. A su arribo, San Isidro de El General, según el censo de 1963, contaba con 25 831 personas, de las cuales 12 014 eran varones y 11 817 mujeres. Tomemos en cuenta que el territorio isidreño es fraccionado geográficamente (en el primer quinquenio de los años ochenta) en cuatro distritos (Páramo, Río Nuevo, Barú y San Isidro de El General). Esta ciudad rural se alumbra, en ese entonces, con el fluido eléctrico que brinda la empresa Peña & Saborío, cuyo servicio lo ofrece a las catorce cuadras centrales, y a algunos ligeros ramales en el barrio El Prado, Liceo Unesco, La Tormenta, barrio Hospital, entre otros sitios a corta distancia del parque principal cuyo alrededor se pavimenta a mediados del primer quinquenio. De igual forma, se pavimenta el cuadrante de la catedral. Son sitios por donde ya circulan el Poeta Gordo, Denario Treviño, Óscar Lopera, Benito von Chúber, esa prostituta doña Musoc que en esta Breve e Historia de todas las cosas cruza el parque con el gigantesco abdomen, cabeza piojosa y semicalva; las Fernández, el Maestro y Poeta Rural Pensionado, no tomado en cuenta como personaje. Tampoco extraña que lo hiciera Jorge Debravo, poeta que trabajó para la CCSS en San Isidro de El General en 1963 y 1964. Por ahí el padre Coto, quizás observando el monumento catedralicio, que bajo su responsabilidad queda la construcción, se inicia en la administración parroquial del padre Manuel Quirós en la década de los años cincuenta. El Liceo Nocturno inicia en 1962. Este año la Escuela Doce de Marzo de 1948 se biparte y da origen a la Escuela Central (hoy día Escuela Pedro Pérez Zeledón) que llega a ocupar el edificio (costado sur del parque) donde funciona años atrás el Liceo Unesco y, antes de este, la Escuela Mixta de Ureña, luego (1968) la Escuela Normal donde estudia docencia Aguilera Garramuño. Al norte del parque funcionan dos cines: el cine Fallas administrado por Víctor Fallas Ceciliano y el Paulina de Paulina Ceciliano Mora. A dos cuadras noroeste del mismo parque funciona el cine Arelys de Carlos Rojas. O sea, tres cines en menos de tres cuadrantes. En ese núcleo principal del territorio isidreño hay varios salones de baile como la Terraza y el Kentuky y los prostíbulos El Bar Tico, El As Rojo y algunos hoteles que auxilian a los prostíbulos en los “lances” furtivos. A finales de esta década se intensifica la pavimentación de la Carretera Interamericana, proyecto que trabaja la Compañía BTA. Ahí labora (por corto tiempo) Marco Tulio Aguilera, ¿después o antes de su renuncia como docente en la escuela Pueblo Nuevo de Pilas del cantón de Buenos Aires? Es cuando la ciudad se convierte en un sitio de forasteros que dejan sus huellas genéticas en los úteros de algunas mujeres (no en todas) solteras, viudas o casadas, que tratan de cazar maridos o bien sufragar el alto costo de vida para una persona madre con hijos menores de edad. Léase en Breve e Historia de todas las cosas, de cómo la Musoc echa de su casa al Paticorvo Palomo, hijo bastardo de Robustiano (el policía), y lo hace no tanto por vagancia de quien es apenas un niño de nueve años, sino por la pobreza que azota a esa familia. Es la pobreza la que la lleva a la práctica de la prostitución. DÉCADA DE LOS AÑOS SETENTA Para el año 1970, Marco Tulio tiene 21 años, edad de juventud que ingresa al sosiego natural que propician los años. De Costa Rica Aguilera Garramuño regresó a Colombia a estudiar en la Universidad del Valle en Cali. Allí cursó la carrera de Filosofía, mientras se dedicaba al atletismo como corredor de fondo, igualmente a su carrera de escritor. Es 1970, un año de prueba importante para los intereses económicos del cantón. La transnacional ALCOA, que la década anterior experimenta y perfora el subsuelo en la búsqueda de bauxita, pretende concesionar con el gobierno la explotación de este mineral. En abril de ese año se armó el pueblo contra tales intenciones, hubo una huelga nacional y tensa. Los estudiantes (universitarios y de secundaria) de todo el país, se tiraron a las calles en defensa del cantón de Pérez Zeledón. Con la muestra de incompetencia total, el gobierno desiste de tal concesión y ALCOA se retira del país. Mientras Marco Tulio (en Cali) escribe cuarenta páginas diarias de Breve historia de todas las cosas, en San Isidro de El General, Óscar López Morales funge como regidor y de ahí pasa al cargo de Ejecutivo Municipal, puesto que es novedad en el Código Municipal, reciente en práctica. López Morales lleva a cabo sus funciones en el nuevo edificio denominado “Palacio Municipal”, infraestructura construida en el sitio donde sucedió el incendio (junio de 1960) que se conoce como “La quema de la Alcaldía”, siniestro que devora la cuadra completa del costado sur de la catedral. Es quizás esta década la de mayor auge e inspiración por el trabajo comunal: las asociaciones de desarrollo integral trabajan ad honórem, con gran entusiasmo y logro de metas en obra gris, plazas de deportes, salones comunales, promoción social y cultural, construcción de puentes, aulas. El cantón se entusiasma con sus alcances. El pueblo, identificado, participa de los logros y se viven notables momentos que dieron pie para probar que este era el cantón de mayor desarrollo en América Latina. ¿Espejismo o realidad? En 1973, la Escuela Normal desaparece, se da espacio a la creación y funcionamiento de la Escuela de Educación de la Universidad Nacional. A este tiempo, posiblemente Marco Tulio se encuentra puliendo su novela para entregarla a publicar a Edición de la Flor, en Argentina. En julio de 1974 sale la primera edición de 270 páginas. Termina esta década con importantes resultados, tales como la finalización de la pavimentación de la Carretera Interamericana. Entra en funcionamiento el Hospital Escalante Pradilla, en agosto de 1977. Se crea (noviembre de 1978) el Taller Literario Pablo Neruda, se fortalece el cooperativismo liderado por las cooperativas (Alianza y Coopeagri) de creación en la década de años sesenta, además funcionan cuatro bancos estatales: Banco de Costa Rica, Banco Nacional de Costa Rica, Banco Popular y Banco Crédito Agrícola de Cartago. Cierra esta década con el anormal acontecimiento, denominado “bonanza cafetalera”, tiempo de adquirir carro, estrenar casa, endeudarse sin preocupaciones y otros asuntos de consumo que en la posterior década se muestran como ¿disfraces estatales para simular riqueza? ¿Bonanza falsa o ardid politiquero del gobierno (1974-1978) de Daniel Oduber Quirós? Queda tiempo para considerarlo.
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