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Resumen de mi vida y mis libros del 2017 y 2018

diciembre 29, 2018

En el 2018 leí muy poco. En parte porque me dediqué a la natación y al gimnasio en vistas a los campeonatos nacionales de México. Participé en los Campeonatos Nacionales de Natación. Obtuve medallas de plata y bronce. Publiqué durante varios meses la crónica de mis encuentros con García Márquez. Hubo muchos lectores que siguieron las entradas en Facebook. Dos libros míos (Formas de luz y La honesta lujuria) fueron presentados en ferias en Xalapa y en el Palacio de Bellas Artes.
Mi libro El pollo que no quiso ser gallo alcanzó altísimos niveles de venta, lo que me permitió comprar uno de los mejores teléfonos de manzanita y hacer un arreglo general de mi hermoso caballo blanco, el Jetta reciente. Aumenté de peso y después bajé. Ahora estoy en 97 kilos. De la salud, bien, gracias. A punto de cumplir los 70 me siento, ¡bomba! En cuanto a escritura, he avanzado en mis Memorias indiscretas, que ya van por más de 200 páginas. No recibí ningún premio, ni el Nobel, lo que me tiene preocupado. Hay ofertas para reeditar Historia de todas las cosas, El amor y la muerte y Cuentos para antes, después y en lugar de hacer el amor (pero no hemos firmado).
La familia, bien. El Gato trabajando en la Ciudad de México y renegando contra la urbe; Paco, avanzando en su licenciatura. Lety incursionando en el terreno de los cómics  Fin de año, pequeñas vacaciones en cabaña al lado de un río. El 2019 viene con algún reconocimiento que hasta la fecha no se ha hecho público. En el 2018 recibí reconocimiento de la Universidad Veracruzana como Deportista Destacado. Llevo casi 40 años trabajando en la Veracruzana pero no pienso jubilarme pronto. Estuve asistiendo a la Radio de los Veracruzanos programa Irradia todos los martes a hablar de libros y filosofías (no sé si seguiré en esta actividad).
La expectativa es regresar a escribir en la USBI, en donde he terminado mis novelas más recientes. 
A fin de año mi cabaña recibió al escritor Daniel Ferreira.


Lecturas del 2018

Sobre un comba y otros cuentos, de Manuel Rui (buenos cuentos, algunos mal traducidos)
El año del sol negro, Daniel Ferreira (para mí la mejor novela del año)
Volver al oscuro Valle, Santiago Gamboa (entretenida, con un estilo de principiante, más de la mitad de la novela es un saqueo de varias biografías de Rimbaud)
Los amores difíciles, Italo Calvino (sólo leí dos textos; me parece un libro armado con las sobras del baúl).

Lista de mis libros del 2017 

 Los que menciono es porque los recuerdo. Esta lista es personal y no tiene que ver con las famosas listas de “los mejores del año” generalmente amañadas para acomodarse a los intereses de las empresas editoriales. 

Tanto mar en las entrañas, cuentos de calidad superior de José Luis Garcés González. Estoy en proceso de leer una antología de mismo autor. 

 El inquilino, una buena novela de Guido Tamayo. 

 La rebelión de los oficios inútiles, de Daniel Ferreira: gran decepción tras dos buenas novelas iniciales. 

 No voy a pedirle a nadie que me crea, de Juan Pablo Villalobos, novela ingeniosa en la línea de Vila-Matas, Pitol y Bolaño. 

 Los andamiajes del miedo, Pedro de Isla. Sobre un crimen en Monterrey. 

Meridiana, de Beatriz Meyer, en la linea de sostenida calidad de Beatriz. Es increíble la poca atención crítica a esta autora que me parece está entre las grandes mexicanas: Arredondo y Garro. 

 Una codorniz para la quinceañera, cuentos de Daniel  Betancourt, un nuevo cuentista digno de atención. 

 Los ilustres xalapeños, libro de fotos de Luis Ayala: lo destaco porque Luis me elevó a la calidad de xalapeño ilustre. 

Un ramo de nomeolvides, sobre el García Márquez desconocido antes del Gabo de todos, obra de Gustavo Arango. 

 Sick y MacFarland, de dos jóvenes mexicanos. Premio Sergio Galindo a Primera Novela. Buen experimento. 

Salvaje, novela de Guillermo Arriaga, apasionante narración a veces descuidada pero muy legible (se le promociona como en gran autor mexicano contemporáneo, hmmm). 

La música sobrenatural de Emilia Herrera, de Boris Arturo Ramírez Serafinoff. Algunos cuentos muy buenos. Otros no tanto. 

 La fila india, de Ortuño, muy buena lectura, profundización en la tragedia de los migrantes mexicanos. 

Esto parece el paraíso, John Cheever. Buena novela. 

Toño Ciruelo, de Evelio Rosero, uno de los grandes colombianos. Decepción. Novela terminada apresuradamente. Estilo pobre.

Fuego, Ana María Bergua, un desperdicio de dinero. Un estilo endeble. Parece una novela hecha a la fuerza, como una tarea de bachillerato sobre el incendio de la Cinemateca.

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