Visita a Huberto Batis en su casa y noticias en número: Murakami, Parra, Fadanelli
agosto 01, 2011Vacaciones en números.
1. No pude terminar de leer El silencio de las cosas al caer, novela premiada en el reciente Concurso Alfaguara. O yo soy un lector mediocre o la mediocre es la novela. Vi a Volpi y a Juan Villoro alabando la novela. Que tipos tan inteligentes, cultos y famosos presten sus nombres para elogiar ese producto me hace dudar de mi cordura y de mi calidad de lector y literato. Gustavo Alvarez Gardeazábal descalificó la novela sumariamente. Hasta ahora no he leído una sola reseña seria sobre la novela: sólo publicidad.
2. Avanzo en la lectura de 19Q4 de Murakami: decimonónico y farragoso, entretenido y superficial, famoso en el mundo entero... aun así no me convence ni me conmueve: hay mucha paja. Pero seguiré leyéndolo.
3. Leo Mariana constrictor de Fadanelli: buen cuentista, monocorde, ingenioso, se puede leer pero no me deja nada tras la lectura: es muy inteligente, muy heterodoxo. Lectura ideal para un viaje largo o la espera en un aeropuerto.
4. De Eduardo Antonio Parra leo Sombras detrás de la ventana. Por fin un buen cuentista, un excelente cuentista, en el que se notan Rulfo y Revueltas, pero bien... muy bien. Parra es un maestro... y además es un tipo modesto (es decir, un fenómeno).
5. Visita a casa de Huberto Batis. Hablamos de problemas de salud, de escritores amigos que se han doblado, del viejo Sábado, tomamos whisky: yo bebí más de lo acostumbrado. Batis me llamó garganta profunda (refiriéndose naturalmente al alcohol).
Estuve con L tres horas embotellado en la Calzada Tlalpan. La noche anterior yo solamente había dormido una hora y ya tenía unas ojeras de hetaira persa. Hicimos lo posible para hacernos felices. Compramos muchos libros infantiles para la nieta. Al viaje llevé mi iPad, regalo de mister X, y con él me entretuve y de paso me sirvió como localizador satelital para encontrar la casa de Huberto, que está en un auténtico laberinto casi a la salida del DF a Cuernavaca. La sala de la casa de Batis es copia fiel de su oficina de Sábado: libros y revistas de piso a techo, en asimétricas columnas que tarde o temprano sepultarán a Huberto, que hallará digno fin a una vida de ratón de biblioteca de alta alcurnia. Como de costumbre olvidé algo en su casa. Le dejé un par de libros míos: Mujeres amadas y El ojo en la sombra. Noté un cambio destacado en la personalidad deBatis: ya no es el ogro de antes. Ahora está dispuesto a escuchar y a veces hasta le da la razón a uno. Patricia, compañera de Huberto, nos atendió de maravilla. Congenió con L. Personaje fundamental de esa casa es el perro Herodoto, que se sienta a la mesa y exige igualdad de oportunidades: si los humanos comen pie de manzana él también, si comen jamón serrano él también... afortunadamente abomina del whisky.
Y a partir de mañana:
1. Cátedras de Lectura y Redacción en las facultades de Teatro y Letras de la U veracruzana.
2. Cambio de horario en el trabajo: trabajaré en la Editorial por las tardes.
3. Ultimar los detalles para el viaje a España: presentación de mi novela Historia de todas las cosas en Madrid y Barcelona. Conferencia en el Portal del Ángel, Barcelona, sobre mi novela seriada en seis volúmenes El libro de la vida, centrándome fundamentalmente en la primera, Mujeres amadas (cuya cuarta edición acaba de aparecer en la Universidad Veracruzana).
4. Esperar con algo de inquietud la edición 11 de Cuentos para después de hacer el amor (no he visto la portada y temo que vayan a poner algo que no me agrade). Editorial JUS.
5. Lo más probable es que baje la intensidad de mis notas en mis 3 blogs, Facebook y Twitter... Y es casi seguro que no voy a escribir ningún texto literario. No tendré tiempo. Ya el pasado semestre cumplí mi cuota: terminé mi novela El sentido de la melancolía (580 páginas), obra que por el momento no tengo intención de ofrecer para su publicación.
Y lo más importante: el sábado 6 y el domingo 7 de agosto competiré en Veracruz en el Torneo Acuario de Natación Máster de Clubes de la República Mexicana. No prometo ni una sola medalla. Va a estar dura la competencia.
Y a partir de mañana:
1. Cátedras de Lectura y Redacción en las facultades de Teatro y Letras de la U veracruzana.
2. Cambio de horario en el trabajo: trabajaré en la Editorial por las tardes.
3. Ultimar los detalles para el viaje a España: presentación de mi novela Historia de todas las cosas en Madrid y Barcelona. Conferencia en el Portal del Ángel, Barcelona, sobre mi novela seriada en seis volúmenes El libro de la vida, centrándome fundamentalmente en la primera, Mujeres amadas (cuya cuarta edición acaba de aparecer en la Universidad Veracruzana).
4. Esperar con algo de inquietud la edición 11 de Cuentos para después de hacer el amor (no he visto la portada y temo que vayan a poner algo que no me agrade). Editorial JUS.
5. Lo más probable es que baje la intensidad de mis notas en mis 3 blogs, Facebook y Twitter... Y es casi seguro que no voy a escribir ningún texto literario. No tendré tiempo. Ya el pasado semestre cumplí mi cuota: terminé mi novela El sentido de la melancolía (580 páginas), obra que por el momento no tengo intención de ofrecer para su publicación.
Y lo más importante: el sábado 6 y el domingo 7 de agosto competiré en Veracruz en el Torneo Acuario de Natación Máster de Clubes de la República Mexicana. No prometo ni una sola medalla. Va a estar dura la competencia.
1 comentarios
¿Qué tal un duelo para diciembre del año en curso: reseñar las novelas de la década en Colombia según la prensa? Las repartimos y al alimón...
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