Caminando por el Malecón de Veracruz

Una nota rápida porque tengo muchos trabajos pendientes.
1. William Ospina prefirió aceptar mi invitación de escaparse del Hay Festival Xalapa 2013, en el que no había mucho que le (y nos) interesara. Viajamos a La Antigua y Veracruz después de un recorrido por el campus de la U Veracruzana: le presumí la USBI, la sala de conciertos Tlacna y el Campus de las Artes y el Deporte (como si fueran míos).
2. En La Antigua visitamos la Casa de Cortés y nos tomamos fotos.
3. En el viaje hablamos interminablemente, sobre todo de García Márquez, a quien conocemos bien. Yo sabía que William había tenido el honor de ser el primer lector de Vivir para contarla, obra sobre la que William le entregó 35 páginas de observaciones y alguna corrección histórica. Hablamos sobre Harold Alvarado y admiramos su prosa y concluimos que el tono de sus diatribas ya denunciaba excesos que parecían demenciales.
4. Viajamos en lancha a la desembocadura del río -por donde entró Cortés con sus bergantines y allí yo me tiré al agua, justo en el sitio donde se une el mar con el río.
5. La mala noticia es que se me olvidó quitarme los anteojos y los perdí, de modo que después tuve que manejar hasta Veracruz y Xalapa sin ellos.
6. William por fin tuvo la gloria en sus manos en el Malecón de Veracruz ("gloria" es un raspado con diversos sabores).
7. William me invitó a almorzar en en hermoso restaurante que está construido sobre tablones a las orillas del río La Antigua.

8. William se mostró asombrado por la belleza y limpieza de Veracruz.
9. Concluimos que los pocos escritores colombianos que han salido adelante son como sobrevivientes de un naufragio.