Regreso al pasado. Crónica del regreso a San Isidro de El General III
noviembre 27, 2013
Como recuerdos enquistados sigue habiendo en San Isidro algunos lugares que fueron claves en mi vida: el Prado Bar, El Bar Tico, donde conocí el terror de los primeros placeres, el Liceo Unesco, la Escuela Normal.
Primera conferencia en Pérez (otro nombre que se le da a San
Isidro)
En un enorme auditorio había unas cincuenta o cien personas que
escucharon mis palabras como quizás ningún otro público del mundo podría
hacerlo. Yo convertí hace 35 años a aquel pueblo polvoriento, San Isidro de El General, en una ciudad
literaria que visitaron lectores de Argentina, Colombia, España y otros países; yo escribí sobre sus padres, pinté a sus mujeres, a sus locos, a sus iluminados, yo calumnié a
muchos, yo me reí de los profesores e insulté a algunos y exalté a otros.
Ahora, cuarenta años después de mi salida de San Isidro, he regresado con
treinta o cuarenta kilos de más, con cuatro décadas agregadas a mi humanidad.
Cariño inmenso sentí de aquellas personas que me escuchaban con fervor. Ellos
me recordaban a mí, yo a ellos, era como si nunca me hubiera separado de mis
sanisidreños, como si en lugar de haberme ido a Colombia, Estados Unidos,
México, hubiera permanecido sentado en el parque, hubiera seguido jugando
mejengas de basquetbol en el Prado Bar y siguiera añorando siempre una mirada
de las hijas de doña Lala, las cuatro mujeres más bellas que se pueda imaginar,
hijas de Pinga de Oro.
Por la noche volvimos a comer arroz con pollo y tuvimos
una hermosa noche, una noche memorable y significativa. L había escuchado mi
conferencia sin el gesto de escepticismo que habitualmente usa en mis presentaciones.
Ella ha escuchado mis historias mil veces y le sucede lo que le sucede a
Mercedes Barcha cuando escucha a García Márquez: no le hacen gracia. De alguna manera el hecho de que L visite
conmigo mi pasado la estaba haciendo comprender lo que yo soy. Por lo menos eso
espero.
1 comentarios
Cómo me hubiera gustado haber estado presente en esa conferencia / charla, saludarlo, confesarle mi admiración por esas breves historias que usted escribió y que, muchos han contado. Nací en San Isidro, en1969; sin embargo, puedo confesarle que, en alguna vida pasada, andube vagando por ese San Isidro de los 50´s y 60´s....Gracias...
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