Una carta que me hace muy feliz
octubre 01, 2014![]() |
Supongo que éste es el autor de la carta |
Escribe Melki Castillo en facebook:
"Pues bueno me nominaron en el
"reto" de los 10 libros favoritos, con todo el esnobismo que eso acarrea,
pero pues si ya saben cómo soy... obvio no lo voy a hacer así. De hecho por lo
regular me le escondo a estas cadenas como si fueran cobradores de coppel. Pero
hoy amanecí magnánimo (y sin mucha creatividad para postear) y me di cuenta que
tengo la obligación de compartirle a las nuevas generaciones algo que los
rescate de ver repeticiones de La rosa de Guadalupe.
9 de mis 10 libros favoritos cambian según la hora del día, la compañía, el
clima y la bebida que tenga en el vaso. Sólo hay uno que nunca me podré quitar
de encima. Encontré Los placeres perdidos de la única forma en que le pasa a uno lo bueno y malo
en la vida: de cagada. Hace 12 años en una tienda de libros usados en Xalapa mientras
me seguía explicando a mí mismo que diablos hacía yo estudiando Administración
de Negocios Internacionales. No fue amor a primera vista, ya antes lo había
sostenido en mis manos, no me convencía la carátula y me llevé uno de Nietzsche,
que siempre está de moda a esa edad, las veces siguientes ya iba buscando algún
libro en particular y no fue sino hasta que le hice una stalkereada interna (no
traía prólogo) cuando me convencí de que debía darle una oportunidad, confieso
que también tuvo algo que ver la incrédula mirada del cajero, quien al parecer
no entendía cómo una persona podía tener 30 minutos de diálogo interno (y
externo) entre que libros comprar, supongo sería soltero o nunca acompañó a una
mujer a escoger zapatos.
Terminé Los placeres perdidos en toda la noche. Siendo objetivo, no es el mejor libro de Aguilera, ni por fondo, ni por forma, ni por técnica. He comprado Cuentos para después de hacer el amor ( del mismo autor y para mi gusto, superior en esos sentidos) 12 veces y todos los presté dándolos por perdidos sabiendo que no regresarían ( pero sé quiénes los tienen, tengo a siete de uds en este facebook, ya devuélvanme uno culeros ), pero la realidad es que hice un viaje a México y tres a Xalapa exclusivamente para recuperar la única copia que he visto de "Los placeres perdidos". Dios sabe, aunque me avergüence decirlo, que hurgué (primera persona del pretérito perfecto simple del indicativo del verbo hurgar. Yo hurgué) milimétricamente durante días cada chamuscado y obscuro rincón del ecosistema infernal/hoyo negro que Paco Ponce tenía por casa para encontrar ese libro; que juré y perjuré jamás volver a prestarlo y que lo protejo aún más que a mi virginidad y mi contraseña de facebook.
Es mi favorito, porque fue el primer libro que me desplomó el miedo reverencial por escribir, por crear. Particularmente despertó la imaginación que tenía desvalorada, me enseñó que sin ella no se llega a ningún lado, y que gracias a ella podía hacer lo que quisiera. Que TODO se puede hacer de forma divertida (me convertí en un eterno episodio de Plaza Sésamo ), que había más personas que comprendían el mundo igual que yo, y que ser auténtico conmigo mismo era mucho, muchísimo más que suficiente.
Profe Marco Tulio Aguilera de nuevo, gracias".
Terminé Los placeres perdidos en toda la noche. Siendo objetivo, no es el mejor libro de Aguilera, ni por fondo, ni por forma, ni por técnica. He comprado Cuentos para después de hacer el amor ( del mismo autor y para mi gusto, superior en esos sentidos) 12 veces y todos los presté dándolos por perdidos sabiendo que no regresarían ( pero sé quiénes los tienen, tengo a siete de uds en este facebook, ya devuélvanme uno culeros ), pero la realidad es que hice un viaje a México y tres a Xalapa exclusivamente para recuperar la única copia que he visto de "Los placeres perdidos". Dios sabe, aunque me avergüence decirlo, que hurgué (primera persona del pretérito perfecto simple del indicativo del verbo hurgar. Yo hurgué) milimétricamente durante días cada chamuscado y obscuro rincón del ecosistema infernal/hoyo negro que Paco Ponce tenía por casa para encontrar ese libro; que juré y perjuré jamás volver a prestarlo y que lo protejo aún más que a mi virginidad y mi contraseña de facebook.
Es mi favorito, porque fue el primer libro que me desplomó el miedo reverencial por escribir, por crear. Particularmente despertó la imaginación que tenía desvalorada, me enseñó que sin ella no se llega a ningún lado, y que gracias a ella podía hacer lo que quisiera. Que TODO se puede hacer de forma divertida (me convertí en un eterno episodio de Plaza Sésamo ), que había más personas que comprendían el mundo igual que yo, y que ser auténtico conmigo mismo era mucho, muchísimo más que suficiente.
Profe Marco Tulio Aguilera de nuevo, gracias".
Melki Castillo (amigo de facebook)
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