Sobre un comba y otros cuentos, de Manuel Rui
diciembre 15, 2018
Antes de comentar el libro Sobre un comba y otros cuentos, del angoleño
Manuel Rui, y en vista de que no es un autor muy conocido por nuestros lares,
voy a registrar algunos datos. En Coimbra, Rui fue miembro de la redacción de
la revista Vértice y colaborador del Centro de Estudios
Literarios de la Asociación Académica. También fue el primer representante de
Angola en la Organización de la Unión Africana y ante las Naciones Unidas,
además de ser el director del Departamento de Orientación Revolucionaria y del
Departamento de Asuntos Exteriores del Movimiento Popular de Liberación de
Angola. Manuel Rui fue miembro fundador de la Unión de Artistas y Compositores
Angoleños, de la Unión de Escritores de Angola y de la Sociedad de Autores
Angoleños. Es autor de la letra del Himno Nacional de Angola y de otras
canciones como "Himno de la Alfabetización" y el "Himno de
Agricultura".
Pasemos al libro.Una
constante de los textos de Rui Manuel (Sobre un comba y otros cuentos, Editorial
Universidad Veracruzana, Colección Ficción) es la de crear personajes negros que aspiran a
blanquearse con un alisado de pelo, con un apellido de alcurnia, con un emparientamiento
ascendente. La visión de este tema es más bien irónica y los personajes
resultan ingenuos, víctimas de sus aspiraciones.
Son frecuentes en sus cuentos los "nombres
estúpidos, nombres de negros, sin música, sin número". También la pugna
entre negros y blancos y las consejas, los temores de los blanco: "Volaban
de boca en boca historias que asustaban a unos, absorbían el ocio de las
señoras histéricas y desesperaban a otros. Historias que contaban que allá
arriba, negros con catanas escondidas bajo la ropa, y especialmente afiladas
para estos efectos, entraban a un negocio aislado, pedían dos metros de tapiz y
en el segundo en que el blanco se volteaba hacia la estantería propinaban un
solo golpe y le cortaban la cabeza, que giraba como un balón por el suelo y que
era aventada o enterrada en una estaca al margen de la calle".
El de Rui es uno de esos libros que se deben
leer rápido, como los helados que se derriten pronto, o con lentitud, para
prolongar el deleite. Me recuerdan, por su calidad, a los de Julio Rubén
Ribeyro, y por su natural violencia, a los de Rubem Fonseca.
Un tema frecuente: la aspiración de
los personajes a salir de Angola y triunfar en Lisboa. Particularmente
autobiográfico es el cuento de un estudiante de Derecho -como Rui- que está
buscando una habitación relativamente barata en Lisboa, y que recorre varias
casas donde se ve tentado a alojarse por la lujuria que le inspiran las caseras,
por el precio de la habitación o por la situación topográfica.
Armando Bernardo conocía Lisboa paso a paso, pues su mayor tiempo de permanencia
en la capital había sido de unos pocos diez días, cuando había venido de
Angola, decidido a continuar sus estudios, por lo que se inscribió en Derecho y
su destino había sido Lisboa.
En
algún cuento se pinta a Angola como el paraíso perdido (en Angola no se ven escenas de estas ni la poca vergüenza, la falta de
educación que presencié en Lisboa) y a Portugal como el paraíso corrompido.
En
"El último burdel" se cristaliza un momento en la vida de Luanda, la
capital de Angola, en el que dos bandos se enfrentan en guerra abierta mientras
los pobladores civiles sobreviven entre la angustia, el polvo de las
explosiones y las balas. Un grupo de prostitutas se oponen a satisfacer a los
soldados del ELNA, Ejército de Liberación de Angola. Es una historia de
dignidad humana frente al salvajismo natural de la guerra; es también una
historia de solidaridad y de superación de las barreras morales entre pecadoras
y virtuosas...
En
los cuentos hay dos presencias dominantes: el pueblo y los grupos en pugna
(grupos con pomposos nombres: Liberación Nacional, Fuerzas Armadas Populares,
Frente para la Liberación de Angola, etc). Mientras los pomposos grupos arrasan
el país tratando de dominarlo, los habitantes civiles (amas de casa,
comerciantes, estudiantes, tratan de sobrevivir a las atrocidades y algunos tratan
de hacerlo con dignidad, como las prostitutas del cuento titulado "El
último burdel"). Surgen en esta pugna héroes populares, simpáticos
personajes que hallan gracia y placer en medio del desastre natural de un país
arrasado por las guerras constantes.
El
texto que da título al libro no pude terminar de leerlo. La traducción es
opaca, poco fluida. Manuel Rui merece un traductor profesional. Es loable el
esfuerzo de la Universidad Veracruzana, pero insuficiente.
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