Durante las pasadas semanas me ocupé de buscar en librerías la nueva novela de Antonio Ramos Revillas. Fui a librerías de Xalapa, Cancún y Playa del Carmen. Finalmente la encontré en Xalapa, a mi regreso de las vacaciones en Quintana Roo. Leí la novela en tres sentadas. La comenté en Facebook. Hice una especie de crónica de lectura. Intercambié comentarios con el autor por medio de internet. Busqué en internet alguna reseña para comparar mi opinión con la del reseñador. Encontré una nota de Roberto Pliego en el periódico Milenio. Escribió: 

Antonio Ramos Revillas, con la sensibilidad de quien sabe navegar las aguas alborotadas de la mente, explora estas preguntas a partir de una desaparición que llevará a los personajes a indagar por las calles de Matamoros, México, y las orillas de la Playa Bagdad. Pero, sobre todo, a naufragar por un pasado en común, donde la vergüenza y la locura descubren capas que no se ocultan del todo ante la familia, testigo involuntario de nuestros fracasos. Playa Bagdad es una novela de misterio y búsqueda, cuya prosa precisa y arriesgada nos conduce por cambios de perspectiva y giros de fortuna para arrojarnos frente a un faro: símbolo del rumbo que se adivina incluso en las noches más oscuras. Un relato audaz, tamizado hasta conservar solo la esencia de lo que nos integra.

La nota no me pareció descabellada pero hubo una frase que me hizo pensar que el autor no había leído el libro: Escribió: dice que tiene "una prosa precisa y arriesgada". Yo diría que la prosa aunque es precisa no tiene nada de arriesgada, es más bien convencional. Y descuidada. Pero la novela tiene mérito, particularmente en la profundización de los conflictos familiares entre hermanos y en el dibujo preciso y desolador de una zona de México de la cual se tiene poca noción: Playa Paraíso. En Facebook hice el siguiente comentario:

Leí la novela Playa Bagdad de Antonio Ramos Revillas. Me parece que los mayores méritos de esta novela son dos: la profundización en las relaciones familiares, particularmente entre los hermanos , con sus conflictos, sus desencuentros, sus secretos, envidias, rencores) y la descripción de los paisajes desoladores de la frontera de México en Matamoros y Playa Bagdad, especie del fin del mundo donde todo apunta hacia la decadencia. La trama de la obra que se ocupa de la desaparición y búsqueda del los padres y especialmente del hermano más conflictivo, hundido en la depresión y la falta de sentido de la vida. Dos partes constituyen la novela: la primera es una especie de thriller u obra de misterio; y la segunda es la desesperada búsqueda de quien quiere perderse. Me recuerda una película, Sin aliento, que uno ve sin aliento, como pendiente de un hilo. Playa Baggad, puerto en el que desemboca el Río Bravo, en la frontera, es un puerto que tuvo épocas florecientes y hoy es un escombro rumbo a la desaparición, se transforma en un poderoso símbolo de la decadencia - como la Santa María de Onetti- un territorio que es tierra de narcos, de violencia, donde sólo medra la corrupción. Tengo varios reparos al estilo, algo descuidado, pero eso daría para otro comentario menos público.

Luego hice una nueva búsqueda de comentarios sobre Playa Bagdad y sólo encontré publicidad. De Randomhouse, de librerías, etc. Mucha publicidad y solamente una especie de reseña, la de Pliego. Y esto es el triste destino de cientos y cientos de obras, que salen al mercado. Se publican y un par de meses después, cero. Es como si no hubieran existido. Hablo por experiencia personal. La literatura ya se está convirtiendo en territorio perdido. Y sin embargo los escritores y los aspirantes a escritores seguimos saturando librerías, redes, nubes, con obras que casi nadie lee. Excepcionalmente los amigos o los presentadores de libros en ferias de libros. Hablando recientemente con mi editor en Berlín, Amir Valle, me comentaba que ni siquiera los grandes nombres venden. Los números de las más recientes obras de Vargas Llosa, son lamentables, me comentó.