Los hombres buscan orgasmos; las mujeres romance
septiembre 14, 2013
Juro que no sé si yo escribí este texto o si lo copié. Lo encontré en mi disco duro entre una colección de artículos que acostumbraba escribir para El Espacio en 1988.
Helen Fisher (1996)
postula una teoría que ha ganado en popularidad y cuyo soporte es la adaptación
evolutiva. Tal autora dice:”Propongo que durante la larga historia de nuestra
evolución la mayoría de los machos buscaron tener aventuras a fin de diseminar
sus genes, mientras que las hembras desarrollaron dos estrategias alternativas:
algunas eligieron ser relativamente fieles a un solo hombre para poder sacarle
múltiples beneficios; otras prefirieron involucrarse en el sexo clandestino con
diversos hombres a fin de sacarles beneficios a todos... el hombre es el don
Juan por naturaleza, la mujer en cambio, es una santa o una ramera”.
Reibstein y Richards sugieren que allí se encontraría la
razón por la cual posterior-mente, en la adolescencia “las niñas languidecen
por amor; los muchachos por sexo”. De ahí, que, interpretando a los autores
citados, las mujeres busquen relaciones de mayor compromiso emocional mientras
los hombres tiendan a evitarlo. La
televisión y las revistas de mujeres especialmente se encargan de llevar a
través de novelas, magazines, artículos y otros medios que tratan “asuntos para
ellas”, mensajes que se constituyen en invitación a la mujer para que busque a
como dé lugar, experiencias románticas u orgásmicas. En otras palabras, a un matrimonio
frustrante en cuanto a la no plena satisfacción de sus expectativas se le suman
“las sugerencias” de los medios. El
apetito de amor o el apetito de orgasmo, para una sexualidad por mucho tiempo
represada, es estimulado por dichos medios. “Si el ideal romántico no te lo
proporciona el matrimonio, búscalo allí donde quiera que éste se halle” parecen
decir los medios. Así como a los
hombres, la televisión parece insinuarles la eterna búsqueda del cuerpo femenino
perfecto, el que paraliza la playa con su caminar, a las mujeres parece
insinuarles la búsqueda eterna, nunca plenamente satisfecha del amor de los
amores; de ese hombre, que en algún lugar espera para darle lo que hasta ese
momento les fue negado.
0 comentarios