NUEVA EDICIÓN DE BREVE HISTORIA DE TODAS LAS COSAS EN BERLÍN
Breve historia de todas las cosas marzo 01, 2023MARCO TULIO AGULERA GARRAMUÑO EN VIERNES DE LETRAS EN LA UNIVERSIDAD DEL VALLE, COLOMBIA
Aguilera Garramuño noviembre 26, 2022Presentación de MTAG en el Auditorio Central de la Universidad del Valle, en julio de 2022. En ella, acompañado por el vice decano de Investigaciones el autor habló de sus inicios como escritor en Cali, en la década de los 70.
Vea vídeo en el link abajo
Y aquí hay un texto que rompe las barrreras del tiempo: mi profesora de Lectura y Redacción en San Isidro de El General, Vilma Alfaro, me conoció cuando yo tenía 15 años y asistía a sus clases. He aquí una bella carta que me escribió recientemente recordando a ese adolescente febril que fui:
"
Qué lástima no haber tenido la oportunidad de saludarle personalmente en su visita a Costa Rica.Me hubiera encantado.
Cómo le recuerdo?
Incursionaba al aula apresurado, dueño de esa sonrisa propia del adolescente (maliciosa? ) Irradiaba el encanto de ese joven que empieza a cuestionarse, a indagary a analizar todo lo que les nuevo.
Aquella mirada atenta, me resultaba escrutadora pero, graciosamente,diluida en ese halo encantador del asombro, ese asombro que, a través de los años, nos va robando la vida.
Confeccionaba extensas redacciones y lo recuerdo atendiendo a mis sugerencias, sumamente interesado y respetuoso.
Ahora comprendo que, tras aquella inocente y tierna mirada, Marco Tulio nos estaba sumergiendo ( a todos sus profesores ) en ese su mundo "nivolesco " como diría Unamuno.
No sé si estoy equivocada, pero lo intuí siempre romántico, sensible, vulnerable
Leer Breve historia de todas las cosas, me ha permitido rescatar con más claridad,aquellas imágenes un poco difusas de mi siempre recordado exalumno.
Como escritor le admiro muchísimo y no pierdo la esperanza de adquirir algunas de sus obras.
Con la esperanza de saludarle algún día personalmente,lo saluda cariñosamente..
Cómo le recuerdo?
Incursionaba al aula apresurado, dueño de esa sonrisa propia del adolescente (maliciosa? ) Irradiaba el encanto de ese joven que empieza a cuestionarse, a indagary a analizar todo lo que les nuevo.
Aquella mirada atenta, me resultaba escrutadora pero, graciosamente,diluida en ese halo encantador del asombro, ese asombro que, a través de los años, nos va robando la vida.
Confeccionaba extensas redacciones y lo recuerdo atendiendo a mis sugerencias, sumamente interesado y respetuoso.
Ahora comprendo que, tras aquella inocente y tierna mirada, Marco Tulio nos estaba sumergiendo ( a todos sus profesores ) en ese su mundo "nivolesco " como diría Unamuno.
No sé si estoy equivocada, pero lo intuí siempre romántico, sensible, vulnerable
Leer Breve historia de todas las cosas, me ha permitido rescatar con más claridad,aquellas imágenes un poco difusas de mi siempre recordado exalumno.
Como escritor le admiro muchísimo y no pierdo la esperanza de adquirir algunas de sus obras.
Con la esperanza de saludarle algún día personalmente,lo saluda cariñosamente..
MEMORIAS MUY INDISCRETAS (MIS AMORES CON GARDEAZÁBAL)
Breve historia de todas las cosas octubre 13, 2018
Espero que Gardeazábal nunca lea estas infidencias.
Recurrí a mi encanto personal o a mi don de secretarias para que Fanny, Luz Marina y Eva, secretarias de Filosofía, Letras e Historia se dedicaran en sus ratos libres a pasar a máquina mis considerables garrapateos ( ¿sabían ustedes que “garrapateas” son las notas más veloces que se puedan producir en los instrumentos musicales?, nota cultural) que llegaron a llenar casi cuatrocientas páginas, un volumen respetable que titulé inmodestamente Breve historia de todas las cosas y que le llevé a Gustavo Álvarez Gardeazábal, quien con un ¡humm! de explicable tedio vital anticipado, aceptó leer el mamotreto después de mirarme descaradamente las piernas (desnudas, rozagantes y suculentas tras el habitual trote de diez kilómetros por los rumbos de a Pance).
Una semana más tarde me encontré al cabezón escritor de los ojos lindos en un corredor de Humanidades, me dijo tenemos que hablar, lo dijo con voz de autoridad inapelable, te espero en mi apartamento el sábado a las cinco de la tarde (los compañeros de Filosofía, que asistían a distancia al coloquio del cordero propiciatorio y el lobo feroz hambriento de adolescentes talentosos nos miraban sonrientes y yo, retador, les hacía creer que sí, de veras, nada de lo humano me era ajeno. La tarde en que visité a Gustavo hacía un calor de horno crematorio por lo que, lo juro, no me pareció improcedente la sugerencia del escritor de que nos quitáramos la ropa, de modo que tuvimos una sesión de taller literario en calzoncillo, y todo marchó sobre ruedas, me dijo que sí, que en mi manuscrito había un no sé qué que anunciaba algo más grande, que había mucha, mucha vida abigarrada, muchísimos personajes interesantes, divertidos, extravagantes, todos acumulados como en una pelea de perros y que el mundo de ese pueblo, San Isidro de El General, era muy particular, como de vida palpitando al borde del infarto, pero que, amiguito, hay que poner puntos de vez en cuando, hay que terminar las historias que se inician, hay que detenerse en los instantes más hermosos y significativos, hay que romper ese enorme, enormísimo coágulo narrativo y tratar de hacerlo digerible.
Me entregó el mamotreto. Vi a golpe de ojo de perdiz que estaba plagado de observaciones y de signos de exclamación, de interrogación, de rabiosos rayones, y al final, al puro final de nuestro encuentro me dijo, hijo mío, antes de hacer la casa tienes que tener cimientos, de modo que abandona esa vagabundería de la filosofía y dedícate a leer las grandes novelas de la humanidad, lo que hice literalmente durante los siguientes meses: leí en tiempo récord La Iliada, La Odisea, el Quijote, el Ulises de Joyce y, hasta la Biblia, ¡de principio a fin, sin saltar un solo evangelio!, hasta conseguí los evangelios apócrifos y me los receté, no sé qué tanto aprendí, qué tanto digerí, el caso es que lo hice y que tras hacerlo reescribí la novela, rompí coágulos, separé historias, puse subtítulos al estilo de las novelas picarescas o de caballería y listo, ahí estaba mi novela, mi Breve historia de todas las cosas, para salir al mundo a dar una batalla que sigue perdiendo pero que continúa vigente. Ya va por tres ediciones: una en Argentina, de La Flor; otra en Colombia, en Plaza y Janés; y la tercera en coedición México (Educación y cultura) y España (Trama editorial). Sobre esa novela se ha dicho y repetido lo indecible. Y como subtexto he de decir que la aventura de los dos hombres en calzoncillos, agobiados por los 40 grados centígrados en un apartamento en la ciudad de Cali (sería 1973), tras una sesuda sesión de crítica literaria culminó cuando Gustavo me puso una de sus calientes y delicadas manos sobre el más alto muslo, acto que aunque previsible y sutil, no me agradó de forma alguna, por lo que tomé su mano indiscreta por la muñeca y apreté con todas mis fuerzas, tratando de triturar sus huesitos de leche, al tiempo que sonreía y con la superioridad de macho recontramacho quince centímetros más alto que Gustavo y con el plus de veinte kilos extra le dijo, no sin afecto y admiración, querido Gustavo, ese tipo de crítica literaria no va con mis intereses.xxx
He de decir que ese fue el último tendencioso acercamiento de Gustavo y que fuimos durante más de treinta años los mejores amigos del mundo hasta que se me ocurrió escribir que uno de sus libros (sobre las masturbaciones y actividades de extrema sociabilidad de los curas en los seminarios) estaba mal escrito.
Recurrí a mi encanto personal o a mi don de secretarias para que Fanny, Luz Marina y Eva, secretarias de Filosofía, Letras e Historia se dedicaran en sus ratos libres a pasar a máquina mis considerables garrapateos ( ¿sabían ustedes que “garrapateas” son las notas más veloces que se puedan producir en los instrumentos musicales?, nota cultural) que llegaron a llenar casi cuatrocientas páginas, un volumen respetable que titulé inmodestamente Breve historia de todas las cosas y que le llevé a Gustavo Álvarez Gardeazábal, quien con un ¡humm! de explicable tedio vital anticipado, aceptó leer el mamotreto después de mirarme descaradamente las piernas (desnudas, rozagantes y suculentas tras el habitual trote de diez kilómetros por los rumbos de a Pance).
Una semana más tarde me encontré al cabezón escritor de los ojos lindos en un corredor de Humanidades, me dijo tenemos que hablar, lo dijo con voz de autoridad inapelable, te espero en mi apartamento el sábado a las cinco de la tarde (los compañeros de Filosofía, que asistían a distancia al coloquio del cordero propiciatorio y el lobo feroz hambriento de adolescentes talentosos nos miraban sonrientes y yo, retador, les hacía creer que sí, de veras, nada de lo humano me era ajeno. La tarde en que visité a Gustavo hacía un calor de horno crematorio por lo que, lo juro, no me pareció improcedente la sugerencia del escritor de que nos quitáramos la ropa, de modo que tuvimos una sesión de taller literario en calzoncillo, y todo marchó sobre ruedas, me dijo que sí, que en mi manuscrito había un no sé qué que anunciaba algo más grande, que había mucha, mucha vida abigarrada, muchísimos personajes interesantes, divertidos, extravagantes, todos acumulados como en una pelea de perros y que el mundo de ese pueblo, San Isidro de El General, era muy particular, como de vida palpitando al borde del infarto, pero que, amiguito, hay que poner puntos de vez en cuando, hay que terminar las historias que se inician, hay que detenerse en los instantes más hermosos y significativos, hay que romper ese enorme, enormísimo coágulo narrativo y tratar de hacerlo digerible.
Me entregó el mamotreto. Vi a golpe de ojo de perdiz que estaba plagado de observaciones y de signos de exclamación, de interrogación, de rabiosos rayones, y al final, al puro final de nuestro encuentro me dijo, hijo mío, antes de hacer la casa tienes que tener cimientos, de modo que abandona esa vagabundería de la filosofía y dedícate a leer las grandes novelas de la humanidad, lo que hice literalmente durante los siguientes meses: leí en tiempo récord La Iliada, La Odisea, el Quijote, el Ulises de Joyce y, hasta la Biblia, ¡de principio a fin, sin saltar un solo evangelio!, hasta conseguí los evangelios apócrifos y me los receté, no sé qué tanto aprendí, qué tanto digerí, el caso es que lo hice y que tras hacerlo reescribí la novela, rompí coágulos, separé historias, puse subtítulos al estilo de las novelas picarescas o de caballería y listo, ahí estaba mi novela, mi Breve historia de todas las cosas, para salir al mundo a dar una batalla que sigue perdiendo pero que continúa vigente. Ya va por tres ediciones: una en Argentina, de La Flor; otra en Colombia, en Plaza y Janés; y la tercera en coedición México (Educación y cultura) y España (Trama editorial). Sobre esa novela se ha dicho y repetido lo indecible. Y como subtexto he de decir que la aventura de los dos hombres en calzoncillos, agobiados por los 40 grados centígrados en un apartamento en la ciudad de Cali (sería 1973), tras una sesuda sesión de crítica literaria culminó cuando Gustavo me puso una de sus calientes y delicadas manos sobre el más alto muslo, acto que aunque previsible y sutil, no me agradó de forma alguna, por lo que tomé su mano indiscreta por la muñeca y apreté con todas mis fuerzas, tratando de triturar sus huesitos de leche, al tiempo que sonreía y con la superioridad de macho recontramacho quince centímetros más alto que Gustavo y con el plus de veinte kilos extra le dijo, no sin afecto y admiración, querido Gustavo, ese tipo de crítica literaria no va con mis intereses.xxx
He de decir que ese fue el último tendencioso acercamiento de Gustavo y que fuimos durante más de treinta años los mejores amigos del mundo hasta que se me ocurrió escribir que uno de sus libros (sobre las masturbaciones y actividades de extrema sociabilidad de los curas en los seminarios) estaba mal escrito.
Ricardo Moreno Botello, MT, Héctor D'Alessandro |
En
Barcelona. Tantas
escenas se acumulan en un solo día, que se hace imposible, después de 20 ó
más horas de actividad y tras una sesión de cerveza y tapas, organizar
coherentemente o privilegiar los momentos memorables de este día. Por ello haré
una enumeración.
1.
La caminata con L por La Rambla hasta llegar al Maremagnum.
2.
La visita al estudio de Quimet Sabaré Casanova, amigo de andanzas
de Salvador Dalí, donde nos tomamos fotos con sus cuadros espléndidos que
prolongan de alguna manera la obra del pintor de Figueras.
2.
La presentación de mi Historia de todas las cosas en el Ámbito Cultural
deL Portal del Angel, con padrinos de lujo: Héctor D'Alessandro, un hombre
seductor, erudito, sabio, agradable, con un talento fuera de toda proporción,
que no escatimó elogios para la novela (pronto espero subir un video del
evento, grabado por el propio Héctor); Alexandri Gutiérrez, un joven escritor
que leyó un fragmento de la novela y habló elocuentemente y Ricardo Moreno
Botello, editor y artífice de este viaje que representó mi presentación en
España, una presentación al margen de los grandes aparatos publicitarios y sin
embargo tan llena de eventos agradables, acolitada por personajes destacados y
respetables, modestos y con enorme altura espiritual.
3. Hablar de "éxito" sería ocioso.
Cumplimos con un ritual simbólico y pusimos un pie en España, pisamos con
firmeza. Desbrozamos el camino para posteriores regresos y para la publicación
de mis otros libros. Poco a poco esto que sembramos irá dando frutos,
esperamos que jugosos, no en términos económicos (aunque no se desprecia el vi
metal) sino frutos menos materiales: la difusión de una obra que he estado
escibiendo durante más de 40 años.
4. La Biblioteca Bòbila de L' Hospitalen de Llobregat me abrió sus puertas para una amena charla con lectores viejos, nuevos e intelectuales catalanes. Jordi Canals, director de la biblioteca, mostró gran amabilidad y apertura a las nuevas corrientes de la literatura latinomericana.
5. Espero subir fotos de los eventos y el video de la presentación.
6. No creo que exista otro lugar en el mundo como en Las Ramblas en el que se pueda ver tan concentrada en un sitio una muestra tan variada de la variedad de los seres humanos, de las razas, las nacionalidades, los estilos de vida, los vicios, las virtudes. Allí puedes ver a saludables alemanes, a esmirrados hippies latinoamericanos, a saltimbanquis que envidiaría el Cirque du Soleil, a estafadores polacos, rusos, argentinos, a hermosas polacas o rusas pescando clientes.. todo está en Las Ramblas, como en un aleph: caminando para arriba y para abajo, interminablemente, las 4 horas del día.
7. Y bellezas, bellezas sublimes, desquiciantes, exhibiendo piernas y bustos alucinantes que turban a los que no están acostumbrados a ver tal esplendor de la carne expuesto con tal naturalidad.
8. Historias y anécdotas: que en las noches de Mont Juif treinta o cuarenta fornicantes públicos ejercen sus deleites al aire libre y treinta o cuarenta voyeuristas disfrutan vicariamente mirándolos.
9. Dice D Alessandro que el Mediterráneo es casi un inmóvil y enorme lago de mierda.
10. El caso es que en las calles se respiran aires diferentes, distintos ambientes: turistas que tiran euros al aire y grandes cantidades de personas que no tienen trabajo y tampoco esperanza de conseguirlo.
11. La explotación del hombre por el hombre en todo su esplendor: en hoteles y restaurantes hay pocos empleados y se les explota minuciosamente: tiene que trabajar lo más eficientemente o se los despide sin piedad.
13. Yo y mi máneger nos estamos alojando en el Hotel Condal, al que llamo Hotel Congal. Está a 50 metros de La Rambla. Tiene lo básico. Además tres camaristas y un recepcionista. Eso es todo. Debo hacer rendir el vil metal porque 16 días en España... etc.
14. El editor Ricardo Moreno ha estado espléndido, su amabilidad magnífica... y no nace de un interés monetario sino de un entusiasmo auténtico por su trabajo y por el mío. Si yo fuera tan buen escritor como él cree que soy, yo estaría solamente detrás de Cervantes y otro señor cuyo nombre se me pide que ya no pronuncie.
15. Y, por favor, por favor, me pidió mi máneger: pórtate serio, deja el relajo, ya no andes diciendo que eres ególatra, cuida tu imagen, no abuses de ella, no insultes a nadie, no digas que tu profesión es la de buscador de enemigos.
16. Y además, pidió: no repitas lo mismo que dices en todas tus conferencias (pero es que, amiga, es lógico que si en un año asistes a 10 o 15 de mis conferencias o charlas, inevitablemente tengas que escuchar lo mismo: yo soy yo y mis recuerdos (que pueden ser falsos o arreglados pero que son míos).
17. A pesar de que mi máneger es minuciosa, milimétricamente criticona y perfeccionista, es esta ocasión ha dicho que le han gustado las presentaciones en España.
18. Ha estado fallando el soporte fotográfico: con las cámaras digitales se han tomado tantas fotos que es imposible encontrar una adecuada para cada texto.
4. La Biblioteca Bòbila de L' Hospitalen de Llobregat me abrió sus puertas para una amena charla con lectores viejos, nuevos e intelectuales catalanes. Jordi Canals, director de la biblioteca, mostró gran amabilidad y apertura a las nuevas corrientes de la literatura latinomericana.
5. Espero subir fotos de los eventos y el video de la presentación.
6. No creo que exista otro lugar en el mundo como en Las Ramblas en el que se pueda ver tan concentrada en un sitio una muestra tan variada de la variedad de los seres humanos, de las razas, las nacionalidades, los estilos de vida, los vicios, las virtudes. Allí puedes ver a saludables alemanes, a esmirrados hippies latinoamericanos, a saltimbanquis que envidiaría el Cirque du Soleil, a estafadores polacos, rusos, argentinos, a hermosas polacas o rusas pescando clientes.. todo está en Las Ramblas, como en un aleph: caminando para arriba y para abajo, interminablemente, las 4 horas del día.
7. Y bellezas, bellezas sublimes, desquiciantes, exhibiendo piernas y bustos alucinantes que turban a los que no están acostumbrados a ver tal esplendor de la carne expuesto con tal naturalidad.
8. Historias y anécdotas: que en las noches de Mont Juif treinta o cuarenta fornicantes públicos ejercen sus deleites al aire libre y treinta o cuarenta voyeuristas disfrutan vicariamente mirándolos.
9. Dice D Alessandro que el Mediterráneo es casi un inmóvil y enorme lago de mierda.
10. El caso es que en las calles se respiran aires diferentes, distintos ambientes: turistas que tiran euros al aire y grandes cantidades de personas que no tienen trabajo y tampoco esperanza de conseguirlo.
11. La explotación del hombre por el hombre en todo su esplendor: en hoteles y restaurantes hay pocos empleados y se les explota minuciosamente: tiene que trabajar lo más eficientemente o se los despide sin piedad.
13. Yo y mi máneger nos estamos alojando en el Hotel Condal, al que llamo Hotel Congal. Está a 50 metros de La Rambla. Tiene lo básico. Además tres camaristas y un recepcionista. Eso es todo. Debo hacer rendir el vil metal porque 16 días en España... etc.
14. El editor Ricardo Moreno ha estado espléndido, su amabilidad magnífica... y no nace de un interés monetario sino de un entusiasmo auténtico por su trabajo y por el mío. Si yo fuera tan buen escritor como él cree que soy, yo estaría solamente detrás de Cervantes y otro señor cuyo nombre se me pide que ya no pronuncie.
15. Y, por favor, por favor, me pidió mi máneger: pórtate serio, deja el relajo, ya no andes diciendo que eres ególatra, cuida tu imagen, no abuses de ella, no insultes a nadie, no digas que tu profesión es la de buscador de enemigos.
16. Y además, pidió: no repitas lo mismo que dices en todas tus conferencias (pero es que, amiga, es lógico que si en un año asistes a 10 o 15 de mis conferencias o charlas, inevitablemente tengas que escuchar lo mismo: yo soy yo y mis recuerdos (que pueden ser falsos o arreglados pero que son míos).
17. A pesar de que mi máneger es minuciosa, milimétricamente criticona y perfeccionista, es esta ocasión ha dicho que le han gustado las presentaciones en España.
18. Ha estado fallando el soporte fotográfico: con las cámaras digitales se han tomado tantas fotos que es imposible encontrar una adecuada para cada texto.
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La Novela que Quiso Opacar a "Cien años de Soledad"
36 años después de su primera edición en Argentina, vuelve a ser publicada la obra que pretendió competir en calidad con "Cien años de soledad"
La escribió un joven colombiano que ha cargado injustamente con el estigma de ser un imitador deGabriel García Márquez. La publicó Ediciones La Flor, del prestigioso editor Daniel Divinsky, en 1975; quien escribió las siguientes palabras en la contraportada: “Nosotros los editores de estelibro, declaramos al lector:
- Que Aguilera Garramuño no es un seudónimo utilizado por García Márquez para escribir una novela más divertida que "Cien años de soledad". Aguilera Garramuño es el de la fotografía, y no tiene bigote.
- Que "Breve historia de todas las cosas" es la novela más imaginativa, loca, entretenida y rica que haya pasado en mucho tiempo por nuestras manos.
- Que garantizamos al lector satisfacción completa, si no se le devolverá el importe de su compra en la tienda principal de San Isidro de El General.
- Que el pueblo San Isidro de El General no es Macondo y su único parecido es que ambos sólo podrían estar en Colombia.
- Que todos los comentarios bibliográficos de este libro lo relacionaran con García Márquez, siendo esto una mentira: a nosotros nos gusta más Aguilera Garamuño.""
Gabriel García Marquez le da su visto bueno y la elogia
La novela fue entregada por el autor a García Márquez en su propia mano, Gabo la recibió escéptico y una semana más tarde llamó a Aguilera Garramuño para felicitarlo. “No creo que sea mejor que Cien años de soledad, pero no le hace falta. Es unanovela extraordinaria y original”. Muchos lectores autorizados pensaron lo mismo y unos pocos acusaron a la obra de ser un subproducto del realismo mágico. La edición argentina no se vendió de manera tan copiosa como esperaba el editor, pues Argentina por esos días estaba en la peor crisis de su existencia y gobernada por la feroz tiranía de los militares.
Salió una segunda edición de 25.000 ejemplares en Plaza y Janés de Colombia, y ahí terminó la carrera de la novela, que no fue olvidada por la crítica y los lectores, pero sí relegada por su autor, que se dedicó a sobrevivir en Estados Unidos, Colombia y México, y que comenzó a publicar otros libros que tuvieron repercusión pero no llegaron a tener eco mundial.
Proceso y obras del escritor colombiano Marco Tulio Aguilera Garramuño
Lo más cerca que estuvo de alcanzar difusión mundial, fue en el año 2000, cuando quedó finalista del Concurso Alfaguara con sunovela El amor y la muerte, concurso que ganara Elena Poniatowska. La editorial ocultó que la novela de Garramuño había sido finalista, pero la crítica de muchos países subrayó dicha actitud y el escritor levantó una polémica contra Alfaguara, afirmando que se premia lo que se vende, no la calidad.
Aguilera Garramuño, urgido por una pulsión narrativa y un poder literario que han reconocido críticos de muchos países, ha publicado libros que se han transformado en clásicos. Por ejemploCuentos para después de hacer el amor, que a la fecha lleva 16 ediciones y El pollo que no quiso ser gallo, cuentos infantiles, que ha vendido casi 50.000 ejemplares.
Emprendió un proyecto del tam año de En busca del tiempo perdido, constituido por cinco novelas, de las cuales lleva cinco publicadas: Mujeres amadas, Las noches de Ventura, La pequeña maestra de violín, La hermosa vida y una inédita, El sentido de la melancolía.
Recuperación, reedición y publicación de la antigua obra
En la memoria de los lectores quedó, sin embargo, la primera novela,Breve historia de todas las cosas;que fue considerada por Seymour Menton como lo más cercano que se haya escrito a Cien años de soledad; se recuerda que esa obra entró en la historia de la literatura latinoamericana exaltada en libros de John Brushwood, Seymour Menton, Raymond Williams, Anderson Imberty en artículos de medios literarios de muchos países.
La Estafeta Literaria de Madrid le dedicó una página, y Germán Vargas, uno de los siete sabios de Cien años de soledad, destacó su gozosa calidad, así como lo hicieron más de 100 críticos. Aun así el autor decidió dejar relegada esa novela y dedicarse a demostrar que no es, de ninguna manera, una sombra del célebreGabo.
Como dato curioso, años después el filósofo norteamericano Ken Wilber publicó un libro con el mismo título. Y aun más curioso, un escritor español, 15 años después de la publicación de Cuentos para después de hacer el amor, publicó un libro con el mismo título.
36 años después de la publicación de Breve historia de todas las cosas, una pequeña y prestigiosa editorial del estado de Puebla, llamada Educación y Cultura, publicará una novela que se llamaHistoria de todas las cosas. Es la misma vieja novela, alimentada con la experiencia narrativa a lo largo de los años, y con 220 páginas más. Aguilera Garramuño afirma que va a demostrar que lo que dijo su editor original, si no era verdad entonces, sí lo es ahora.
Marco Tulio Aguilera Garramuño estuvo el 5 de octubre dictando conferencia en la Biblioteca Bóbila de L’ Hospitalet de Llobregat – Barcelona y la misma semana presentó HISTORIA DE TODAS LAS COSAS en el centro cultural del Corte Inglés, en el centro de la ciudad condal. Actualmente recorre México en una gira promotora de su obra y en algún momento recorrerá su terruño colombiano, para gusto de sus seguidores nacionales.