Descubrimiento del río Amazonas
junio 10, 2013
LECTURA DE RELACIÓN
DEL DESCUBRIMIENTO DEL RIO DE LAS AMAZONAS
De mis viajes a la Amazonia colombiana, mis lecturas y mis entrevistas nació esta novela publicada por la Universidad de Puebla |
“Lo que aquí en adelante dijere será como
testigo de vista y hombre a quien Dios quiso dar parte de un tan nuevo
y nunca visto descubrimiento como el que adelante diré”. Quien escribe
lo anterior es Fray Gaspar de Carvajal quien acompañara a Orellana en el
descubrimiento del Gran Río de Las Amazonas -descubrimiento casal: embarcaron
en un barco hecho por ellos mismos
y la fuerza y velocidad del agua
los llevó a desembocar en uno y otro y otro río, hasta llegar al Amazonas, que
terminó por llevarlos hasta las bocas del río, cortando transversalmente
prácticamente la parte más ancha de Sur América. En este viaje desbocado
dijeron hallar grupos de indios,
unos más mansos o agresivos de otros,
poblaciones perfectamente organizadas, caminos, mujeres amazonas, otras mil maravillas.
“Y así el capitán Orellana tomó consigo cincuenta y
siete hombres, con los cuales se metió en ele barco dicho y en ciertas canoas
que a los indios habían tomado, y
comenzó a seguir su río abajo con el
propósito de luego dar la vuelta, si
comida se hallase para avituallar a Pizarro que quedó a la espera; lo cual
salió al contrario de cómo todos pesábamos, porque no hallamos comida
en doscientas leguas...”
Imposibilitados para regresar por la fuerza delos ríos,
deciden “ir adelante y seguir el río o
morir a ver lo que en él había”
Cuenta que el año nuevo del
42 (1542) creyeron escuchar tambores y el 8 de diciembre vieron cuatro canoas
llenas de indios “ y como nos vieron, dan la vuelta en gran priesa, dando
alarma”. Los españoles se apresuran a llegar a las poblaciones de los indios,
descienden en forma bizarrra, dispuestos al ataque, los indígenas también
dispuestos a la defensa y súbitamente sin explicación Fray Gaspar afirma que
los indios abandonaron el pueblo dejando sus
guisos, sus alimentos, sus
enseres. Suena fantansioso el
evento si se piensa que los españoles
habían estado alimentándose con “cueros, cintas y suelas de zapatos cocidas
con algunas yerbas”: el pensar que
podrían aventajar a los indios en llegar a sus aldeas y hacerles
frente parece una novelización del
suceso, máxime si se piensa que los indígenas estaban en su territorio y en
sus facultades. Tal vez lo que los hizo
huir fue el estruendo de las armas o
alguna mortandad que Fray Gaspar prefiere no confesar. O acaso el respeto
reverencial por lo desconocido.
La relación con los indios del señor Apaira
a los que encuentra más adelante es armoniosa, generosa de lado y lado, y a ello contribuye el hecho de que Orellana en sus
correrías anteriores ha aprendido la lengua y los usos de los indígenas. Sin embargo : “Estaban tan
atentos y con tanta atención escuchando lo que el capitán les decía, y les dijeron que si íbamos a ver a las Amazonas, que en su lenguaje se
llaman Coñiapuyara, que quiere decir
grandes señoras, que miráramos lo
que hacíamos, que éramos pocos y ellas
muchas, que nos matarían, que nos
estuviéramos en sus tierras, que allí
nos darían todo”.
Orellana no atendió
los consejos, siguió río abajo y halló
gran oposición en el pueblo del cacique Omagua, que al decir de Fray Garpar
tenían 50 000 hombres en pie de guerra a los que derrotó y puso huida,
tomándose sus pueblos. Nueva exageración
para un grupo de 53 españoles que
viajaban ahora en dos bergantines. ( La
hazaña de los españoles se magnifica si
se piensa que ellos mismos construyeron,
en plena selva, sus embarcaciones,
no de poco calado).
Entre los
delirantes hallazgos de los españoles, destaca sin duda el de las Amazonas,
descritas con tal detalle: “...y quiso Dios que en doblando una punta que el
río hacía, vimos la costa adelante
muchos y muy grandes pueblos que estaban blanqueando. Aquí dimos de golpe en la
buena tierra y señorío de las amazonas (...)”
Se entabla la lucha, pues los españoles querían “cabordar” para
aprovisionarse y los indios defender sus posesiones. Y es en esta lucha
donde por primera vez se menciona como hecho verídico la presencia de las
amazonas: “Quiero que sepan cuál fue la causa por donde esos indios se
defendían de tal manera. Han de
sabe que ellos están subjetos y
tributarios a las amazonas y, sabida
nuestra venida, vanles a pedir
socorro y vinieron hasta diez o doce, que estas vimos nosotros, que andaban
peleando delante de todos los indios, como los capitanes, y peleaban ellas tan
animosamente que lo indios no osaban
volver las espaldas, y el que las volvía, delante de nosotros lo mataban a palos, y ésta es la
causa por la cual indios se defendían
tanto. Estas mujeres son muy altas y blancas y tienen el cabello muy largo y entrenzado y revuelto en la
cabeza: son muy membrudas, andaban desnudas en cueros y atrapadas sus
vergüenzas, con sus arcos y sus flechas en las manos haciendo tanta guerra como diez indios...” Tras matar
a diez o doce de ellas, los indios retrocedieron y los españoles escaparon con
sus bergantines “que parecían puercoespín”. Luego se dejaron ir al garete sin remar, pues no
tenían fuerzas. En un nuevo encuentro Fray Gaspar pierde un ojo y la expedición
de Orellana se ve acosada constantemente por grupos de indios en piraguas, que
no les permiten acercarse a tierra a buscar alimento.
Orellana se
agencia un indio con el que se entiende y quien le da noticias del todo asombrosas de las Amazonas: que vivían cuatro
o cinco jornadas de la costa del
río, que no eran casadas ni tenían
marido y que llegada una temporada iban
donde sus vecinos, hombres blancos como ellas y se apareaban, y daban a
luz una hija, la cuidaban, si daban a
luz un hijo, lo mataban o lo daban a su padre,
le dijo que había como sesenta pueblos de amazonas muy bien organizados
y comunicados por caminos cercados de parte y parte y con puertas, por las que
ellas cobraban a los pasantes, le dijo que las casas no eran de paja sino de
piedra, agregó que tienen grandísima riqueza de oro y que “en la cibdad donde
reside la dicha señora Coñori hay cinco casas del sol a donde tienen sus ídolos
de oro y de plata en figura de mujeres...”
No sé cuál
haya sido el destino crítico que haya recibido la relación de Fray Gaspar, tampoco su difusión, lo que es claro es el
hecho de que el mito de Eldorado desencadenó incontables expediciones, casi
todas ruinosas y no tengo noticia de que otro cronista haya hecho constancia de este mundo altamente organizado
por hembras.
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