Mi Lolita
junio 11, 2013
Me puse de
pie. Tuve la intuición de que había algo peligroso en la situación.
--¿Ya te
vas?
--Sí.
--Nada más acompáñame hasta las escaleras –dijo.
Se subió
hasta el tercer escalón, me puso una mano en el hombro, me jaló y me dio un
beso en la boca.
Estaba muy
bella, con su vestido de talle alto (talle imperio, creo que se llama), el
cabello recién cortado al estilo Príncipe Valiente, los saludables dientes de
conejo y sus ojos grandísimos y brillantes. Tan chiquita y ya está lista para
el amor, pensé. Su sonrisa perversita al darme el beso lo demostraba. No creo
que se atreva a decirle a su madre que me dio un beso. Pero si se le ocurre
decirle que yo le di un beso, sin duda estaré
metido en un lío gordo.
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