El erotismo como reflexión estética
octubre 29, 2013
El erotismo como reflexión estética del amor en Noches de Ventura de Aguilera Garramuño
Por German D. Carrillo
PhD Marquette
University -1998
Según el DICCIONARIO DE AUTORIDADES, dice O.
Paz -, "la llama es la parte más sutil del fuego que se eleva y se levanta
a lo alto en figura piramidal. El fuego original y primordial, o sea la
sexualidad, levanta la llama roja del erotismo, y ésta, a su vez, sostiene y
alza otra llama azul y trémula: la del amor.
Erotismo y
amor: la llama doble de la vida
." (Octavio Paz, La llama doble. P.
7; 11993)
No cabe duda de que de la misma
manera en que se viene hablando de un tiempo acá de una "nueva novela histórica" ampliamente demostrada, según
estudiosos como Seymon Menton, Raymond
Soussa, Amalia Pulgarín, Luis Leal y
otros, tampoco es menos cierto que de algún tiempo acá se venga hablando
de un nuevo subgénero narrativo que bien podría denominarse "la nueva
narrativa erótica". (1) Existen amplias demostraciones de ello. Basta con
recordar los convincentes "tratados eróticos" de Vargas Llosa
que constituyen La orgía perpetua: Flaubert y Madame
Bovary (1975), primera prueba de sus tempranas preferencias
narrativas, el refinado estudio del erotismo adolescente que viene a ser el Elogio de la madrastra (1988), hasta
llegar a la focalización total del tema con su reciente novela Best-seller de
este verano pasado de 1997 a ambos lados del Atlántico en los tan comentados Cuadernos
de don Rigoberto ( Alfaguara, 1997, 384 pp.) (1) Y no está tan sólo este
cuadrante. Beatriz Escalante en la Editorial Ectasy de Mexico dio a conocer su
antología de El cuento erótico mexicano hace justo dos años, mientras
Fanny Buitrago abría nuevos surcos en el campo del erotismo femenino con su más
reciente novela Señora de la miel (1993) sobre la cual versó la ponencia
de la señoria Tulia Jiménez Vergara en este mismo Congreso. Conviene recordar
que una de las novelas más vendidas en el año de 1994, por lo menos en
Colombia, fue Metatrón de neta estirpe erótica. Sin embargo, el espaldarazo literario de este
que hemos llamado subgénero novelístico, estaría a cargo del mismo y
prestigioso Vargas Llosa cuando comentaba para la prensa su nuevo friunfo
novelistico en vertiente erótica:
"En mi caso -dice -ninguna novela me produce gran
entusiasmo, hechizo, plenitud, si no hace las veces, siquiera de una dosis
mínimas de estimulante erótico"
(Citado por Plinio Apuleyo Mendoza en Lecturas Dominicales de El
tiempo, 13 de julio de 1997, a propósito de la traducción al italiano de la
novela Cinco días en la isla (1997). (1)
De
los tres grandes autores colombianos que han hecho de México su residencia
permanencen en una especie de "exilio autoimpuesto" en cada caso, en
los últimos veinte años, a saber, García Márquez, Alvaro Mútis y M. T. Aguilera
Garramuño, es sin duda este último, el más joven, pero no por ello el menos
conocido, ni mucho menos el menos controvertido, ni tampoco el de menores
ventas. Todo lo contrario; pues bien se ve que la controversia bin administrada
desde las columnas sabatinas de UNOMASUNO le ha catapultado a las primeas
páginas de las revistas literarias en México y
fuera de ahí. Claro está que la fama de Gabo es de difícil paragón; de
la misma forma que el reciente PREMIO
PRINCIPE DE ASTURIAS concedido al poeta Mutis a sus 74 años, le ha
convertido de pronto en famoso novelista de los que se llevan a la pantalla del
cine, como lo demuestra el buen éxito de Ilona llega con la lluvia
(1996) y la secuela de Macqrol el Gaviero , que se está preparando ahora mismo
en los estudios de varios países hispanoamericanos y que le ha colocado muy
merecidamente en el olimpo de los grandes escritores hispanos de hoy. No
obstante, Aguilera garramuño, el tercer gran expatriado, ha sabido defender su terruño, escalar y
merecer cada uno de los 15 premios internacionales ganados "a pulso,
sudor, esfuerzo y tesón". Garramuño ha ganado, entre otros, la Primera
Bienal de novela José Eustacio Rivera , el
Premio Nacional de cuento de San Luis Potosí y el Concurso internacional
de cuentos de la prestigiosa Revista Plural. Estas son algunas de sus
orgullosas credenciales.
¿Quién
es, pues este hombre que desafía desde su primera obra lo convencional y se
enfrenta por pura convicción a enemigos grandes y pequeños que le atacan desde
arriba por su incorregible afición al tema amoroso que, equivocadamente, han
asociado con lo pornográfico, tal vez sin
haberlo leído? Oigamos el desparpajo con que se presenta el autos mismo:
"Nunca he tenido mucho dinero, pero sí una
urgencia obsesiva por escribir. Con hambre, con problemas, sin trabajo,
he escrito. (...) Siempre he hecho lo que quiero porque sé que hay una especie
de ángel que me protege: el ángel de la literatura. Es como dice Mutis, un Mecenas secreto, que cuida de mi vida e impide
que me extravíe o muera de hambre o de soledad " (EL
NACIONAL, Cultura, jueves 13
de junio de 1985). Y no es que haya sido privado de su cuarto de hora al sol
de la fama, como la mayoría de los
mortales. No ! A los escasos 25 años con
la estruendosa publicación de su primer libro Breve historia de todas las cosas
(1975), el editor bonarense proclamaba que "había nacido el que
destronaría al rey" [aclara
referencia a García Márquez], añadiendo en la fajilla promocional que rezaba
textualmente: "De Colombia, en los años sesenta, García Márquez, en los
setenta, Aguilera Garramuño." Hizo falta entonces algo más que el
entusiasmo expresado en la reseña del libro escrita por Ray Williams, la promoción del editor argentino y
la promesa incumplida del traductor italiano que terminó muriéndose
prematuramente y antes de que empezara el proyecto, incumpliéndole así la
promesa de hacerlo famoso en Europa:
"Entonces, volví a mis dimensiones naturales" agregaría,
recontándolo, socarronamente el autor. En efecto. Una breve semblanza personal
del hombre nos informaría que ha sido a conciencia y en distintos momentos de
su existencia consagrado violinista, maratonista de cuidado que solía correr de
25 a 40 kilómetros diarios en Cali, bajo el sol del trópico, pugilista bravo,
duro y ágil y recio en el aguante del castigo físico recibido: ha sido además
escritor de tiempo completo a quien seguramente le hubiera gustado más ser
profesor de Filosofía en alemanía que
instructor de español en Kansas como lo fue, y también un simple "despojo
humano" hacinado con otros 600 hombres en un refugio para hambrientos y
abandonados por la suerte en Monterrey; o un gitano llevado por el azar de la
aventura familiar de su madre que recorrió el continente en busca de un hogar
definitivo que sustituyera las andanzas del padre, médico y viajero incansable,
hasta encallar en un pueblecito costarricense donde pudo terminar la secundario
y donde en encontraría en Vilma Alfaro
de Vega, coqueta maestra de literatura y minifalda, su primer modelo e
incentivo para aspirar irremediablemente
las delicias de la literatura con la
mujer que aprobaba o rechazaba sus primeras entonas literarias: "Desde
entonces me dura la obsesión de ligar siempre la literatura con las mujeres y
el erotismo con los estudios literarios
absorbentes. No concibo una literatura lenta, morosa, descriptiva... busco
sobre todo agarrar al lector y tenerlo con las pupilas dilatadas." (¨!) El
autor esta convencido que, para ser consecuentes, las mujeres deberían ocuparse
y preocuparse más por el erotismo masculino.
Garramuño
es autor de una larga serie de libros de cuentos y de novelas entre las que
vale destacar: Los placeres perdidos, El juego de las seducciones, Paraísos
hostiles, Mujeres amadas, Las noches de Ventura, así como de colecciones de
relatos tales como Cuentos para
después de hacer el amor, Cuentos para antes de hacer el amor, Los
grandes y los pequeños amores. Es curioso constatar aquí que los títulos
mismos sugieren la presencia no disimulada de Eros en acción. Y sin embargo,
nos equivocamos si no le creemos al
autor cuando sostiene que en todo ello hay una "búsqueda filosófica
desesperada- a lo Hegel- de la verdadera naturaleza del amor, ligada muy de
cerca a ala búsqueda de la felicidad porque, en última instancia. "No
vinimos al mundo a acumular cosas inútiles, sino a ser felices. La persecución
de la felicidad es la persecución del amor, la más sostenida fuente de
felicidad. " Desde hacer varios
años es hasta la fecha Editor de la Revista de Ciencias de la Universidad de
Veracruz .
Entre
toda su ingente producción nos interesan aquí sobremanera dos de sus últimas
novelas: Mujeres amadas (1998) que ya
va por la segunda edición y la muy controvertida y más reciente titulada Noches de Ventura (1995),
publicada por Planeta en México y por Plaza y Janés en Bogotá bajo el
despiadado y extraño título de
Buenabestia tautología del buen salvaje" (?) que mucha polvareda
extra-literaria ha levantado no sólo en Xalapa
donde reside el autor sino en el Distrito Federal y sobre la cual el
profesor Peter Broad de Indiana University en Pensilvania ha escrito varios
artículos, reseñas y entrevistas, e incluso ha celebrado en su universidad de
IUP simposios con la participación directa del controvertido "erótico Garramuño"
. Aunque muy desiguales, no sólo en el tratamiendo del tema del erotismo, sino
en el desenlace ( el rechazo y consecuente pérdida de la mujer amada, la bella
Irgla, la casta y virgen, la inasible), en la primera, y el abandono y salida del campo amoroso en
la segunda, más por derrota de narciso dolido y temeroso de las consecuencias,
como la despedida fulminante que le hace la Pincesa de Huamantla -Carmina
Ximena escibá- al echarle en cara que
"la ha seducido a base de basura literaria", o quizá por inconsciencia de Eros vanidoso y algo donjuanesco. Pues la
progresiva línea divisoria entre estos dos campos psicológicos, el de Eros y el
de narciso, puede llevarnos a sorprendentes hallazgos, tales como la inusitada
contraposición permanente entre la vida y la retórica; o el de la novela dentro
de la novela o de la novela "externa" y la " interna" en
contraposición a la meticulosa técnica de hacer para deshacer, al decir de Paul
Werrie refieiendose a El buen salvaje de Caballero Calderon: "la roman qui
se fair de ne pas se faire" la novela se construye a base de destruirse,
de deshacerse a la manera de la manta interminable de Penélope mientras resiste
el embate de los posibles suplantadores de Ulises. (5) Las noches de Ventura
son en verdad una sutil parodia, una caricatura bien realizada de estos dos
personajes que actúan en la novela interna y en la externa: el narrador quien,
mientras busca la aventura amorosa como si fuese un enfermo incurable, pretende
por una parte, escribir la gran obra que lo redima del injusto anonimato y por
otra, producir la novela que a dos columnas y en letra menuda retrate el
consultorio del Dr. Amoribus en donde se practica el "arte del amor
absurdo" con fórmulas, recetas y procedimientos igualmente absurdos tales como la "demostración " de
Iris Moonlight y Ventura bajo la observación directa del Dr. Astor y los
asistentes a la fiesta que aplauden el espectáculo Frenéticamente.
Los
encuentros con Bárbara Blaskowitz y más tarde con su hija Trilce en la playa de
Chachalacas, ponen en evidencia la dicotomía entre el amor físico sin
enamoramiento por parte de ella (Bárbara) y literatura/retórica del amor por
parte de Eleuterio-ventura, doble proyecto que gradualmente parece que se le va
saliendo de las manos. El amor así presentado causa tensiones y reacciones en
los objetos amorosos, de la misma suerte que la literatura causa reacciones diversas de índole en los
presuntos lectores. Conscientes de tales reacciones. Ventura escribirá en su Diario que: "Así como las carreras es la vida: así
como la vida, la literatura. Y como literatura, las mujeres... Todo comparte
una misma sustancia, una misma savia" (223)
Las
noches de Ventura se publicó en forma de folletín, según era la costumbre
decimonónica, es decir, por entregas, para realzar además el aspecto episódico
tan común y rasgo distintivo de la telenovela. Esta técnica le permitió, por otra parte,
establecer una inevitable complicidad entre lectores y personajes hasta el
punto de que algunas se vieron retratadas de alguna manera en la conducta de
los personajes, asunto que le creó al autor, sobre añadirlo, un estado de
permanente controversia y especulación públicas entre sus lectores y
detractores. Garramuño no obstante
advierte en el PROLOGO la magnitud de su
proyecto. Según esa advertencia inicial, Noches de Ventura sería sólo la
primera parte de un tratado novelesco compuesto por seis novelas que llevaría
el título absorbente de El Libro de la vida. El segundo, va escrito pero sin
salir al mercado según el autor, se titular tal como era de esperarse. Los insaciables y formaría parte de un emorme
proyecto semejante al del Proust en A la recherde de temps perdu, al de
Lawrence Durrell en El cuarteto de
Alejandría, o al del mismo Robert Mussil en El hombre sin atributos, entre
otros: libros todos estos que estima "modélicos". Es este un diseño
pensado en grande y para largo trecho. NO obstante, siendo como es Garramuño,
terco, perseverante, muy disciplinado y trabajador, no deberíamos sorprendernos
que a la vuelta del años 2000 tengamos
una edición completa en seis volúmenes, un tratado ingente y enciclopédico del
amor, del erotismo garramuñiano, tal como lo hemos intentado explicar
someramente en estas páginas y que contribuyen solo un punto de partida al
estudio de la creciente y valiosa obra de un escritor colombiano radicado en
forma casi definitiva en México.
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